LPG-Un pacto empresarial

 En una matemática secuencial, episódica sin un preámbulo ni términos técnicos alambicados, cuando el gobierno sube los impuestos la empresa grande por lo general es la más afectada.

Escrito por Luis Hansel Gudiel.26 de Marzo.Tomado de La Prensa Gráfica. 

 

Esta se ve obligada a subirle el precio a sus productos y este incremento de precios se los traslada a la mediana empresa; la mediana empresa se los traslada a la pequeña empresa; la pequeña empresa se los traslada a la microempresa; la microempresa al consumidor; y el consumidor que es empleado público o privado que ya tiene su presupuesto familiar, se ve desdeñado, se lo traslada al empresario o al Estado con una huelga o con una petición formal solicitando incremento de salario porque no le alcanza el que tiene porque ya subió la canasta básica.

Retomando algunos consejos de un connotado economista internacional recuerdo estos: 1) Leyes simples y claras mayor eficiencia. 2) Estabilidad política, menores tasas de interés. 3) Lo que gasta un gobierno algún contribuyente lo dejó de gastar. 4) Menor gasto público mayor crecimiento del patrimonio de los ciudadanos. 5) Bajos impuestos, pocos reglamentos y seguridad en la propiedad son las bases de la productividad. 6) Todo préstamo que pide un gobierno a la larga se traduce en un impuesto para los ciudadanos. El estadista Abraham Lincoln hace más de 150 años formuló un decálogo y dentro de sus pensamientos están estos: Usted no puede crear prosperidad desalentando la iniciativa propia. Usted no puede fortalecer al débil, debilitando al fuerte. Usted no puede ayudar a los pequeños aplastando a los grandes. Usted no puede ayudar al pobre destruyendo al rico. Usted no puede resolver sus problemas mientras gaste más de lo que gana.

Otro estadista europeo dijo: el problema del capitalismo es la distribución desigual de la riqueza, mientras que la virtud del socialismo es la igual distribución de la miseria.

Tenemos que entender por enésima vez que el acreedor de un impuesto al final de la fiesta es el consumidor. Antes del pacto fiscal habría que hacerse un pacto empresarial. El gobierno no sabe los malabarismos que están haciendo algunas empresas de toda naturaleza por subsistir, quizás diría por flotar.

Por las últimas declaraciones mucha gente percibe un ring de propuestas y liderazgos entre la gran empresa y el gobierno por el muy comentado pacto fiscal. Las empresas no son únicamente los grandes empresarios, las empresas somos todos desde un sorbetero que sale a vender desde temprano y son las 4 de la tarde y no ha vendido ni la mitad de su producto.

En estos momentos de nuestra existencia en el país la misma vida es una empresa. Primeramente habría que preguntar a los empresarios qué capacidad tienen de pagar un nuevo impuesto y cómo están. El pueblo está consciente y es aceptable que el gobierno tiene que generar tributos, hay un interés crematístico o sea tener ingresos para alcanzar sus metas presupuestales y cubrir cuotas crediticias y acuerdos internacionales y hay que apoyar al gobierno en mejorar las condiciones de vida de los salvadoreños. Entre los célebres pensadores salvadoreños uno de ellos decía: “el impuesto, impuesto está”. Y se le podría agregar impuesto quedará. En un soliloquio creo que en estos momentos que vive nuestra nación, a las empresas primero hay que producirles “puestos” y después se le cobran los impuestos. Un padrino que era un mar de dichos recomendaba en una forma muy sugerente: “Hay que buscar el pan, pero no hay que descuidar las panaderías”.

Un pacto empresarial