Vivimos tiempo complejos, enfrentamos simultáneamente problemas difíciles de diferente naturaleza y todos requieren atención seria. Esto dificulta enfocarse en lo trascendental, en definir prioridades. Lo más importante es no perder el país. No debe haber duda ni mínima al respecto, ningún otro le discute prioridad. Es claro que perder el país sería que en 2014 tengamos un gobierno de corte absolutista, como planea y predica el FMLN.
Escrito por Rafael Castellanos.01 de Octubre. Tomado de La Prensa Gráfica.
“El problema más grave es la posibilidad de perder el país en 2014 a un gobierno de tendencia totalitaria.”
Enfrentamos una crisis económica mundial e interna, una violencia alta y compleja y la incertidumbre de si en 2014 llegará un gobierno totalitario. No es fácil ser empresario en el país, la burocracia y tramitología es complicadísima y la incertidumbre paraliza.
La crisis ha sido el modo permanente de vida de los salvadoreños: calamidades naturales, una década de efervescencia social, 12 años de guerra, dificultades de toda naturaleza.
Pero igual que la crisis ha sido una variable siempre presente en nuestra vida nacional, el salvadoreño ha demostrado una y otra vez que es indómito, no se doblega ante la adversidad y lucha, así como cuando había paros de transporte en la guerra, caminaban horas, pero salieron siempre a trabajar. Lo demostraron en el paro absurdo reciente.
El país tuvo un repunte extraordinario con las reformas económicas, sociales e institucionales que se hicieron de 1989 a 2004, veníamos no solo de la guerra y la década de secuestros y sindicalismo revolucionario, sino de un gobierno centralizado y las nacionalizaciones más drásticas.
Dichas reformas, más la firma de la paz, produjeron resultados extraordinarios, nos llevaron de la desesperación a la ilusión. Fuimos el país en donde se redujo más aceleradamente la pobreza, la mortalidad infantil, el analfabetismo, la economía llegó a crecer al 6%, las reformas en educación ganaron respeto internacional, el programa EDUCO ganó reputación mundialmente. Por un tiempo fuimos un modelo a seguir.
En el camino perdimos el rumbo. Ahora debemos recuperarlo y concentrarnos en no perder el país.
Estamos a la mitad entre las elecciones de 2009 y las de 2012 y la pregunta a responder es que los que deseamos vivir en libertad estamos comprometidos con el mantenimiento de esa libertad que tenemos. Sí existe la suficiente masa crítica en este movimiento que está dispuesta a anteponer los intereses nacionales sobre sus interese particulares, empresariales o económicos por un período breve, pero determinante.
La pregunta a responder es si de este lado hay suficiente gente alineada y disciplinada, como son los comunistas, y están dispuestos a trabajar e involucrarse en una de las tantas formas que hay para no perder el país, no para hablarlo en reuniones y esperar que otros les harán el trabajo, y criticar disertando con un café o un trago en la mano, sobre lo que deberían hacer otros para que no nos lleve la creciente.
Debe haber claridad meridiana que nuestro problema no es este gobierno, sino el de 2014, que si lo gana un FMLN puro, perdemos el país, que la elección de 2012 es fundamental para que la Asamblea tenga el número suficiente de diputados que contengan los posibles cambios de leyes que facilitarían transitar al estado socialista cambiando las reglas del juego o erosionando la institucionalidad.
Debe haber claridad en que no habrá ninguna superpotencia que nos salvará de ese peligro, que la parálisis o la negación del problema no lo resolverá, que solamente podemos detener esa amenaza defendiendo la verdad.
Históricamente, el salvadoreño ha mostrado sabiduría en su elección, que desea trabajar, progresar y no acompaña aventuras ni utopías. Lo demostró en la guerra y lo ha demostrado en cada elección, así como ha dado balance.
¿Estamos dispuestos a no perder el país, a identificar el problema como lo relevante y a ser parte de la masa crítica necesaria para lograrlo?
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