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2010/10/25

LPG-Editorial-Para tener seguridad hay que garantizar la predictibilidad

 La seguridad no puede depender de que esté al frente del gobierno una fuerza política u otra, sino de que independientemente de quién esté se sepa que no habrá saltos en el vacío ni aventuras temerarias.

Escrito por Editorial.25 de Octubre. Tomado de La Prensa Gráfica. 

Es evidente que en nuestro ambiente hay un exceso de inseguridad, que está directamente asociado a la falta de certeza sobre los proyectos políticos de los partidos mayoritarios de cara al inmediato futuro. Aunque es en la izquierda donde se generan las mayores incertidumbres, la derecha no escapa a tal situación. Respecto de la izquierda, la principal fuente de ansiedades deriva de que el FMLN mantiene un discurso “revolucionario”, difuso pero recurrente; y en cuanto a la derecha, la inquietud principal está centrada en la desintegración que la caracteriza, a consecuencia de no haber sabido encajar de manera consecuente la derrota presidencial de ARENA en las pasadas elecciones presidenciales.

Como se puede constatar sin mayores dificultades en todas las democracias estables del mundo, la clave de la estabilidad progresiva está en tener seguridades básicas sobre los asuntos fundamentales del hacer nacional, como son la capacidad de entendimiento político, la continuidad del desarrollo económico, la normalidad institucional y los contenidos esenciales de la política social. En todos estos temas, los partidos en competencia permanente pueden tener, como es natural que tengan, diferencias de matiz, que pueden importantes, pero que en ningún caso acarrean el sobresalto sobre la posibilidad de algún tipo de transformación radical.

Eso es lo que se llama predictibilidad: que pueda saberse de antemano que, de ganar un partido o de ganar otro partido, nunca se estará expuesto al síndrome de naufragio posible, que se da cuando no hay forma de prever lo que pudiera llegar a pasar en cualquier contingencia. Para evitar dicho síndrome es indispensable que las distintas fuerzas políticas hagan explícito, de una manera inequívoca, cuál es su ideario básico, cuáles son sus intenciones reales y cuál es su proyecto permanente.

Hasta la fecha, los partidos se mantienen flotando en una retórica cambiante según los impulsos del momento, y eso no sólo contradice una práctica democrática sana y natural sino que frena significativamente las dinámicas que requieren claridad de futuro, como es la dinámica de la inversión tanto interna como externa. No es casual que nuestro país vaya a la cola de Centroamérica en lo que a inversión se refiere, ya que El Salvador, que es donde las condiciones de la pacificación son potencialmente tan favorables para instalar la predictibilidad política, no ha hecho adecuadamente la tarea de convertir su acuerdo de paz es un acuerdo de gobernabilidad sostenible. Este es el trabajo pendiente, que nadie parece querer tomar en serio.

Todos los análisis consistentes de nuestra realidad nacional, provengan del ámbito interno o de los distintos planos internacionales, coinciden en el imperativo de instalar la seguridad política como el sustento del desarrollo en todos los órdenes. Y la seguridad política no es posible sin el componente adecuado de predictibilidad. Es fundamental, entonces, que las fuerzas políticas se aclaren a sí mismas, para ser capaces de aclararse ante la ciudadanía. Lo que en verdad necesitamos es hacer confiable la alternancia, cualquiera que ésta sea. La seguridad no puede depender de que esté al frente del gobierno una fuerza política u otra, sino de que independientemente de quién esté se sepa que no habrá saltos en el vacío ni aventuras temerarias. En eso está la clave de una democracia de veras funcional.

Para tener seguridad hay que garantizar la predictibilidad

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