Contra Punto-Si unos se van, otros llegarán

Escrito por Manuel Sorto. 31 de Enero. Tomado de Contra Punto.

Sus argumentos señor presidente no son correctos en este caso, o adolecen de análisis más profundos e inventivos de parte del Estado

SAN SALVADOR - El presidente parece asustado por la amenaza de cierta compañía telefónica en especial que amenaza con retirarse del país y con el desempleo que esto conllevaría: hasta 12.000, se dice, o dicen.

Yo digo a la Nación, de acuerdo, que se retiren, pero no sin indemnizar debidamente a sus empleados y por mínimo 6 meses más, el tiempo normal de desempleo que los países civilizados obligan a pagar a cualquier empresa que se retire del mercado solo « porque ya no me conviene ».

Porque de irse esa compañía, otra vendrá a reemplazarla. Contentas estarán varias de las otras. No veo por qué preocuparse. Ninguna compañía de esas es indispensable. Lo único indispensable y esencial en nuestro país y en cualquier otro, son los ciudadanos. Y quien quiera trabajar, invertir y jugar con nosotros y en nuestro país, y no importa en que área, tiene que hacerlo con nuestras reglas y no imponernos las suyas. Pueden irse a Honduras, por ejemplo, donde ya frenaron el leve impulso democrático y popular que como país llevaba. Y ya veremos cuanto tiempo les dura la fiesta, así comienzan las serias rebeliones de los pueblos. Y para muestra un botón: el nuestro.

En cuanto a la inversión inicial de equipo que dicen que recuperan o amortizan con esa cuota fija que tal parece debe existir por toda la eternidad, yo le digo al señor presidente que no seamos tan ingenuos. O sea, estos señores no quieren correr los riesgos que cualquier empresario corre con la inversión inicial que debe hacerse en todo buen negocio. ¡Pero nos imaginan estúpidos? Claro que sí. Siempre lo hemos sido porque ningún gobierno ha estado para defender el país, es decir: nosotros, de las garras de estos mercenarios económicos. Gobiernos que siempre han tomado su tajada en dichas inversiones.

Sus argumentos señor presidente no son correctos en este caso, o adolecen de análisis más profundos e inventivos de parte del Estado sobre el comportamiento con los inversionistas privados de las compañías telefónicas. Y aclaro que no hay ninguna mala voluntad en lo que digo.

Si no les conviene que se vayan y que dejen de amenazar. PERO sin irse sin las debidas indemnizaciones a los trabajadores de la empresa, y quizás ya pensándolo bien, al Estado mismo, que somos nosotros: es también con nosotros que tienen contratos de servicio. La discusión está servida.

Si unos se van, otros llegarán