Luis Fernández Cuervo.28 de Junio.Tomado de El Diario de Hoy.
Si un ejército invadiera nuestro país todos aceptaríamos movilizar nuestras Fuerzas Armadas y repeler la invasión, causándole bajas mortales hasta su derrota total. Pues bien, esa es nuestra situación actual. No comienzan a invadirnos. Ya estamos, desde hace tiempo, invadidos por un creciente ejército criminal que observa, con sorpresa primero y regocijo después, que la resistencia que se ofrece a sus asesinatos es blanda, abundante en palabras y pobre en soluciones.
Todavía hay personas que tienen escrúpulos –¿morales o sentimentales?– a que se implante la pena de muerte. Algunos de esos, en cambio, consideran lícito el mal llamado "aborto terapéutico" que no es sino una pena de muerte contra un ser humano inocente e indefenso. Entre los políticos, los más pierden el tiempo en dimes y diretes, en discusiones que no solucionan nada, sin darse cuenta de que la pena de muerte ya está implantada hace tiempo... ¡Para los inocentes! Y es una "pena de muerte" creciente en víctimas e imparable.
Actualmente, cualquiera de nosotros, por pacíficos que seamos, podemos morir de repente por treinta machetazos o por "intoxicación aguda de plomo". Y eso sólo porque nuestra cara le cayó mal a alguien o porque, después de desvalijarnos o secuestrarnos, el delincuente decidió que era mejor terminar la operación matándonos porque los muertos no denuncian.
Pero hay que subrayar que no todos corremos igual peligro de perder la vida. Es precisamente la gente de los barrios y colonias más pobres los que viven con el riesgo más alto de morir asesinados. Son los que tienen que desplazarse todos los días, a pie o en autobús, para acudir a su trabajo; son los que viven en barrios o calles tomados por las maras. Por eso las voces mas indignadas e insistentes en pedir la muerte ya, para todos los maleantes, vienen de esa misma gente, de los que tienen parientes o vecinos mareros, de los que no tienen custodia policial ni carros blindados.
Señores diputados, señores jueces, señor presidente de la República, no escondan, como avestruces, la cabeza en el suelo. La situación es ésta:
1°. Los integrantes de maras sobrepasan en número a los policías. 2°. Crecen sus conexiones con los narcotraficantes. 3°. Los mareros no son los únicos asesinos. ¿Cuántos son los sicarios? ¿Cuántos los narcotraficantes que no se detienen ante el asesinato? 4°. En armamento, los criminales cada vez están mejor pertrechados, pasando ya de las armas blancas y las pistolas a armamentos de combate propios de un ejército. 5°. Tienen gente infiltrada en la policía, en bancos y otras empresas civiles, para saber a quienes extorsionar o secuestrar. 6° Los secuestros, ahora, terminan siempre con la muerte del secuestrado. 7°. ¿Tenemos unos jueces con criterio legal correcto o abundan los que son mas sensibles a los derechos de los criminales que a los de las víctimas? 8°. Supongo que sí, que existirán algunos jueces de buen criterio penal, pero esos jueces, con nombre, familia y domicilio fácilmente identificables, ¿se van atrever a sentenciar a un criminal a una condena por 20 años? ¡Mucho menos a una pena de muerte! Eso es irreal. Por temor a las represalias, dudo que se atrevieran con mareros; menos todavía con narcotraficantes. 9°. Mandar criminales a una de nuestras cárceles, abarrotadas de maleantes ¿para qué? ¿para su rehabilitación? ¿o para que salgan de ella con "maestrías" y "doctorados" en criminalidad?
En mi opinión la situación actual es mas que grave, ¡es gravísima! Si no se pone un remedio rápido y duro, reaparecerán los grupos tipo "mano negra" haciendo una "limpieza social" tan sucia como la de los asesinos. No creo en el simple encarcelamiento. Tampoco me fío de la actual PNC –yo, como muchísimos otros ciudadanos-, ni de la calidad profesional y humana de muchos de nuestros jueces. Estamos en una situación de delincuencia peor que los países europeos en el Siglo XVIII o que los Estados Unidos durante la conquista del Oeste. Y todos ellos, terminaron con ladrones y asesinos aplicando sentencias de muerte, a veces sobre la marcha y sin ninguna garantía judicial. Por eso yo apoyaría, contra todo asesino, la pena de muerte, legal, pero realista: con jueces, fiscales y abogados, anónimos, enmascarados y con juicios rápidos e inapelables.
La otra cara del problema es ir a la raíz y dedicar un elevado porcentaje del Presupuesto Nacional a educación de calidad de todos los niños, también los de las zonas de maras. Tengo experiencia en que los mareros agradecen el progreso intelectual y moral de sus hijos. No todo marero es irrecuperable, tampoco sus hijos.
Por otra parte pienso que saberse condenado a muerte, a fecha fija, sería la ocasión donde los que hasta entonces vivieron como bestias inhumanas, tendrían la oportunidad de un enfrentamiento hondo con su vida, con su conciencia y con Dios.
Es infinitamente mejor morir así, con tiempo para reflexionar, arrepentirse y pedir la misericordia de Dios, que morir a balazos en un enfrentamiento con la mara rival, con la policía, o en un ajuste de cuentas sorpresivo dentro de la cárcel.
Este sr propone algo peor... algo asi como asesinar al estilo escuadron de la muerte de los 70s!!! Nuestra derecha no pasa de alli!!! Propone el sesudo asesinar en nombre del estado con capucha y en anonimato!!!! Vaya ud a saber de los mas agudos pensadores salvadoreños!!! Vivir para ver estas horrendas estupideces.
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