Evangelina del Pilar de Sol. 27 de Junio. Tomado de El Diario de Hoy.
El mayor drama humano vivido por nuestra patria, –jamás antes visto–, ha sido la reciente horrenda masacre de quince humildes salvadoreños y salvadoreñas, contando una bebé, calcinados vivos en salvaje ataque terrorista a un bus.
Los dramas humanos se dan por millares en historias determinadas, que cuentan las trágicas miserias de personas con nombres y apellidos, como fueran las de las anteriormente mencionadas inocentes víctimas del crimen organizado; o de tantos buseros asesinados por extorsionistas, o de víctimas de huracanes, terremotos, alcohol, drogas, desempleo, pobreza, o de niños y mujeres violadas, o vapuleadas por maridos machistas, o de familias desintegradas, de enfermedades terminales, de guerras, balas perdidas, secuestros, injusticias y toda violencia humana. Pero no cabría en este corto artículo seguir enumerando, porque de cierta forma, todos los seres humanos no estamos exentos de haber vivido en algún momento, o de estar viviendo, algún drama humano.
Ahora bien, ¿dónde está la Procuraduría de los Derechos Humanos? No hemos oído ni leído pronunciamientos del Procurador hacia los derechos de estas 15 víctimas atrozmente quemadas vivas en el bus, o sanción contra los salvajes asesinos de tan terrorífico asesinato.
Similarmente no le oímos dar ni siquiera un sentido "mú" cuando el asesinato a puñaladas del jovencito captado por un foto-periodista. Tampoco se pronunció defendiendo los derechos de justicia para la familia de las dos jovencitas descuartizadas, o expresó repudio contra la jueza que omitiendo pruebas contundentes, liberó a los descuartizadores. ¿Es que acaso para él es válido el refrán "el muerto al hoyo y el vivo al bollo" –(baile)–?
No obstante, cuando implica conveniencia política, le atribuye vida a los dramas humanos mediante exposiciones mediáticas concretas, conociendo que estas implican un indudable poder de conmover mediante las emociones, tácticas engañosas que tienen usualmente determinada finalidad porque, –aunque nadie con sentimientos humanitarios puede dejar de sentir fuertes emociones de solidaridad con el que sufre–, al manipular los sentimientos con esas tácticas se corre el riesgo de cegar parcialmente la capacidad de analizar definidas situaciones, fijando la vista sólo en una parte y no en el todo.
Esto está sucediendo al oponerse al desalojo de las ventas ilegales de las calles, justificándolas por la pobreza que sufren muchos salvadoreños que viven de estas, porque al hacerlo no está presentando una visión equilibrada del problema. A partir de esa inflexión, se nota que personifica sólo algunos de los dramas humanos de algunos excluyendo a conveniencia, los del resto que por igual sufren dramas causados por los anteriores.
Como máxima autoridad en derechos humanos debería reconocer que éstos no son exclusividad única de algunos, sino de todos los salvadoreños. Entre esos derechos de todos los citadinos puede mencionarse la salud pública, afectada por el total chiquero que se ha vuelto la capital con esas ventas donde pululan ratas y cucarachas, dañinos animales que necesitan erradicarse porque, ¿cómo mantener la salubridad indispensable de un hospital, con estos peligrosos portadores de enfermedades y virus, reproduciéndose en la suciedad de las ventas ilegales, en sus alrededores? Los excrementos de ratas producen la Leptospirosis, Toxoplasmosis, Hantavirus y otras enfermedades no menos graves. ¿Acaso los enfermos de los hospitales no tienen derechos y no representan igualmente dramas humanos y para el Procurador los derechos son exclusividad de quienes él decide? ¿Y qué me dice de los derechos de los transeúntes que comprando en ese chiquero están expuestos a contraer tales enfermedades?
El derecho humano de libre circulación, o de tránsito (Art.13) es violado por las tomas de calles obstruidas por ventas. De manera similar está el derecho humano a la vida y a la integridad física (Art.3), violado con la usurpación de aceras a los peatones, exponiéndoseles a ser atropellados, o a la constante amenaza de delincuentes cobijados por muchas de esas ventas.
No se puede, partiendo de emociones, fabricar corrientes de opinión para violar leyes, cuyo objetivo es promover intereses propios.
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