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2010/10/22

La Página-No alimentes a las pandillas, no compres drogas-Diario digital de noticias de El Salvador

Escrito por Marvn Aguilar.22 de Octubre. Tomado de La Página.

Las siguientes personalidades del continente formaron parte de lo que se llamó: Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia: César Gaviria, Ernesto Zedillo, Fernando Henrique Cardoso, Ana María Romero de Campero, Antanas Mockus, Diego García Sayán, Enrique Krauze, Enrique Santos Calderón, General Alberto Cardoso, João Roberto Marinho, Mario Vargas Llosa, Moisés Naím, Patricia Marcela Llerena, Paulo Coelho, Sergio Ramírez, Sonia Picado, Tomás Eloy Martínez.

Adelantándome al prejuicio como mecanismo de defensa que reina en el salvadoreño promedio, he decidido comenzar este texto con los nombres de las personas que recomiendan replantear y sustituir la política prohibicionista en la producción, interdicción al tráfico y distribución, así como la criminalización al consumo, como un recurso para enfrentar lo que ellos llaman: la guerra perdida contra las drogas.

La lucha contra las drogas lleva ya 30 años, y representa un costo social y humano muy alto para los países, muy al contrario de lo esperado se está lejos de erradicar el consumo de drogas. América Latina es después de esta batalla, el principal exportador de cocaína y mariguana; somos un creciente productor de opio y heroína y se comienza ya con las drogas sintéticas. Mientras que en Europa y América del norte el consumo se estabiliza en nuestro hemisferio aumenta y se generaliza entre los jóvenes y adultos contemporáneos.

Todo esto provoca un aumento del crimen organizado, que no solo desean controlar el tráfico internacional, sino los mercados domésticos y territorios, todo a través de bandas criminales: niveles de violencia inauditos que afectan a los pobres y jóvenes. La politización del crimen y, la criminalización de la política: el crimen organizado ha infiltrado la democracia. Hay corrupción de los diversos entes del Estado.

La primera convención sobre la ilicitud de la coca, cocaína, opio, heroína, mariguana y diversas drogas en 1961 estableció como términos para la erradicación en el consumo del opio 15 años, esto es 1976; para la coca y mariguana 25 años, lo que hubiera acontecido 1986. En cuanto al trato a los consumidores las convenciones sobre este tema dejan abierta la posibilidad de despenalización o, descriminalización de los usuarios aunque ellas continúen siendo ilegales. Convención Única sobre Estupefacientes, 1961; Convención de Sustancias Psicotrópicas, 1971; Convención Contra el Tráfico Ilícito de Drogas Narcóticas y Sustancias Psicotrópicas, 1988.

El nuevo paradigma

Transformar los adictos de compradores de drogas en el mercado ilegal en pacientes del sistema de salud. Esto busca debilitar las fuentes de ingresos de los traficantes, para esto hay que crear leyes, instituciones y regulaciones que permitan que los adictos pasen al sistema de salud. Esto de forma conjunta a campañas de información y educación, traería el desplome de los precios, afectando las bases económicas de los cárteles.

Evaluar con un enfoque de salud pública y haciendo uso de la más avanzada ciencia médica la conveniencia de descriminalizar la tenencia de marihuana para consumo personal. Si se piensa en los daños que hace la mariguana en la salud y el cerebro, estimado lector ésta usted en la justa razón de rechazar esta propuesta pero, según los datos empíricos que se disponen son igualmente proporcionales a los que causa el alcohol y el tabaco. ¿Prohibimos entonces mejor estas dos últimas drogas?

En cuanto a la relación mariguana cárcel y violencia, ésta va en aumento debido más a la política de criminalización que se sigue que al consumo mismo. Y finalmente, si se suman los recursos que se gastan en perseguir a los consumidores que los que se invierten en prevención y rehabilitación son asimétricos; determinar sólo la prisión es además irreal en nuestros países, si se toma en cuenta la saturación carcelaria, y si tomamos como dato que, el ofrecimiento y solicitud de la prostitución están igualmente prohibidas, y últimamente la sola pertenencia a la pandillas también ¿se imaginan la cantidad de presos y el colapso de las instituciones encargadas, el costo financiero para el Estado si comenzamos a aplicar la ley?

Definitivamente la sola descriminalización del consumo no es recomendable sino se implementan a la vez practicas de información y prevención, hacer solo la primera cosa, es agravar los problemas de adicción, esto debido a nuestra cultura dionisiaca y don juanesca que la mayoría de las veces llevamos al exceso.

Reducir el consumo a través de campañas innovadoras de información y prevención que puedan ser comprendidas y aceptadas, en particular por la juventud, que es el mayor contingente de usuarios debe ir a la par de la descriminalizar el uso. Las drogas afectan el poder de decisión de los individuos, por eso los testimonios de ex adictos son de mayor fuerza que la represión o, la excitación virtuosa a no consumir.

Las campañas contra el tabaco o contra el SIDA demuestran como ahora la disminución de fumadores informados ésta en aumento y el uso del preservativo es muy común entre los jóvenes. No existe una campaña en nuestro país, por ejemplo, que hable a la juventud sobre los riesgos del dinero fácil y, de los costos de la corrupción y la violencia ligados al tráfico de drogas. Más sin embargo se les satura con propensión marginal al consumo.

Focalizar las estrategias represivas hacia la lucha implacable contra el crimen organizado. Lo que debemos combatir es: la violencia, la corrupción de las instituciones, el lavado de dinero, el tráfico de armas, el control de territorios y poblaciones por parte de mafias o mafiosos.

Reorientar las estrategias de represión al cultivo de drogas ilícitas. Se debe implementar en las zonas de siembra: desarrollo alternativo con recursos serios, nuevos productos que estén acordes a la realidad agrícola de las poblaciones, acceso viable y competitivo a los mercados. Desarrollo social, fuentes de empleo, educación democrática y solución de conflictos en forma participativa y, reconocer la licitud de algunas plantas como la coca, que debido a su uso ancestral es necesario aceptar, cuidando que sea sólo para el uso cultural o religioso. Tal como se hace ya en EE. UU. con el peyote.

El miedo al qué dirán: muy propio de las culturas atrasadas

¿Significa esto entonces que hay que desconocer los enormes recursos tanto en vidas humanas, como económicos que ha costado hasta hoy las luchas antidrogas? ¿Qué no hay que combatir a los cárteles y traficantes? No. Es romper la idea en que ha estado basada la lucha antidroga: la cual es un modelo de política de represión que está firmemente arraigado en prejuicios, temores y visiones ideológicas. El tema se ha transformado en un tabú que inhibe el debate público por su identificación con el crimen, bloquea la información y confina a los consumidores de drogas a círculos cerrados donde se vuelven aún más vulnerables a la acción del crimen organizado.

De igual no se trata de ignorar las acciones represivas de acuerdo a las necesidades que los Estados requieran, pero al mismo tiempo no se puede olvidar que lo que se persigue es eliminar o cuando menos disminuir el daño que las drogas hacen a las personas, sociedades e instituciones, y eso solo se logra derrotando al tabú de hablar sobre el tema.

¿Colombia y México han disminuido sus problemas relacionados con esta problemática? El país del sur no solo ha aumentado sus áreas de cultivo ilícito sino que se ha extendido a toda la parte Andina; al norte, los mexicanos han terminado reemplazando a los colombianos en la introducción de drogas al mercado estadounidense. Además está claro que mientras los habitantes del primer mundo, los países ricos no se vuelvan pobres, pues la producción y exportación desde aquí no se detendrá, ya que son los Estados Unidos y Europa los principales destinos de las drogas latinoamericanas. ¿Cómo se vislumbra el futuro? En Europa la tendencia es a la regulación, EE. UU. Oscila entre la doble moral: si pero no. La verdad es que la solución a largo plazo pasa por la reducción del consumo, y esto está lejos de ser una realidad.

En El Salvador llama la atención como se ignora en la discusión sobre el poder de las pandillas un fenómeno: una de las fuentes de ingresos de estos es la droga, las luchas son y serán a futuro por territorios para la venta y distribución: ¿quienes poseen la capacidad de compra en nuestro país? Las personas de las clases media, media alta, alta; las mismas clases sociales a las que las pandillas le son molestas. Un eslogan para la lucha antidroga en nuestro enanito paisito seria: no alimentes a las pandillas, no compres drogas. Pero eso es como escribir por un sueño.

Diario digital de noticias de El Salvador

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