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2010/10/18

EDH-No me llames frijolero

 Alejandro Alle.19 de Octubre. Tomado de El Diario de Hoy.

Los mexicanos de Molotov, de manera mordaz, responden con las letras de sus canciones al maltrato que muchos inmigrantes latinoamericanos reciben en los Estados Unidos. La parte más suave de uno de esos textos sirve de título a este artículo.

Nadie ignora que la verdadera solución, la de fondo, para evitar esas agresiones (allá), es propiciar una mejora en las condiciones de vida de la gente (aquí...), de manera que la emigración deje de ser una alternativa atractiva. En ello hay una función que el Estado tiene que cumplir. La vía no es el populismo, como demasiados políticos, de todo color, imaginan.

Los frijoles, además de servir para identificar despectivamente (allá) a los inmigrantes, suelen ser utilizados para manipular abusivamente (aquí...) a los que no emigran. Sobre todo a los más pobres. En ello también hay una función que el Estado tiene que cumplir. La vía no es el intervencionismo, como demasiados pseudo-empresarios, de diversas actividades, pretenden.

Ahora, como ocurre prácticamente todos los años, la (¿crónica?...) escasez de frijoles rojos ha vuelto a ser noticia, al igual que el posible acaparamiento y las evidentemente creíbles denuncias de falta de claridad en su comercialización. ¿Falla del mercado? Falla de las reglas que pone el Estado. Falla que no es nueva.

Prueba de ello es que siguen sin respuesta las dos preguntas formuladas por FUSADES en su publicación: "Estrategia agropecuaria: retomando el camino hacia la competitividad" (diciembre 2008, pág. 27): "¿qué precio pagó el gobierno anterior por la importación de 16 mil qq de frijol rojo nicaragüense en 2008?", y "¿qué resultado económico representó para el Estado esa operación?"

Aunque nunca se conocerán los números reales, las respuestas cualitativas indudablemente son: "demasiado caro" para la primera, y "pérdida injustificada" para la segunda. Suponer otra cosa sería una ingenuidad.

Y al final, sin que nadie pareciera sorprenderse, el Estado termina involucrándose directamente en la importación de frijoles (¿!). Como si no existiesen formas más eficientes y económicas para que un Estado moderno pueda cumplir su función subsidiaria con los más necesitados.

En el lejano 1989, FUSADES ya afirmaba que "cualquier programa de subsidio de alimentos para sectores de extrema pobreza, debe ser canalizado directamente por la estrategia social y no a través de una distorsión de precios que daña seriamente al sector".

Definición impecable, que no sólo debería aplicarse a los alimentos sino también a otros bienes y servicios para que el Estado, valiéndose de subastas transparentes entre empresarios privados, los pueda adquirir en condiciones competitivas y así cumplir con la citada función subsidiaria al menor costo posible. Sin jugar a ser empresario con el dinero de los contribuyentes.

De esa forma se corregirían, además, las habituales distorsiones que suelen plagar (nunca tan adecuado el término…) al sector agrícola, tales como cuotas de importación, aranceles, prohibiciones, precios sostén, existencia de importadores históricos (¿o monárquicos...?). Y la lista sigue.

De no existir tales distorsiones, las dos preguntas pendientes sobre los eventos del 2008 tendrían respuestas mucho más satisfactorias.

Un analista del sector publicaba días pasados que "hay posibilidades de traer frijol negro de países centroamericanos a mitad de precio ... pero habría que realizar una campaña amplia para establecer demanda. La zona occidental he observado que consume mucho frijol negro, es posible que por la influencia de Guatemala, pero la mayor parte del país prefiere el rojo".

En economía existe el concepto de bienes sustitutos: nadie mantiene sus patrones de consumo si un sustituto se consigue "a mitad de precio". El frijol rojo será muy rico, pero si el negro cuesta la mitad, la gente cambia. Nadie se pelea con su billetera.

Es decir, cuesta mucho creer que sea necesario "establecer demanda" del negro, pues a mitad de precio la demanda se establece sola. ¿Sugerencia para las autoridades? Investigar qué está pasando con la oferta, local o importada, del sustituto.

Para que, al menos aquí..., algunos no nos sigan tomando por frijoleros.

Hasta la próxima.

elsalvador.com :.: No me llames frijolero

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