Varios ministros, jefes policiales, algunos políticos y el corifeo de la izquierda consideran que amordazar a los medios de difusión es un paso esencial para adelantar su proyecto.
Editorial. 29 de Enero. Tomado de El Diario de Hoy.
No hay claros planes para detener el repugnante auge de la criminalidad, pero sí hay iniciativas y propuestas para imponer censuras a la libre expresión y meter a periodistas y escritores a la cárcel. Cada mes sube el número de homicidios, extorsiones, asaltos, amenazas y va extendiéndose el control del crimen organizado sobre muchas zonas del país sin que se pase de proponer "la prevención" como el más eficaz remedio.
Pero amordazar a los comunicadores y a los medios de difusión parece tener prioridad sobre otras tareas de país. Varios ministros, jefes policiales, algunos políticos y el corifeo de la izquierda consideran, por las señales que hay, que amordazar a los medios de difusión es un paso esencial para adelantar su proyecto. Y tienen razón: es incompatible la libertad con el autoritarismo o la dictadura.
A todos esos esfuerzos para coaccionar, callar, perseguir y en lo posible encarcelar, se agrega un recurso en la Corte Suprema que facilitaría a mafiosos, malos funcionarios y corruptos perpetrar fechorías sin que nadie pueda denunciarlos. Y no podrán hacerlo porque la "defensa del honor" se va a colocar sobre la libertad esencial de las democracias.
¿Recuerdan, estimados lectores, la petición del actual vicepresidente de imponer fuertes controles sobre lo que se publica y transmite en el país?
De validarse la demanda, esos "fuertes controles" entrarán en vigencia de inmediato, pues por apreciaciones subjetivas ("he sido difamado") periodistas y medios de difusión quedan expuestos a largos y costosos juicios para que al final se vean forzados a escoger entre una conciliación de varios millones de dólares o la cárcel. Y lo que luego puede sucederles en la cárcel no cuesta imaginar.
Harán de cada medio un censor de otros
Ni los periodistas ni los medios de difusión pueden ser parte en el proceso para defenderse y ser oídos, pese a a que son los únicos a quienes la ley afecta en forma directa, pues no se va a aplicar al gremio de constructores, a la mediana empresa o a los cabecillas de maras, sino sólo a los que opinen, critiquen, informen, respalden o denuncien.
El sector de la información, que da empleo directo a decenas de miles de personas, puede derrumbarse con la censura, que ahora dispondrá de muchos recursos: negar información, bloquear el acceso a decisiones y documentos, forzar cierres de programas, castigar con multas mucho de lo que se transmite y, como remate, enjuiciar "en defensa del honor".
Como no se nos quiere oír --estamos predicando en el desierto como Juan El Bautista-- al menos se debe recordar que ya hay jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre encausar penalmente por lo que se dice y difunde. La Corte Interamericana ha rechazado la repugnante práctica de procesar como criminales a quienes informan y opinan.
La Corte Interamericana excluye las penas de cárcel pero admite procesos civiles cuando el acusador puede demostrar que hubo "animus injuriandi" en lo que se dijo.
Es también obvio que el responsable de programas y publicaciones no puede ser parte en procesos por lo que publique, pues eso haría de cada editor, accionista y medio de difusión un censor sobre lo que otros digan y escriben.
La Constitución garantiza la libertad de expresión pero un fallo constitucional como el que ahora se analiza, facultaría a los medios a censurar lo que se les pide difundir.
elsalvador.com :.: Hay planes para censurar, pero no los hay contra el crimen
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