Dos estudiantes de bachillerato aparecieron estranguladas y en bolsas negras. Un pequeño kínder tuvo que cerrar luego de que las maestras fueron golpeadas y amenazadas de muerte por sus extorsionistas pandilleros.
Escrito por Gabriel Trillos.31 de Enero. Tomado de La Prensa Grafica.
El drama que se vive día a día no es un invento ni exageración de los medios de comunicación. Los medios apenas y alcanzamos a reportar algunos cuantos casos, apenas y reportamos un porcentaje mínimo de lo que está sucediendo en nuestro país, y ni siquiera las autoridades reciben queja de tantas y tantas víctimas, pues sabemos que la mayoría no denuncia por miedo o por la percepción de impunidad, la impotencia de saber que si se denuncia se pone en peligro la vida propia o de familiares.
Esta semana he comenzado a escuchar al mismo presidente de la República y luego a su ministro de Seguridad hablando de la necesidad de buscar asesores en el extranjero, y también he escuchado a diputados anunciar que van a viajar para ver casos del combate al crimen en otras latitudes. ¡Pérdida de tiempo!... ¿Para qué? Acá ha habido experiencias y planes que han dado resultados, se tienen archivados documentos y análisis, se tienen propuestas y va a haber más propuestas, se tiene gente de mucha experiencia en asuntos de seguridad, muchos jueces, fiscales, policías, investigadores privados, militares, abogados particulares, empresarios de todo nivel, ya han estado en otros países en muy buenas capacitaciones o han vivido experiencias que podrían ser un gran aporte; sin embargo, ante todo se necesita la disposición y un cambio de actitud comenzando por las nuevas autoridades de seguridad pública.
Estados Unidos ha ofrecido ya apoyos importantes en asesorías; ahora bien, también ayudaría que las autoridades del norte pudieran aportar y entender nuestra situación coyuntural de emergencia en seguridad y detener las deportaciones de criminales y pandilleros, pues ellos muy bien conocen el caso actual de El Salvador y saben que cada criminal que nos mandan aumenta el problema.
Tenemos ya las propuestas hechas por el ministro de la Defensa que ha causado escozor en analistas y puristas, pero el que no ha tenido espacio para ser discutido y analizado en el contexto complicado que se vive, no en el rigor de la teoría, sino bajo el drama de la realidad.
Habría que despolitizar la discusión y el actual Gobierno debe tener la madurez y sensatez de revisar y aceptar que hubo planes que sí tuvieron sus frutos, como el denominado Plan Sarisa, por poner un ejemplo; había activado un Consejo de Seguridad Nacional y había foros regionales antipandillas que ya no han tenido actividad.
Hay que escuchar la voz de desesperación de la gente y darse cuenta de que sí necesitamos medidas especiales. El presidente debería convocar a los presidentes de los otros órganos del Estado y declararse todos en emergencia. Hay medidas urgentes que poner en marcha en los tribunales y hay aportes legales que los diputados deben analizar para dar las herramientas jurídicas necesarias. Hay que dejar de perder el tiempo en discusiones menores y entrarle pronto a la seguridad. El tiempo avanza y nuestra gente sigue muriendo, sigue sufriendo.
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