Los disidentes areneros nunca han estado realmente identificados con los intereses populares y su líder no se parece en nada a Robin Hood.
Escrito por Joaquín Samayoa.27 de Enero. Tomado de La Prensa Grafica.
Por lo que desvela y también por lo que oculta, me resultó interesante ver, hace un par de días, uno de esos minirreportajes que suelen insertarse para romper la monotonía de las entrevistas matutinas. Los televidentes no tenemos manera de saber cuál exactamente había sido la pregunta ni cómo los editores seleccionaron las respuestas que salen al aire. Lo curioso es que, en esa ocasión, todas ellas coincidían en que los viejos deben apartarse y ceder espacio a los jóvenes en la conducción de ARENA.
Me pregunto si habrían sido similares las apreciaciones de la gente si se les hubiera preguntado por los dirigentes del PCN o del FMLN. No lo sabemos. Esa pregunta nunca la hacen, a pesar de que otros partidos también tienen sus dinosaurios y obtuvieron peores resultados que ARENA en las elecciones del año pasado. Aparentemente los periodistas y la gente usan estándares diferentes para valorar la antigüedad de los dirigentes según el partido al que pertenecen. Además, en estos días lo que está de moda es darle palos a ARENA. Sus viejos son demasiado viejos y sus jóvenes son demasiado jóvenes.
Pero talvez los periodistas no están tan pendientes de las cúpulas de los demás partidos porque el estancamiento en que se encuentran no les parece noticia interesante. Ojalá sea solo eso, un estrecho criterio periodístico y no, como se afirma cada vez con mayor insistencia, que algunos han sucumbido a sobornos y han adoptado la agenda política de sus benefactores.
De cualquier forma, las críticas a la dirigencia arenera están a la orden del día. Se les critica por haber maltratado a los que exigían conservar una considerable cuota de poder. En aras de la unidad, el nuevo COENA debió haber continuado la práctica de pasar por alto los errores y los abusos de sus correligionarios. Un ex presidente del COENA llegó al colmo de afirmar que el desmembramiento que ha sufrido el partido pudo haberse evitado con un par de tragos y unas cuantas palmaditas amistosas. Se ve que a este personaje, cuando le contaron el cuento de Caperucita Roja, omitieron mencionarle los disfraces del lobo. ¿Será posible tanta ingenuidad o debemos sospechar que hay otros intereses?
Algunos diputados y alcaldes se han separado del partido, con bombo y platillos, acusando al COENA del grave error de no hacer exactamente lo que ellos quieren y en el preciso momento en que ellos lo quieren. Dicen luchar por la institucionalidad, pero rechazan y desafían a las autoridades que fueron ratificadas con estricto apego a las normas y los procedimientos que establecen los estatutos del partido.
Lo que ha estado ocurriendo en ARENA es una lucha por el control de las instancias de decisión. Cuando se da ese tipo de enfrentamientos, ninguna de las partes puede alegar pureza absoluta de intenciones, pero es mucho más débil, desde el punto de vista moral, la posición de los que buscan mantener un poder cuyo ejercicio ha sido objeto de tantos cuestionamientos por corrupción, encubrimiento e ineficiencia.
Los que han abandonado las filas de ARENA y los que, desde dentro, siguen torpedeando sus esfuerzos de renovación, aunque se amparen en mil razones aparentemente válidas, están violentando un axioma fundamental de las organizaciones políticas: el que pierde debe ceder el espacio a otros y permitir que intenten hacer las cosas de diferente manera.
Según esa lógica crudamente pragmática pero no desprovista de sentido ético, hay una gran diferencia entre los ex presidentes que han sido protagonistas abiertos o encubiertos de la crisis en ARENA. Los tres primeros le ganaron un siguiente período a su partido, mientras que el último lo llevó a la derrota.
Pero más allá de factores personales, el futuro de ARENA dependerá de la claridad con la que defina y comunique su nueva identidad, enriquecida con los errores y los aciertos de sus muchos años en el poder. Una de sus más importantes batallas ideológicas tendrá que librarla dentro del propio campo de la derecha. Tendrá que salir al paso de una ficción que, por tanto repetirse, empieza a parecer verdad.
Los disidentes areneros nunca han estado realmente identificados con los intereses populares y su líder no se parece en nada a Robin Hood. Conservan estrechos vínculos con la parte más retrógrada del gran capital y ciertamente han buscado socavar el poder de los empresarios más progresistas, pero no para dárselo al pueblo sino para favorecer a una nueva argolla que es tanto o más excluyente que cualquiera de las conocidas argollas doradas.
Declaraciones recientes de dirigentes areneros muestran una vision politica a todas luces anacronica con los avances democraticos en ES. Ese atrazo de ideas y principios combinado con el capital que ese sector abraza hechan abajo la esperanza expresada por el analista de que "el futuro de ARENA dependerá de la claridad con la que defina y comunique su nueva identidad, enriquecida con los errores y los aciertos de sus muchos años en el poder". No seran capaces de definir una identidad "nueva". No seran capaces de renovarse. Es esta la razon por la que no se les pide a los carvernicolas del FMLN y del PCN su retiro. Esos partidos no estan en la crisis que arena atravieza. Por otro lado no queda ya duda alguna de que la crisis de arena no tiene sus bases en conspiraciones externas o algo asi, es un ciclo que se cierra. Cosechan lo que han venido sembrando durante casi 20 largos años. Las tendencias son claras. Los pobretones derechistas tomaron fuerza con la derrota de arena. No solos los pobretones lo hicieron sino tambien lobos solitarios que estan en el partido por que no hay otro donde ser de derecha y amazar poder. Nadie cree que ellos sean buena gente por que dejan el partido arena para ser algo mejor. De ese partido no puede salir algo bueno!.Solos quedan los cavernicolas con poder economico, incapaces de ver a los demas de otra manera sino como "colonos" en su finca. Ellos y los arrimados,los ultimos con buenas ideas pero sin valor, ni poder de arrancar la empresa solos. Arena no se renovara. El resurgimiento de arena depende de ahora en adelante de que tan efectiva sea la gestion de Funes. Si Funes lo hace bien tendra para rato.
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