30 de Marzo.Tomado de Diario Co Latino.
La guerra civil de los años 80 fue cruenta, que no respetó edades ni sexo, tanto que a 18 años de finalizada, gracias al diálogo-negociación, sus huellas aún persisten, sus heridas aún no sanan.
Uno de los sectores más afectados por la guerra fue la población infantil. Centenares o millares de niños y niñas fueron asesinados; mientras que otros fueron recogidos de entre los cadáveres o arrancados de los brazos de sus padres, y luego vendidos o regalados, a familias en El Salvador o en el extranjero.
Al finalizar la guerra, el sacerdote jesuita, Jon Cortina, fundó la Asociación Pro Búsqueda, una ONG que se encargaría de seguir las pistas para dar con el paradero de los niñas o niños desaparecidos en la guerra.
Hasta la fecha, Pro Búsqueda ha encontrado cerca de medio millar de niños y niñas desaparecidos, hoy adultos y con su propias familias. Pero, hay centenares de niños que se necesita ser reencontrados, para que termine la angustia de los progenitores, o de los familiares biológicos que viven con la incertidumbre del destino de su hijo, hija, hermano o hermana.
Pro Búsqueda comenzó una tarea titánica, sin recursos, todo cuesta arriba, pero tuvo grandes éxitos. Qué labor más grande y encomiable del Padre Cortina, que desde el más allá, seguramente sigue guiando a sus ex colegas en Pro Búsqueda, y hoy, también a la entidad formada por el gobierno del cambio.
Y es que el Presidente Funes conformó, por decreto ejecutivo, la Comisión Nacional de Búsqueda, presidida por el Procurador de los Derechos Humano, Oscar Humberto Luna.
Otro hecho importante, que puede contribuir a la búsqueda, en tanto que sensibiliza a quienes tienen respuesta del paradero de esos cinco mil niños o niñas desaparecidas, es que por decreto legislativo, desde 2007, se conmemora, cada 29 de marzo, el Día de las víctimas y familias de desaparecidos de forma forzosa.
En esta fecha, entonces, lo menos que podemos es pedir, implorar, exigir, que quienes tienen a un niño o niña, arrebatados a sus padres y madres, en el fragor de la guerra, que lo informe a los organismos que están desarrollando esas tareas de reencuentro.
No es justo que quienes hicieron esas acciones, guarden silencio, prolongando así la angustia de los familiares que desean saber si su pariente vive o está muerto.
Este llamado, por supuesto, va para los jefes militares, ex jefes militares que fueron partícipes de esa inhumana acción.
El llamado es extensivo para los organismos humanitarios que tuvieron en sus manos a esos niños y niñas, y propiciaron procesos de adopción.El llamado es para los abogadas y abogadas que participaron en esos procesos, haciendo la documentación para la adopción, algunos de esos papeleos, por cierto, fue fraudulento. Esto último es lo de menos, lo importante es que, hay millares de hombres y mujeres que quieren respuestas. Es el momento de darlas, no prolonguemos el dolor de madres y padres.
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