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2011/03/25

LPG-Mansos pero no “mensos”

 Aristóteles estableció que el hombre manso se encuentra en medio de dos personajes, igualmente viciosos: 1-El colérico, que se enfada por todo, especialmente si lo critican, indicándole inmoralidades, errores. 2- El impasible, que lo mismo le da ocho que ochenta. La persona mansa se caracteriza por la paciencia y comprensión. Por lo que la mansedumbre es una virtud de los fuertes, que saben canalizar sus deseos a veces imperativos e impacientes no para reprimirlos, sino para ordenarlos y sacar provecho.

Escrito por Luis Gómez Zárate.25 de Marzo. Tomado de La Prensa Gráfica. 

 

Los salvadoreños nos hemos caracterizado por ser un pueblo paciente, que hemos permitido abusos en las administraciones pasadas y en la presente, de diferente naturaleza.

Es terrible para nuestra vida, que todos los días nos informemos de crímenes macabros, corrupción escandalosa, saqueos y manoseo a nuestro erario nacional, con la complicidad de contratistas y funcionarios que se “componen” con el dinero del pueblo.

Por eso, es importante el ejercicio de ir poniéndole nombre y apellido a las fortunas amasadas de manera sucia mediante la corrupción y no perder de vista que nuestra pobreza colectiva tiene raíz en esas riquezas basadas en la más absoluta inmoralidad.

El 13 de marzo de 1986, el presidente de la Federación de Abogados de esa época, Roberto Oliva, un profesional muy apreciado, manifestó en los medios de comunicación: “La corrupción existe en nuestro país en algunos partidos políticos y algunas instituciones de gobierno. Lo que hace falta es detectar a los sujetos que la promueven y que se aprovechan de ella”.

En aquellos días la corrupción se realizaba en lo secreto. Por eso el doctor Oliva decía que había que detectarla; hoy los actos de corrupción son a la vista del pueblo y lo grave e indignante es que a los corruptos no les importa que el pueblo se dé cuenta.

En aquella época, la corrupción en el decir del doctor Oliva era “en algunos”, hoy se necesita una edición de LA PRENSA GRÁFICA para enumerar la cantidad de actos de corrupción de la actual administración. Esta corrupción nos tiene sumidos en la pobreza más grande: hambre, desempleo, alza de la canasta básica, falta de medicinas y asistencia en los hospitales, vivienda digna para las personas de escasos recursos, falta de comida en la mesa de los empleados, desnutrición en los menores, que no se combate con un vaso de leche, cuando en sus casas no hay ni frijoles, por los precios altos y los salarios no alcanzan, con peligro de intoxicación, caso de la escuela San Gregorio de Sensuntepeque.

De esto debió enterarse el presidente norteamericano; además de la criminalidad imparable, que la administración actual es incapaz de combatirla; que no hay acciones contra el narcotráfico de las FARC, y recordarle que Salvador Sánchez Cerén declaró públicamente que eran solidarios con las FARC; del manoseo desmedido de los fondos públicos; ignorancia para gobernar, dictando medidas descabelladas como el subsidio del gas.

Que todo esto nos ha llevado a la ruina; no había necesidad de haberlo llevado a sitios arqueológicos, bastaba con que hubiera dialogado con el pueblo para que se enterara de la realidad y comprendiera que las ruinas están en el mismo pueblo, como consecuencia de una administración incapaz, dirigida por alguien que no es estadista, asesorado por sus iluminados, para provecho propio.

Somos mansos, pero no “mensos”; la gente ya se dio cuenta de que el cambio está basado en la sentencia: “Yo soy yo y que muera mi abuela”. En un artículo es imposible plantear todos los errores y horrores de la desastrosa administración que vivimos. Lo haremos en los próximos.

Mansos pero no “mensos”

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