En reciente entrega en este espacio expresé mi opinión sobre el uso de computadoras por nuestra juventud: “Los hace dundos...”. Dicha opinión me generó considerable cantidad de correos, a favor y en contra, y en uno de ellos hasta se me tildó de “Tecnorreaccionario”... vaya usted a saber qué es eso.
Escrito por Carlos G. Romero. 27 de Enero. Tomado de La Prensa Grafica.
Esto me llevó a profundizar un poco más en el tema. Sin embargo, antes de entrar en lo formal del tema, creo que tiene cierto valor explorar un poco los fundamentos de mi opinión, totalmente empírica, producto de las experiencias de un padre de familia. Con hijos de 10 a 36 años he visto pasar en mi hogar a varias generaciones tecnológicas, desde la Apple II, pantalla color ámbar, fondo verde oscuro, cuando internet era solo un alambre, hasta las “full color” de ahora, con internet en todo su esplendor. Como ingeniero, participé activo de aquella revolución tecnológica en Estados Unidos, con un ojo admirando aquellas “cajitas”, pero con el otro, como padre, con un ojo crítico en el interactuar de estas con mis retoños.
Pregunto: ¿Qué valor educativo puede tener sentarse a apretar un botón de manera repetitiva? ¿La violencia de los juegos de video? ¿Que un cipote de cinco años aprenda a crear una carpeta?
En mi tiempo hubiera sido inconcebible que el señor cura nos enseñara a usar archivos de manila, ya no digamos el uso sin supervisión de internet. No nos damos cuenta de que internet es una gran avenida donde pululan toda clase de caracteres. Uno de los casos más referentes es el del paidófilo en Estados Unidos que se hizo “amigo” de una niña de 1o años. El depravado viajó desde Minnessota hasta Connecticut para “conocer” a la niña, que si no hubiera sido por la atención puntual de un vecino aquello hubiera sido una gran tragedia.
Esta semana mí hija tenía que escribir, como parte de una tarea, los nombres de los 12 apóstoles. Veamos cuál de las alternativas es más edificante: ¿que las busque en Google?, ¿que las busque en un texto? o ¿que me pregunte y juntos los buscamos? Con razón Einstein no era partidario de los textos... Gracias a Dios no conoció las “cajitas”, se muere antes de tiempo.
El profesor de Harvard Alvin Poussaint, psiquiatra de renombre; la también psiquiatra Marilyn Benoit, especialista en psiquiatría de la niñez y la adolescencia; y Mary Pipher, autora de “Reviving Ophelia”, publicaron un reporte titulado “El oro del necio: Una mirada crítica a la niñez y las computadoras” (“Fool’s Gold: A Critical Look at Computers in Childhood”), este concluye que las computadoras en la educación de la niñez presentan un serio riesgo en términos del buen desarrollo del niño; proponen un moratorio en la introducción de más computadoras en el sistema educativo excepto en aquellos casos de ciertas discapacidades; y que la inversión destinada a la adquisición de computadoras se gaste en mejorar la calidad del docente, en programas de recreación, de interacción social, de contacto con la naturaleza, artes, música, etc.
La literatura prevalente en el tema es coincidente con los hallazgos y las recomendaciones de este estudio. Como hemos insistido, no hay texto ni computadora que pueda transmitir nuestros valores y principios, somos todos, la familia en primer plano, el docente, nuestro comportamiento en la plaza pública lo que educa a la próxima generación.
Como sociedad y estado “o invertimos hoy en educación o en más vigilantes mañana”.
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