Editorial. 31 Enero. Tomado de Contra Punto.
Por primera vez en la historia local una alianza democrática y de izquierdas llega al poder gubernamental en El Salvador
SAN SALVADOR – La política es apasionada, pero los políticos deberían ser más realistas que apasionados. Las pasiones, como las iras, son pasajeras, pero lo que queda es la realidad.
Las ideas y los sueños nacen de la realidad; si esa realidad no está siendo vista de manera objetiva, las perspectivas y las expectativas que alguien se puede formar van hacia el fracaso.
En el caso actual de El Salvador, existen problemas graves, la mayoría heredados no sólo de los cuatro gobiernos areneros, sino de históricas concepciones conservadoras y arcaicas, como el machismo generador de violencia y de desigualdad; como la religiosidad que lleva al individuo al conformismo; como la arbitrariedad del poder político y económico que ha segregado y excluido a una inmensa parte de la sociedad de la elección de los destinos patrios.
Por primera vez en la historia local una alianza democrática y de izquierdas llega al poder gubernamental en El Salvador. Esa alianza está gobernando y está cambiando a El Salvador; está haciendo cosas que nunca se soñaron hacer mientras estuviera la derecha el gobierno, como reconocer las atrocidades del ejército en la guerra civil y pedir perdón por ello; se conoce ahora también de un acuerdo con los lisiados y víctimas de guerra.
Se estás impulsando planes que tienden a aliviar la situación de los menores de edad, de los ancianos y de los jóvenes en zonas de pobreza extrema.
Sin embargo, existen otras acciones en las que han primado ideas y concepciones arcaicas: las “echadas” de funcionarios del gobierno sin respeto a su dignidad; la falta de negociaciones entre el gobierno y el parlamento; la debilidad en el sistema de seguridad pública y las ausencia de acciones para el alivio del costo de la vida y la generación de empleos.
Las preguntas son: ¿Lo que se no se ha hecho, está por hacerse o no se hará? ¿Alguien está midiendo si los compromisos de campaña se están cumpliendo y en qué medida? ¿Hay una comunicación sincera y seria entre el gobierno y su partido de gobierno, así como entre todas las fuerzas del cambio?
Apenas han pasado 7 meses del cambio. No creemos que objetivamente, en un marco democrático y de respeto a las leyes vigentes, se pueda hacer mucho para cambiar el país, incluso en cosas sensatas. El desorden heredado es demasiado grande: eso es realismo. Pero el tiempo del reordenamiento político debe ya tener una plataforma.
Es realismo también ver como la derecha derrotada tiene un caos que no ha resuelto. No obstante, en la medida que se acerquen los eventos electorales habrán de ponerse de acuerdo y buscar posturas comunes.
La izquierda tendría que hacer lo propio ante la realidad de crisis que vive El Salvador, y todo su alrededor. Buscar conjuntar esfuerzos. Del buen desempeño gubernamental saldrá fortalecida la posibilidad de reelección. Por lo tanto, es el bueno gobierno la prioridad y no la vista puesta en el próximo evento electoral. Es por ello absurdo e inconcebible que unos le griten “inmorales” a otros, mientras los otros le devuelven la ofensa con “traidores”…
Son grandes los desafíos. Son grandes los sueños, pero son muy inmensos también los problemas inmediatos a resolver.
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