EDH-¿Cuál es el problema?

 José María Sifontes.02 de Octubre.Tomado de El Diario de Hoy.

Hace casi dos semanas que murió la elefanta del zoológico y el suceso va, como todo en la vida, desvaneciéndose. Fue un acontecimiento muy triste para muchos, que de una u otra forma externaron su pesar. Las redes sociales se inundaron de expresiones de condolencia para este noble animal, que pasó casi medio siglo entreteniendo a pequeños y grandes. Algunos resaltaron la evocación que la elefanta les produjo de su niñez, otros, ciertas conductas casi humanas que se le observaban. Hubo de todo.

Me llamó la atención los comentarios de algunas personas que se molestaron por estas manifestaciones de duelo colectivo. Dijeron: "por qué tanto escándalo por la muerte de un animal cuando en El Salvador mueren doce personas diarias asesinadas". Les pareció un contrasentido y una muestra de la desensibilización ante los crímenes y de lo mal que estamos.

Por mi parte pregunto, por qué a algunas personas todo les molesta y critican siempre lo que los demás hacen. Acaso no se puede sentir tristeza por la muerte de un simbólico animal sin dejar de sentirlo por el de las personas. El sentir pena por la elefanta no indica que no se sienta por los asesinatos.

Obviamente a todos les afecta las muertes sin sentido que se ven a diario, y mucho más que la de los animales, pero la gente sintió algo especial por esa muerte y fue una buena oportunidad de mostrar unión y sensibilidad por todas las criaturas que comparten con nosotros el planeta. Pero hay unos que se amargan por gusto y en todo andan buscando lo negativo. Buscan qué criticar y les encanta ir contra la corriente. Ven los defectos y no la parte positiva que todo tiene.

Si es de fútbol, dicen: "los salvadoreños son unos alienados, ahí andan viendo los partidos del Real o del Barcelona, y hasta se hacen fans de ellos, de unos equipos del otro lado del mundo que no tienen nada qué ver con nosotros". El comentario a esto es: ¿Y qué? Si a alguien le gusta la liga española y es aficionado del Real, ¿cuál es el problema? A nadie le hacen mal; por qué no dejar que cada quien vea lo que prefiera y se entretenga en lo que le dé la gana. Pero hasta esto se convierte en motivo de amargura y de reproches. Si a alguien le gusta el Barcelona está bien, si le gusta el Alianza está bien, y si no le gusta el fútbol también está bien. No hay que hacerse mala sangre por esto.

Las personas buscan cosas con que distraerse de las ansiedades y tristezas cotidianas. A veces se sienten solas, y aprovechan cualquier manifestación de espíritu colectivo para aliviar esa sensación. Hay tantas cosas que nos desunen, que nos aíslan, que algo que implique lo contrario ayuda.

Una cosa es criticar con el fin de hacer que las cosas mejoren, cuando lo que se intenta es que se rectifique, y otra es criticar con el único propósito de hacer sentir mal al otro. La crítica es útil porque nos hace ver nuestros errores y a veces se convierte en la única forma de hacernos salir de nuestras burbujas.

La crítica política, por ejemplo, no sólo es útil sino esencial en las democracias. Pero criticar porque a unos les guste el fútbol extranjero o porque otros quieran solidarizarse por la muerte de un paquidermo no es buen juicio, es amargura.

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