EDH-El Rosario: "Corona de rosas"

 María A. de López Andreu.02 de Octubre.Tomado de El Diario de Hoy.

Octubre es el mes del Rosario. Sin duda los excelentes columnistas religiosos de este periódico escribirán doctrinalmente sobre eso. Yo, sencillamente, deseo plasmar el significado de esta devoción para católicos "de a pie".

Rezar el Rosario es una devoción popularísima; sin embargo he escuchado el comentario que, estar repitiendo lo mismo, no sólo es aburrido para quien lo practica, sino que hasta la Santísima Virgen debe sentirse algo así como agobiada por tanta repetición. ¡Qué tristeza que, por ese concepto erróneo, estén perdiendo la inmensa riqueza que esta devoción representa!

"El rezo del Santo Rosario, con la consideración de los misterios, la repetición del Padrenuestro y del Avemaría, las alabanzas a la Beatísima Trinidad y la constante invocación a la Madre de Dios, es un continuo acto de fe, de esperanza y amor, de adoración y reparación", dice el Catecismo de la Iglesia Católica.

Ya para el año 650, se encontraba el "Dios te salve, María", en el Misal Romano, como antífona en la Misa del Cuarto Domingo de Adviento y, muchas personas que no podían rezar el Salterio, dispusieron reemplazar los 150 salmos del mismo, diciendo 150 veces esa oración.

La Iglesia recibió el Rosario, en su forma actual, en el año 1214, de manera milagrosa: Nuestra Señora se apareció a Santo Domingo y se lo entregó como un arma poderosa para la conversión de pecadores. Desde entonces, su devoción se propagó rápidamente alrededor del mundo, con milagrosos resultados.

Para 1483 se añadió el "Santa María, Madre de Dios" y en 1569, el Papa Pío V recomendó a todo el mundo el Rosario, tal como se reza hoy, definiéndolo en su "Bula" así: "El Rosario o Salterio de la Santísima Virgen, es un modo piadosísimo de oración, al alcance de todos, que consiste en ir repitiendo el saludo que el ángel le dio a María, interponiendo un Padrenuestro entre cada diez Avemarías y tratando de ir meditando, mientras tanto, en la vida de Nuestro Señor".

A partir de Pío V, todos los Papas han recomendado que recemos, devota y diariamente, el Santo Rosario. Originalmente, constaba de 15 Padrenuestros y 150 Avemarías (en recuerdo de los 150 Salmos), dividido en 15 Misterios. El amado Papa, Juan Pablo II, añadió 5 misterios más. Así, fácilmente, podemos meditar sobre la vida de Jesús y la participación de la Santísima Virgen en ella, desde el nacimiento hasta la Ascensión a los Cielos.

Recordemos, además, que en todas las apariciones de la Virgen María, oficialmente reconocidas por la Iglesia o no, Ella ha insistido en que recemos el Rosario; si se aburriera al escucharnos repetir lo mismo, ¿nos haría esa petición?

Mi madre fue gran devota del Rosario; además de su ejemplo, como asuncionista que soy, el Rosario es parte primordial de mi día. Doy testimonio de que en los peores momentos de la vida, cuando el dolor físico o espiritual me ha doblegado, cuando la mente está tan atribulada y lastimada que ni siquiera puede hilvanar un Avemaría, el sólo hecho de repasar, incansablemente, las cuentas del Rosario, pensando en Jesús y María, ha sido como un ancla que impide el naufragio y llenan el alma de consuelo y fortaleza.

Si usted aún no ha adquirido esa devoción, no tarde más y comience a rezar el Rosario: ¡No sabe lo que se pierde!

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