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2010/10/17

LPG-Las dos caras del sindicalismo salvadoreño

 Escrito por Luis Laínez. 17 de Octubre. Tomado de El Diario de Hoy.

llainez@laprensa.com.sv

Este jueves, LA PRENSA GRÁFICA vio muy de cerca un estudio realizado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre negociaciones colectivas exitosas en El Salvador. Cuando por primera vez se habló de este proyecto –realizado por el proyecto Promoción del Diálogo Social y ejecutado en los países del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Centroamérica (CAFTA), con el financiamiento del Departamento de Estado de Estados Unidos–, de entrada, la primera reacción fue de sorpresa.

Primero, porque normalmente se asocia a las negociaciones colectivas con tensiones, con amenazas de huelgas, con imposición. Los ejemplos los tenemos aquí mismo. Esta semana que recién termina hemos visto cómo dos sindicatos bloquearon el acceso a la salud de los salvadoreños.

Por un lado, el Sindicato de Trabajadores del ISSS se tomó el Hospital Amatepec, en Soyapango. Además, el Sindicato General de Salud (SIGESAL) impidió el funcionamiento de varios hospitales de la red pública para pedir un bono de $300 como regalo navideño.

El programa de Promoción del Diálogo Social, en cambio, nos mostró tres ejemplos de negociaciones exitosas de contratos colectivos.

“Si yo me enmarco dentro de la Convención Colectiva y el trabajador también, no debería haber sorpresas. Me da predictibilidad del negocio, yo puedo manejar o estructurar mis costos y proyectarlos, de alguna manera, con cierta razonabilidad”, aseguró Abraham Bichara, presidente ejecutivo de AES-El Salvador, grupo al que pertenece CAESS, al referirse al Sindicato de la Industria Eléctrica.

El secretario general del SIES, José Santos García, por su parte, dijo que “no pueden tener empresas exitosas si no tienen una planilla de trabajadores satisfechos”.

En el fondo, estas dos visiones, provenientes de patrono y empleado, nos muestran la realidad del mundo actual: que la productividad no solo es buena para las empresas, sino también para los trabajadores.

Otros modelos exitosos dibujan los acuerdos entre la Cámara Salvadoreña de la Construcción (CASALCO) y el Sindicato Unión de Trabajadores de la Construcción (SUTC); y entre la gerencia del Ingenio El Ángel y su Sindicato de Trabajadores.

El director regional de la OIT para Centroamérica y el Caribe, Virgilio Levaggi, apuntó que buenos contratos colectivos son garantías para la eficacia de las empresas.

El FMLN ha dejado de acompañar las protestas de los sindicatos de Salud. El vocero del partido y vicepresidente de la Asamblea, Sigfrido Reyes, declaró esta semana que si bien las demandas de los trabajadores son entendibles, no deben realizarse con acciones como tomas de hospitales y bloqueo a la atención médica. Algo parecido dijo Margarita Posada, de la Alianza Ciudadana contra las Privatizaciones de la Salud, quien exhortó a SIGESAL no prestarse a “intereses mezquinos”.

Sean por las razones que fuera, lo cierto es que ahora hay menos simpatía en la izquierda hacia esas acciones sindicales. El canciller Hugo Martínez dijo durante el Conversatorio con Editores, de LA PRENSA GRÁFICA, que el FMLN se adapta a los tiempos y que el reto actual es que dé el ancho para ser Gobierno.

Las dos caras del sindicalismo salvadoreño

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