Este es un momento histórico en el que cada uno de los sectores que integran el mapa político, económico y social tendría que desempeñar su rol tal como éste debe ser y a plenitud.
Escrito por Editorial. 28 de Enero. Tomado de La Prensa Grafica.
Es ya una tradición que la ANEP realice anualmente su Encuentro Nacional de la Empresa Privada (ENADE), desde 2000 hasta la fecha. Este año acaba de realizarse el X ENADE, bajo un lema acorde con algunos de los desafíos fundamentales del momento: Empleo, Productividad, Desarrollo. El documento correspondiente, que es sustancioso y motivador, presenta propuestas bien fundamentadas para hacer avanzar al país por la vía del crecimiento sostenido. A partir de un concepto básico, el de Agenda Nacional, se puntualiza: “Después de todo, como se ha sostenido de manera sistemática y reiterativa, el sector privado salvadoreño funciona a base de principios, de compromisos y, sobre todo, con una visión de largo plazo en la búsqueda de una sociedad cualitativamente distinta”.
En este punto, como quedó evidenciado en el acto público del X ENADE, hay una clara concordancia con la visión expuesta por el Presidente de la República, que se manifestó como “permanente aliado” del sector privado, al afirmar que el objetivo estratégico de lograr un nuevo modelo de crecimiento y desarrollo eficiente, equilibrado, equitativo e incluyente sólo es posible a partir de esa sólida alianza. Este punto es clave, y debe ser subrayado para asegurar la buena marcha del proceso nacional.
El ENADE destaca tres actividades económicas estratégicas: turismo; logística y servicios internacionales; industria y agroindustria destinada a la exportación. Y en ese sentido es recordable la estrategia diseñada y desarrollada por la extinta Comisión Nacional de Desarrollo, que dejó un sustantivo estudio terminado sobre la conversión de El Salvador en un gran centro logístico internacional, y que hoy habría que retomar.
La transformación del entorno
Uno de los aportes más relevantes del documento del X ENADE se halla en la parte segunda del mismo, que se titula “Transformando el entorno para favorecer el desarrollo”. Los temas contenidos ahí son vitales: financiamiento, seguridad ciudadana, educación para el desarrollo, infraestructura y concesiones, transparencia y control de los fondos públicos, ordenamiento y desarrollo territorial; y, como complemento, una agenda legislativa para consolidar la institucionalidad, que muestra aún tantos vicios y fallas. Sobre toda esa temática hay propuestas muy concretas, que en su conjunto forman una constelación de medidas modernizadoras dignas de ser consideradas, analizadas e integradas a otras iniciativas como el plan quinquenal gubernamental.
Lo más significativo de un planteamiento como el que ha surgido del ENADE es que representa el pensar y el sentir de uno de los sectores más influyentes en el desempeño de la realidad del país. Y, a partir de dicho planteamiento, debería desplegarse una estrategia propia para que el sector privado asuma, de nueva cuenta y conforme a las circunstancias actuales, su función incidente como actor protagónico dentro del quehacer nacional.
Este es un momento histórico en el que cada uno de los sectores que integran el mapa político, económico y social tendría que desempeñar su rol tal como éste debe ser y a plenitud. En el caso del sector privado, la responsabilidad es todavía mayor por ser un directo generador de empleo, de creatividad empresarial y, en general, de progreso colectivo.
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