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2010/10/15

LPG-Generosidad y transformación

 “Este nuestro país, al igual que el resto de Centroamérica, solo cambiará hacia la justicia y la equidad en la medida en que sepamos conjugar adecuadamente generosidad, sacrificio, diálogo con los empobrecidos y presencia solidaria en sus problemas.”

Escrito por José María Tojeira.15 de Octubre. Tomado de La Prensa Gráfica.

 

El sábado 9 de octubre LA PRENSA GRÁFICA publicaba un excelente reportaje sobre Un Techo para mi País. Una organización de la sociedad civil creada, dirigida, animada y sostenida por jóvenes universitarios, que basándose en el voluntariado, se ha dedicado a construir viviendas de emergencia y a dar seguimiento a los beneficiarios a través de programas de habilitación social. Jóvenes voluntarios provenientes de muy diversas universidades, que dedican fines de semana y una buena parte de sus vacaciones a ejercer esa tarea tan básica e indispensable para la convivencia social que se llama solidaridad.

Ver a estos universitarios saliendo de sus comodidades y compartiendo su tiempo y su sudor nos hacen sentirnos esperanzados con respecto al futuro de El Salvador. Porque este nuestro país, al igual que el resto de Centroamérica, solo cambiará hacia la justicia y la equidad en la medida en que sepamos conjugar adecuadamente generosidad, sacrificio, diálogo con los empobrecidos y presencia solidaria en sus problemas. Cuando hablamos de las soluciones ganar-ganar nos olvidamos con frecuencia de que en este proceso de reconocer a la gente su dignidad tenemos que renunciar a algunas de nuestras comodidades o caprichos. Los pobres ponen ya una tremenda cuota de sacrifico en su afán de llegar a un bienestar básico. Pero ese esfuerzo, que puede dar resultado en algunos casos, no sirve ni alcanza para todos. El sacrificio de quienes estamos bien, o mejor, es indispensable para el desarrollo integrado de todos. A la larga será cierto el ganar-ganar. Hoy tenemos que comenzar sacrificando algo quienes tenemos más.

El esfuerzo solidario, sea de estos jóvenes, o de cualquier otro grupo que se acerque a los problemas de quienes sufren, es indispensable para lograr confianza social. Y solo desde un clima de confianza se puede superar el miedo, la violencia, la pobreza y alcanzar ritmos de desarrollo acelerado. El diálogo con quienes viven en la pobreza o la marginación y el acercamiento solidario a los mismos crea capital social porque destruye prejuicios, elimina temores y crea confianza mutua. Los discursos y las promesas electorales sirven de muy poco cuando no hay un testimonio personal de cercanía a las personas y a sus problemas. Los jóvenes que trabajan en servicios de voluntariado dan espléndidamente ese testimonio, con su capacidad juvenil de poner un plus de simpatía, cariño y cercanía humana a la gente.

Noticias como la que comentamos de LA PRENSA GRÁFICA nos animan a todos y nos tocan además las necesarias fibras de la propia generosidad. Nos recuerdan que no podemos construir un nuevo El Salvador sin liberar nuestra generosidad y sin apoyar, precisamente hoy, a aquellos que decimos que son nuestro futuro. El futuro es ciertamente de ellos. Pero la calidad de dicho futuro depende también del compromiso y apoyo adulto a quienes marcan hoy, desde el trabajo, el esfuerzo y el sacrificio, el ritmo de la generosidad. Apoyar hoy a voluntariados como el Techo, o a cualquier otro que ponga la solidaridad generosa en el centro de su accionar, es un paso indispensable para construir un futuro donde la justicia y la paz vayan de la mano.

Generosidad ytransformación

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