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2011/03/28

EDH-Editorial-Hay que cuidar mejor los legados filantrópicos

Lo del Hogar debe servir para que se renueve la discusión sobre los problemas de los niños sin familias, los que ahora sólo con enormes dificultades pueden ser adoptados

28 de Marzo.Tomado de El Diario de Hoy.

 

Se nos dice que los principales involucrados, tanto la fundación del Hogar del Niño Adalberto Guirola como el ISNA, se esfuerzan para llegar a un entendimiento acorde con la ley y que proteja los intereses de los huérfanos allí alojados. El Hogar es una vieja pero linda casona, una de las pocas reliquias arquitectónicas que restan de lo que fue una ciudad esplendorosa, Santa Tecla, que todavía conserva mucho de su anterior encanto.

Lo sucedido sirve para replantear dos temas importantes: el primero, cómo puede el país cuidar legados filantrópicos que, por indiferencia, mala administración y por el mismo paso del tiempo, se han perdido o están en proceso de perderse.

El segundo, lo que sucede con los niños huérfanos o abandonados, que están prisioneros de un aberrante esquema de protección que entre otras cosas casi imposibilita que los niños puedan ser adoptados por familias que los cuidarían mejor que las entidades de gobierno.

Un tercer punto es que el gobierno revierta su política de desamparar entidades que han operado muy bien por años, para sustituirlas por nuevos experimentos cuyo principal problema es la burocracia. Casi desde la llegada del actual gobierno, FEPADE, el Tin Marín, el ITCA y otras organizaciones semiprivadas de carácter cultural, filantrópico o de enseñanza han sufrido recortes significativos o totales en los subsidios que recibían, sin que el público sepa qué se hace con esos recursos fuera de sostener a una creciente y nepótica burocracia.

Se quita dinero de lo que funcionaba para meterlo en proyectos o sostener programas cuyos frutos hasta el momento nadie alcanza a ver.

Volvamos a lo primero. El enorme legado que dejó don Benjamín Bloom sólo sirvió para construir un hospital, una obra a la que dedicó mucho espíritu y esfuerzo; pero el gobierno de Osorio, faltando a su palabra, empleó la mitad para financiar la campaña electoral del ex presidente José María Lemus. Los sucesivos administradores acabaron con lo poco que restaba.

Niños sin familia y familias sin niños

Igual, se puede decir, pasó con los bienes que don Walter Deininger quiso dedicar a obras de caridad, con los bosques vírgenes de don José Villafañe, con la herencia de Walter Soundy, con el parque Saburo Hirao… siempre hubo excusas, siempre hubo descuidos, siempre hubo olvido. Los filántropos que hay en el país deben repensar sus legados, para que sea desde el exterior que los manejen e inviertan.

El Hogar Adalberto Guirola, que se sostiene en gran parte por donativos de personas de buen corazón y el alquiler de sus instalaciones para eventos, lo que ahora se quiere pasar al ISNA, fue fundado por una clara disposición testamentaria de doña Coralia Guirola de La Cotera, que quiso honrar la memoria de su hijo prematuramente muerto, estableciendo un sitio para cuidar niños abandonados y huérfanos.

No hay seres que merezcan más caridades que los niños sin padres o dejados a la buena de Dios; inclusive los adultos en abandono y enfermos ya tuvieron la oportunidad de labrarse otro destino; un niño, en cambio, es lo más indefenso que existe.

Lo del Hogar debe servir para que se renueve la discusión sobre los problemas de los niños sin familias, los que ahora sólo con enormes dificultades pueden ser adoptados. Por una parte hay niños que no tienen una familia y por la otra familias que no tienen niños.

elsalvador.com, Hay que cuidar mejor los legados filantrópicos

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