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2010/01/29

LPG-La libertad de expresión en gravísimo riesgo

En el caso de la libertad de expresión, hay que tener plena conciencia de una verdad que los hechos mismos demuestran a cada paso: es una libertad que a todos nos atañe...

Escrito por Editorial.29 de Enero. Tomado de La Prensa Gráfica.

La libertad de expresión, que es una de las fundamentales en cualquier sociedad civilizada, está siempre expuesta a distintos ataques desde las diversas áreas del poder o del interés particular. Esta libertad constituye una garantía suprema para el desempeño efectivo de todas las otras libertades, porque cuando se pierde o se quebranta el conglomerado social entra inevitablemente en un espacio crecientemente sombrío, en el cual nadie puede estar ni siquiera mínimamente garantizado en la posibilidad de defender sus derechos. Por eso, la defensa de esta libertad se convierte en factor decisivo para asegurar el imperio integral de la ley.

En estos días, la libertad de expresión en El Salvador, que ha costado tantos sacrificios y ha superado tantas vicisitudes históricas, está de nuevo en grave riesgo, ante la inminencia de una decisión de la Sala de lo Constitucional, que por la naturaleza de su función viene a ser algo así como el primer poder del Estado, ya que decide inapelablemente sobre la constitucionalidad o inconstitucionalidad de las leyes. En este caso, un recurso de inconstitucionalidad viene pendiendo, como espada de Damocles, sobre los artículos del Código Penal que impiden la penalización de la crítica periodística.

Una decisión de la Sala de lo Constitucional que aceptara dicha pretensión de inconstitucionalidad constituiría un retroceso histórico de proporciones incalculables, para el régimen de libertades y para el sano y normal desenvolvimiento de nuestra democracia. Sería en realidad un atentado contra el proceso nacional en su conjunto, cuya salud y vitalidad son responsabilidad de todos, y en especial de los que están llamados a tutelarlo.

Defendamos nuestras libertades

Cuando una sociedad se encuentra inmersa en un dinamismo modernizador como el que afortunadamente caracteriza hoy a la sociedad salvadoreña, es cada más evidente que hay un deber compartido por todas las instituciones, entidades, organizaciones y ciudadanos en el sentido de estar atentos a los riesgos que va encontrando el proceso en su ruta de avance, y desde luego  poner todas sus voluntades y energías para defender, cada quien desde su lugar de incidencia, las difíciles conquistas acumuladas.

En el caso de la libertad de expresión, hay que tener plena conciencia de una verdad que los hechos mismos demuestran a cada paso: es una libertad que a todos nos atañe, que a todos nos compromete y a todos debe importarnos al máximo. En la medida que la libertad de expresión se expande y se desarrolla, el progreso y la convivencia pacífica también lo hacen; en la medida que dicha libertad se restringe o se deteriora, todas las otras amenazas e inseguridades empiezan a aflorar sin control.

Estamos a tiempo de hacer una reflexión valiente, comprometida y profunda en torno al riesgo que venimos comentando. Las instituciones deben dar el ejemplo de la máxima sensatez y responsabilidad, y las encargadas de la justicia tienen al respecto un rol aún más determinante. Estamos en alerta frente a la inminente resolución de la Sala de lo Constitucional, y hacemos una instancia respetuosa pero muy firme para lo que se resuelva sea lo congruente con el Estado de Derecho y con la salud básica de nuestra democracia.

La libertad de expresión en gravísimo riesgo

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