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2011/03/25

LPG-“El segundo compacto del FOMILENIO es para la zona costera”

 La plática privada entre el presidente Mauricio Funes y su homólogo de Estados Unidos, Barack Obama, dejó una promesa importante. Funes dice que gobernante estadounidense le dio su palabra para apadrinar el segundo FOMILENIO del país.

Escrito por Gabriel Trillos/Luis Laínez.25 de Marzo. Tomado de La Prensa Gráfica.

“No estamos planteando una segunda reforma agraria ni una redistribución de la tierra. Lo que planteamos es que el agro, tal como lo encontramos, necesita el apoyo del Gobierno.”

Las palabras de los presidentes son poderosas. Y más cuando se trata de la palabra del presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Durante la reunión que sostuvo el gobernante norteamericano con su anfitrión, el salvadoreño Mauricio Funes, se comprometió a tomar la candidatura de El Salvador para un segundo proyecto de la Corporación Cuenta del Milenio (MCC, por sus siglas en inglés) y darle un empujón. Es a final de año que se sabrá si el proyecto presentado por El Salvador es aceptado por esta corporación adscrita al Gobierno de Estados Unidos. Sin embargo, el presidente Funes considera que, con el apoyo de Obama, ya tiene mucho camino recorrido.

Funes adelantó el miércoles a LA PRENSA GRÁFICA que el desarrollo de la zona costera es el proyecto para el segundo compacto. “De la misma forma en que los programas y obras de FOMILENIO están llevando prosperidad a las familias de la zona norte de nuestro país, queremos que un segundo proyecto similar se destine al desarrollo de nuestra zona costera, que tiene una gran riqueza y un fuerte potencial productivo”, dijo más tarde Funes durante el mensaje difundido al país a través de radio y televisión nacional.

El objetivo de proyectos de este tipo es generar que más personas dejen la pobreza y agranden la clase media. Un nuevo modelo de desarrollo, dice Funes.

En el Asocio por el Crecimiento, ¿hay un avance más concreto?

Es una iniciativa lanzada recientemente, donde ya se configuraron equipos de trabajo conjunto por ambos países y que está en etapa de diagnóstico. El presidente Obama dijo claramente que la relación entre Estados Unidos y El Salvador ya no puede seguir siendo la tradicional, de país donante y país receptor. Es una relación de socios, para que identifiquemos conjuntamente los obstáculos para el crecimiento y del desarrollo y echamos a andar las iniciativas que van a desmontarlos. Los equipos, tanto de Estados Unidos como de El Salvador, comenzaron a trabajar semanas atrás. Están en la etapa de diagnóstico. Hay que remover estos obstáculos para garantizar un crecimiento estable en el mediano a largo plazo, para permitir el crecimiento y el desarrollo. Lo que ha fallado en el mundo entero es esa vieja teoría que partía de que el crecimiento por sí mismo traía bienestar, bajo el esquema del rebalse: apostarle al crecimiento de los sectores de arriba para que el crecimiento se desparramara y llegara a los sectores que se encuentran en la base de la pirámide social y económica. Esto está superado. La misma realidad se ha encargado de superarlo. Ahora, la visión de Estados Unidos es lograr un crecimiento a mediano y largo plazo que permita el desarrollo y permita sacar a las poblaciones de la pobreza y la exclusión social a las que han estado condenadas en todos estos años. Estados Unidos nos está ayudando con un equipo intersectorial donde están involucradas 16 agencias federales. No solo AID, sino todas. Implica a todo el Gobierno. Con estos equipos, nos están ayudando para identificar los problemas, los obstáculos al crecimiento. Con estos equipos, se van a diseñar los proyectos que se darán a conocer en junio, para que sean financiados inmediatamente. Estados Unidos no solo va a aportar recursos, va a ayudar a gestionarlos. Los recursos provendrán, primordialmente, de otros países, de otros cooperantes, pero también de inversionistas extranjeros. Por eso es importante el mensaje de confianza que envía el presidente Obama, cuando no interrumpe la gira, a pesar del problema que está enfrentando en Oriente Medio y, además, la agenda doméstica la concentra en identificar los problemas estructurales de El Salvador. Eso me llena de mayor optimismo: que vemos a un líder mundial que es consciente de que el problema de la seguridad no lo vamos a resolver exclusivamente reforzando a la Policía y al Ejército. No es un problema que se limita a la represión del delito. Lo vamos a resolver en el mediano y largo plazo en la medida que logremos mayores niveles de bienestar a nuestras poblaciones. El problema de la migración es igual. No lo vamos a resolver transformando el Estatuto de Protección Temporal (TPS) en residencia permanente o impulsando una reforma migratoria integral si, finalmente, siempre vamos a tener salvadoreños que dejan el país para buscar en Estados Unidos las oportunidades que no encuentran acá. Eso, claramente, lo tiene identificado el presidente Obama y lo expuso. Espero, a partir de esta visita, no solo una cantidad importante de recursos que puedan venir, sino también un esfuerzo más integral, con una visión también más integral del problema.

¿Ya identificó El Salvador esos proyectos?

En eso están los equipos de trabajo, identificándolos, para que, en junio, arranquemos.

Presidente, el segundo compacto de FOMILENIO y la iniciativa BRIDGE ¿quedan dentro de este Asocio por el Crecimiento o son aparte?

Habrá que sumarlas. El primer compacto con el que nos hemos visto favorecidos ha permitido comenzar con el desarrollo de la zona norte del país, hasta ahora, una zona excluida. El segundo compacto, y logramos ayer el compromiso del presidente Obama de gestionar ese segundo compacto, nos permitiría el desarrollo de la zona litoral, de la zona costera del país, que es una zona deprimida, pero con potencialidades de reactivar la economía nacional. Ahí están unos recursos, que son fondos no reembolsables, que pueden dinamizar la actividad económica, porque son recursos que se van a destinar, fundamentalmente, a proyectos de infraestructura productiva. Están también los recursos de la iniciativa BRIDGE, que es la utilización productiva de las remesas, como respaldo para fondos de inversión privados. Ahí, el Gobierno ha preparado algunos programas, que se están analizando y son estos que el secretario técnico de la Presidencia (Alexander Segovia) y yo les hemos recordado en reiteradas oportunidades: la ampliación del Aeropuerto (Internacional El Salvador) en Comalapa, el nuevo sistema público de transporte de pasajeros –que queremos implementar o, al menos, dejar sentadas las bases en esta administración– y proyectos de energía renovable –como la ampliación de la generación geotérmica–, entre otros. Estos son algunos proyectos. Aquí no hay límite. Lo importante, más bien, es el impacto de esta visita, el mensaje que le está enviando a los inversionistas extranjeros. Un inversionista que no ha pensado en El Salvador, de pronto ve que el presidente Obama escoge Brasil, que es la octava economía del mundo; Chile, que es paradigma económico de la región, pero al mismo tiempo referente de una transición ordenada, que logra superar las dictaduras y logra cerrar las heridas que separaron a sus ciudadanos; y luego El Salvador. Los inversionistas se ponen a pensar por qué el presidente Obama escoge a El Salvador. ‘¿Qué tiene El Salvador que lleva al presidente a hacer un Pacto por el Crecimiento?’ Cuando uno analiza el hecho de que todos los países que Estados Unidos pudo haber favorecido con este Asocio para el Crecimiento, únicamente escoge cuatro: Tanzania, Ghana, Filipinas y El Salvador. Y cuando uno analiza los requisitos, los criterios que toma en cuenta el Gobierno de Estados Unidos con países comprometidos con un entorno para el crecimiento, manda dos mensajes claros de predictibilidad económica, que son los mensajes que necesitan los inversionistas para poner sus ojos en El Salvador. Eso, un inversionista lo lee y dice ‘invirtamos en El Salvador, porque Estados Unidos está confiando en El Salvador, porque el Gobierno de Estados Unidos confía en El Salvador porque tiene importancia estratégica, porque el Gobierno de El Salvador está comprometido con las buenas políticas económicas y de gobernanza, es decir, le apuesta a la estabilidad macroeconómica y que no vamos a cambiar las reglas del juego de la noche a la mañana. Porque es un país que tiene potencial de crecimiento económico y porque, además, va a utilizar los recursos de forma eficaz, los va a colocar donde se necesitan y los va a administrar de forma proba y transparente’. ¿Qué mejor mensaje para un inversionista para que ponga sus ojos en El Salvador?

¿Ese mensaje también debe ser interpretado para los sectores que juntó en la cena oficial en torno al presidente Barack Obama?

Los empresarios son los primeros que deberían prestar atención a este mensaje. Son los primeros. Tuve la oportunidad de conversar después que se retiró el presidente Obama –se retiró porque tenía que acostarse temprano porque había acortado su agenda e iba a salir antes de lo previsto– con algunos empresarios que invitamos, tanto presidentes de cámaras empresariales como inversionistas importantes, líderes de grupos económicos importantes. Y yo los sentí muy satisfechos. No solo del mensaje de unidad y búsqueda de consensos que lancé, sino también de los mensajes que lanzó el presidente Obama. Les da confianza. Estamos hablando no solo del presidente de la potencia más poderosa del mundo, del mercado más grande y activo del mundo, sino también del país donde vive y trabaja la tercera parte de la población de nuestro país y donde tenemos volcada la mayor parte de nuestras exportaciones. Más del 40% de nuestras exportaciones va a Estados Unidos. Por lo tanto, su mensaje no es solo para los inversionistas extranjeros. Es un mensaje para los inversionistas locales. Este es un mundo de oportunidades en el que los inversionistas locales tienen que aprovechar. Cuando vengan estos recursos, cuando vengan estas iniciativas, alguien se va a meter. Yo esperaría que fueran nuestros empresarios, porque me interesa que nuestros empresarios crezcan e inviertan en el país, que ganen en esta apuesta estratégica. Si ganan nuestros empresarios, se generan empleos y gana la población en general. Yo esperaría que fueran nuestros empresarios los que mejor reciban este mensaje. Por supuesto, no dejo de sentirme animado que es un mensaje no solo para el empresariado local, sino también para empresarios estadounidenses y de todo el mundo.

Presidente, ¿por qué El Salvador no ha crecido? ¿Por qué crece menos que países vecinos que tienen menores condiciones que nosotros?

Por problemas estructurales que hemos manejado en los últimos años, que no son producto de esta administración. El tejido productivo salvadoreño se desmanteló en los últimos 20 años. La locomotora del crecimiento, que es el sector agropecuario nacional, se paralizó en los últimos 20 años. El agro fue desmontado. Tenemos 320,000 unidades familiares que se dediquen a la producción agropecuaria para la subsistencia, no producen para el mercado. ¿Qué se hizo en estos 20 años para sacar a estas unidades familiares para que no solo produzcan para vivir, sino también produzcan excedentes suficientes para mejorar sus ingresos y generar empleo? No se hizo absolutamente nada. Nosotros lo estamos haciendo ahora, con el programa de Agricultura Familiar. Por eso dije que este programa no significaba la eliminación de la entrega de paquetes agrícolas. Lo que pasa es que solo con paquetes agrícolas no vamos a sacar al campesino de su pobreza y dependencia. Además de los paquetes –con semilla y abono–, debemos darle asistencia técnica y crediticia, asesoría de negocios y ayudarles a conseguir mercados para vender sus productos. Si logramos recuperar ese tejido productivo, vamos a lograr un crecimiento mucho mayor que el que hemos logrado hasta ahora. Las políticas públicas no estaban destinadas para eso. Tenían un claro enfoque asistencialista. Es cierto que nuestros pobres necesitan focalizar la ayuda, porque tienen gran nivel de vulnerabilidad, pero hay que sacarlos de la pobreza, vincularlos con el mercado. Esas políticas no existían y son las que estamos construyendo nosotros. Además, la dependencia de las remesas familiares y que no tenemos mercados diversificados han hecho que este sea el país de la región más afectado por la crisis. Que las remesas hayan caído en Guatemala o México no impacta tanto como que se caigan en El Salvador. Porque aquí representan cerca del 18% de nuestro PIB. Si esos $3,500 millones no entraran en concepto de remesas, sino que fueran divisas generadas por la exportación, aun con la crisis de Estados Unidos, la recuperación hubiera sido mucho mayor. Si esos recursos provienen de las remesas, cuando nuestros compatriotas pierden el empleo, mandan menos dinero. Las remesas cayeron un 12%. Eso impacta las finanzas salvadoreñas y crea obstáculos para el crecimiento. Son esos obstáculos para el crecimiento los que estos equipos intersectoriales de Estados Unidos y El Salvador están trabajando para identificar. Eso es lo que dimensionó el presidente Obama durante su discurso en el Palacio de La Moneda, en Chile, cuando dijo que El Salvador es uno de los países comprometidos en desarrollar programas que permitan la reactivación de su sector agropecuario.

¿Se necesita una segunda reforma agraria o una contrarreforma agraria?

No estamos planteando una segunda reforma agraria ni una redistribución de la tierra. Lo que nosotros estamos planteando es que el agro, tal como lo encontramos, necesita el apoyo del Gobierno en términos de insumos, asistencia técnica y crediticia y de oportunidades de negocios para permitir a un ritmo mayor a como lo ha venido haciendo en los últimos años. No es un problema de reforma. La reforma agraria se llevó a cabo, tuvo los perjuicios económicos que provocó y tuvo algunas bondades en el proceso de redistribución de la tierra. Pero, lo que tenemos que hacer ahora es desmontar los obstáculos estructurales que han impedido el crecimiento del sector agropecuario. Uno de esos obstáculos es que los gobiernos anteriores no le apostaron al agro. Uno de los columnistas que hoy escribe recomendándonos qué hacer fue, realmente, el destructor agrario. Él llegó a decir que la agricultura, como fuente generadora de divisas, había que reemplazarla por la maquila. Entra en crisis la industria de confección a escala internacional e inmediatamente eso trae problemas, por el tipo de inversión, que es capital golondrina. Lo que necesitamos es un modelo productivista, que apoye la producción. Veamos el caso de Brasil. ¿Por qué es el país, en el mundo entero, al que le impacta menos la crisis y que, además, logra salir adelante más rápidamente? Porque sus exportaciones no estaban concentradas en Estados Unidos. El crecimiento de Brasil es sobre la base de su mercado interno, que lo lograron sacando a 30 millones de personas de la pobreza y poniéndolos en la clase media, demandantes de productos. Esto creó una demanda agregada que permitió dinamizar la industria nacional. Pero también hubo apoyo de parte del Gobierno para que los proyectos productivos nacionales se desarrollaran a través de financiamiento. Fue de las primeras recomendaciones que me hizo el presidente Lula: ‘tú debes tener un banco nacional que trabaje con base en una agenda nacional y donde el Estado preste el dinero a los empresarios que quieran salir adelante y quieran invertir en tu país’. Por eso es que, con asesoría brasileña, hemos presentado a la Asamblea Legislativa un proyecto de ley que permite la creación de un banco de fomento y desarrollo.

¿Cree que los inversionistas mediano y pequeño tienen las suficientes condiciones?

Las estamos creando. Estamos trabajando para desarrollar la micro, pequeña y mediana empresa. La gran queja que han tenido es el acceso al crédito. Sin él, no tienen tecnología, y así, ¿cómo van a poder innovarse y crecer? Cuando se firma el TLC con Estados Unidos, la crítica era que la apertura comercial, por sí sola, no permite la reactivación de la economía, especialmente ante economías de desarrollo desigual. Son pequeños pescados compitiendo contra tiburones: ¡el tiburón se va a quemar a nuestros pescados! Así que lo que tenemos que hacer es apoyar al empresario que anda en muleta para que camine por sí solo, apoyarlo para que puedan competir contra el grande. Si no apostamos por nuestro mercado interno, por nuestra base productiva nacional, lo que recibimos en remesas se va para la compra de productos importados. Hay mayor nivel de vida en la población, pero es un dinero que así como entra, así se va. Debemos estimular a nuestros productores locales.

“El segundo compacto del FOMILENIO es para la zona costera”

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