Necesitamos urgentemente una mirada nueva sobre la problemática de la inseguridad y violencia que nos tiene desesperados. Me comentaba una persona que vive en uno de los barrios marginales de las quebradas del gran San Salvador, que todos los días le pide a su hijo de 11 años que no se meta con los mareros pero que no vaya tampoco a maltratarlos porque se pueden ofender y golpearlo. Con esta cotidiana conversación logra estar pendiente sobre las inseguridades del joven ante el acecho constante por recluirlo. Otra persona se quejaba que en su colonia no entra ninguna empresa a distribuir productos ni nadie se atreve a emprender un pequeño negocio por miedo a la renta. La angustia de los padres de familia que no saben si sus hijos regresarán al hogar después que salen de la escuela es un suplicio diario.
Escrito por Kalena de Velado. 31 de Enero. Tomado de La Prensa Grafica.
Recuerdo que un profesor de Harvard hace años comentaba sobre un estudio de niños de escasos recursos con excelentes notas, en el cual el factor determinante para el desempeño educativo exitoso era la presencia y disponibilidad de la madre, aunque fuera iletrada. En la misma línea, Sophia Aguirre, doctora en Economía, disertó para la empresa privada salvadoreña acerca de la importancia en la asignación del tiempo dedicado a la familia y al descanso que hacen las personas, y su impacto positivo o negativo en la producción de riqueza económica y el capital social. Un ejemplo que dio fue cenar en familia. Señaló una dramática diferencia de 169% de mal juicio al elegir amigos drogadictos entre los niños que comen solo dos veces por semana en familia comparada con los que lo hacen de 5 a 7 veces con sus padres (el riesgo solo es 13%). Si tienen malas amistades, no terminarán primaria y serán caldos de las maras. Si cenaban entre 5 a 7 veces por semana, el porcentaje de mejora del rendimiento académico de los hijos subía un 38%, frente a unos padres que solo comían dos veces por semana juntos en familia. Departir familiarmente los alimentos, aun cuando quizás los niños pequeños molestan, se distraen y se quejan sobre el sabor de la comida, es el ambiente ideal para establecer lazos irrompibles de seguridad y sentido de pertenencia. Durante la comida, los hijos comentan cómo les ha ido en el día con sus compañeros y vecinos, dando ocasión de trasmitir tradiciones y valores éticos y religiosos. La costumbre de la comida familiar frecuente ayuda a desarrollar la inteligencia emocional, necesaria para reconocer, gestionar y encauzar los sentimientos y emociones propios y ajenos para lograr una buena (asertiva) comunicación
Sin importar el tamaño, los empresarios podríamos prevenir la violencia juvenil examinándonos si facilitamos que los colaboradores puedan tener un mejor equilibrio entre su vida laboral y familiar. Se puede apoyar a los empleados para que, dentro de lo razonable, tengan la oportunidad de ajustar sus horarios a las necesidades de balancear la vida familiar con el trabajo, desde un enfoque flexible y de responsabilidad social. A veces implica hacer malabarismos para que puedan asistir a las reuniones con maestros, cenar juntos o no trabajen más que un domingo al mes. Preguntarse: ¿Asigno puestos de trabajo cercanos a su casa? ¿Existe transporte seguro?
Ante la desesperante situación delincuencial, la Cámara de Comercio e Industria lanzará mañana lunes 1.º de febrero un documento de propuestas denominado “Pronunciamiento Ciudadano contra la Delincuencia “Yo Exijo Vivir Sin Miedo”, con el objetivo de que sean discutidas y lograr consensos que permitan llegar a soluciones efectivas que involucren a toda la sociedad y exigiendo al estado acciones concretas para reducir los índices delincuenciales.
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