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2010/01/27

LPG-Se necesita más coordinación interinstitucional

El caso de la supresión que hizo la Asamblea Legislativa, con el voto de partidos de izquierda y de derecha, del cargo básico en la telefonía fija es un ejemplo patente de descoordinación.

Editorial. 27 de Enero. Tomado de La Prensa Grafica.      

Como hemos señalado cuantas veces ha sido oportuno, en el país padecemos un déficit crónico de coordinación tanto entre instituciones como entre sectores. El aparato estatal es ejemplo vivo de dispersiones y contradicciones, con los efectos negativos consiguientes, como son la ineficiencia en la ejecución de proyectos, el desperdicio incontrolado de recursos y los movimientos erráticos de las políticas públicas. Esto no es de hoy, pero ahora parece acentuarse por las condiciones en que se están produciendo las relaciones entre el Gobierno y el partido que lo llevó, y entre ambos y las otras fuerzas políticas.

Debemos tener presente que la tarea de administrar una dinámica nacional es cosa de todos y no sólo de uno o de unos cuantos. En esto también hay muchas distorsiones acumuladas. Los partidos políticos, por ejemplo, no sólo se consideran dueños exclusivos de sí mismos sino que han establecido un esquema para también ser dueños de los mecanismos que hacen posible eso que dice la Constitución y que ellos han interpretado como una credencial absoluta: “que son el único instrumento para el ejercicio de la representación del pueblo dentro del Gobierno”. Hay que subrayar la palabra “instrumento”, que es, según el Diccionario, “aquello de que nos servimos para hacer algo”.

Es claro que se están generando en el ambiente distintas formas de enfrentar las decisiones políticas, tanto desde los diferentes órganos del Gobierno como en cuanto a la influencia del poder ciudadano en dichas decisiones. Esto nos indica que la alternancia, que en un principio se visualizó casi sólo como un cambio de posiciones institucionales de los partidos, nos trae en realidad un desafío de recomposición de roles.

Y se requiere más comunicación

Lo que ha pasado en estos días debe mover a reflexión sobre la forma más razonable en que deberían articularse las decisiones públicas, para no generar fricciones e incertidumbres que contaminan más el ambiente. El caso de la supresión que hizo la Asamblea Legislativa, con el voto de partidos de izquierda y de derecha, del cargo básico en la telefonía fija es un ejemplo patente de descoordinación. El Presidente de la República, con calificativos innecesariamente fuertes, ha cuestionado la decisión, que es a todas luces un disparo al aire. Lo curioso –por llamarlo de alguna manera– es que el partido de gobierno no se comunicara con el Gobierno para lanzar la iniciativa, y que los otros partidos se refugien ahora en una especie de aura de incredulidad sobre su propia decisión.

Lo anterior, que es sólo un ejemplo, grafica la evidente necesidad de contar con, al menos, mecanismos de comunicación elementales, para no caer en situaciones como la señalada. Desde luego, es sano que la Asamblea Legislativa empiece a tomar sus propias iniciativas; pero a fin de garantizar un sano ejercicio de esa atribución básica para el balance de poderes institucionales, tendría que generar internamente mecanismos de orientación y consulta que sean sólidos y efectivos.

Cuando todo le llegaba del Ejecutivo, se instaló la mala práctica de las decisiones mecánicas –el sí o no, sin más–; hoy, a fin de asumir, como es debido, su propio rol, debe prepararse para decidir y para sostener lo que decida.

Se necesita más coordinación interinstitucional

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