Escrito por Moisés Gómez. 27 de Enero. Tomado de Contra Punto.
Desde antes del terremoto que sacudió la isla caribeña, los mismos eran víctimas del capitalismo rampante en boga que no ve personas y dramas humanos sino solo oportunidades de mercados, consumidores y mano de obra barata
SAN SALVADOR-Ante tanta tragedia que asola a nuestro mundo, especialmente, conmueve la tragedia de los haitianos y, es todavía más duro aceptar, que ya desde antes del terremoto que sacudió la isla caribeña, los mismos eran víctimas del capitalismo rampante en boga que no ve personas y dramas humanos sino solo oportunidades de mercados, consumidores y mano de obra barata…
El dolor humano que envuelve nuestro mundo nos remite a pensar inmediatamente en las enseñanzas del magisterio de nuestra madre Iglesia Católica, debemos pensar la realidad del mundo atribulado a la luz de los principios permanentes de la Doctrina Social.
1- La dignidad de la persona humana: podemos afirmar sin lugar a dudas que no hace falta ser creyente para reconocer la dignidad de la persona humana. La encíclica Gaudium et Spes nos dice que: “la razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la unión con Dios. Desde su mismo nacimiento el hombre es invitado al diálogo con Dios” (N°19). También desde la antropología filosófica recordamos como Kant afirma contundentemente: “obra de modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio”1.
A partir del fundamento del principio de la dignidad de la persona humana podemos inferir otros dos grandes principios rectores del obrar humano: solidaridad y subsidiariedad.
2-Solidaridad: Juan Pablo II nos decía en la encíclica Sollicitudo rei socialis que ella consiste en: “la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, porque todos somos verdaderamente responsables de todos” (N°38f). Del principio de solidaridad derivamos dos más: el destino universal de los bienes y la opción preferencial por los pobres, examinemos ambos:
3-Destino universal de los bienes: en la Laborem exercens se nos indica que su importancia radica en considerarse “el primer principio de todo el ordenamiento ético-social” (N°19b).
4-Opción preferencial por los pobres: desde el Papa León XIII ha sido un tema muy recurrente, Juan Pablo II incluyó este concepto (que fue uno de los grandes aportes de la III Conferencia Episcopal Latinoamericana celebrada en la ciudad de Puebla, México en febrero 1979) en dos grandes mensajes papales: en la Sollicitudo rei socialis y en la Centesimus annus. Comentando este principio Jon Sobrino afirma que “Los pobres de la opción son, además, históricamente pobres; son los empobrecidos por otros. Pobreza no es mera carencia, no es mera dificultad de dominar la vida, sino dificultad de vivir causada por otros e ignominia añadida introducida por otros. Pobreza entonces es pecado, "clama al cielo" (Medellín, justicia 1), "es contrario al plan del Creador y al honor que se merece", (Puebla 28). Y los pobres son dialécticamente pobres. Históricamente, pobre dice relación intrínseca a opresor; dialécticamente, dice relación intrínseca a rico. Puebla asienta la flagrante y creciente diferencia entre ricos y pobres: "La verdad es que va aumentando más y más la distancia entre los muchos que tienen poco y los pocos que tienen mucho". Pero, además, da la razón: existen "ricos cada vez más ricos a costa de pobres cada vez más pobres" (n. 30)”2
5-Subsidiariedad: este principio aportado por el magisterio papal tiene una importancia política, social y jurídica tan relevante y de tal magnitud que hasta ha sido incorporado en el Tratado de Maastricht (Art. 5) que funda la Comunidad Europea. El Papa Pío XI nos explica en qué consiste este principio: “"Es verdad, y lo prueba la historia palmariamente, que la mudanza de las condiciones sociales hace que muchas cosas que antes hacían aun las asociaciones pequeñas, hoy no las puedan ejecutar sino las grandes colectividades. Y, sin embargo, queda en la filosofía social fijo y permanente aquel importantísimo principio que ni puede ser suprimido ni alterado; como es ilícito quitar a los particulares lo que con su propia iniciativa y propia actividad pueden realizar para encomendarlo a una comunidad, así también es injusto, y al mismo tiempo de grave perjuicio y perturbación para el recto orden social, confiar a una sociedad mayor y más elevada lo que comunidades menores e inferiores pueden hacer y procurar. Toda acción de la sociedad debe, por su naturaleza, prestar auxilio a los miembros del cuerpo social, mas nunca absorberlos y destruirlos" ((Quadragesimo anno, n. 79).
Si analizamos cada uno de estos grandes principios y su puesta en práctica en la vida, comenzando por el precepto de la dignidad de la persona humana vemos como para algunos sistemas de organización social, como es el caso del capitalismo neoliberal, unas vidas se estiman más que otras principalmente se estiman en función de su posición social, capacidad adquisitiva, las personas se valoran en función del tener y no por ser. El principio de solidaridad se ha pervertido, muestra de ello es que en la Cumbre del Milenio el mundo entero se comprometió a seguir un conjunto de objetivos sociales que incluye el de reducir a la mitad para el 2015 la cifra mundial de pobres. El mismo Banco Mundial calculó que para alcanzar esos fines se necesitan entre 40 y 60 mil millones de dólares adicionales al año pero a la fecha esos fondos no aparecen por ningún lado. De acuerdo a P. Singer en el mundo actual existen al menos en los países ricos y desarrollados unos 900 millones de personas de los cuales 600 millones son adultos que ganan en promedio unos 27,500 dólares por año. Habría que agregar además, a todos aquellos que viven en riqueza en otras partes del mundo, según Singer si cada uno de ellos donara al menos el uno por ciento (1%) de sus ingresos anuales por un lapso de 15 años, esta cifra haría casi eliminar la pobreza en el mundo en vez de reducirla a la mitad (http://www.utilitarian.net/es/singer/de/20020701.htm). Y entonces la pregunta que surge es ¿y por qué no procedemos a recaudar ese 1%? Lo que me lleva a concluir que los pobres sufren a pesar que hay los recursos para que puedan vivir como personas dignas. Es fácil desde este punto de vista de la solidaridad negada y pervertida la importancia que recae sobre la idea del destino universal de los bienes y la opción preferencial por los pobres. Los seres humanos que de algún modo están siendo privilegiados y tienen acceso todos los bienes materiales y espirituales que esta tierra generosa proporciona tienen que comprender que tales beneficios no pueden ser negados a los demás, aquí nos valemos de la famosa regla de oro: trata a tus congéneres igual que quisieras ser tratado. No es posible seguir en un mundo donde la abundancia de unos pocos sea sobre la desgracia generalizada.
Finalmente decir unas palabras del tema de la subsidiariedad que se puede captar desde dos puntos de vista: 1° hace referencia a un auxilio, ayuda. En 2° lugar nos remite al ámbito legal o jurídico, se nos dice que las instancias superiores no deben anular a las inferiores y solo actuar cuando ellas no puedan hacerlo. En la realidad latinoamericana y mundial apreciamos con tristeza como las potencias desarrolladas irrespetan a los países pobres y necesitados, basta ver como los países ricos y sus organismos internaciones administran las tragedias de los pueblos, convirtiendo en ocupaciones militares lo que se propone como ayuda humanitaria, no se ayuda ni se fortalece lo local sino más bien se impone y destruye lo poco que queda después de las tragedias en aras de intereses económicos y utilizando mecanismos políticos se legitiman esas acciones.
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