EDH-De regreso a la vida

 Eduardo Torres.16 de Octubre. Tomado de El Diario de Hoy.

¡Gracias, Señor!, decían las camisas tipo Polo, manga larga, con las que, uno a uno, fueron saliendo de la cápsula los treinta y tres mineros que por casi 70 días permanecieron atrapados en la Mina San José, en el desierto de Atacama, región al norte de Chile. Su rescate --una extraordinaria y prolongada noticia-- fue seguido, en vivo, por centenares de millones desde las diferentes regiones alrededor del mundo.

Cómo no quisiéramos los medios de comunicación transmitir, con mayor frecuencia, este tipo de historias, que tanta lecciones de vida dejan. La historia se siguió desde que se tuvo conocimiento que habían quedado atrapados en la mina, cientos de metros por debajo de la tierra; pero en especial cuando unos días después se supo que, milagrosamente, estaban vivos, hasta verlos salir uno por uno, desde las entrañas de la Tierra.

¡Honor a quien honor merece! No existiendo precedente de algún de rescate similar, trascendió que el presidente Sebastián Piñera fue advertido por algunos de sus asesores de no casarse con el tema, ya que podía volvérsele un gran fiasco en términos de relaciones públicas si no había un final feliz.

Piñera tomó la inquebrantable decisión de dar el todo por el todo por rescatar a los mineros, en ese tipo de decisiones que tan claramente separan a estadistas de habitantes temporales de palacios de gobierno. Se encomendó ante Dios, se comprometió con sus conciudadanos, inyectó recursos, se preocupó por los detalles y Chile --ingenieros, trabajadores, brigadistas, médicos, población en general-- y el mundo les respondió, en bellísimo gesto de solidaridad, que perdurará en la memoria colectiva de la aldea global. ¡Chile va bien!

Al concluir una Cumbre de Las Américas hace unos doce años, en ruta hacia el aeropuerto para tomar vuelo hacia Miami, bordeando el centro de Santiago --que había colapsado por el desplazamiento de diferentes dignatarios, entre ellos Bill Clinton-- el motorista se salió de las tradicionales rutas y transitamos por barrios eminentemente obreros en la periferia. Al llegar a una intersección había un accidente recién sucedido, fuera de la capital. Estaban sacando a los heridos de gravedad.

Súbitamente apareció un helicóptero para transportarlos hacia un hospital. Al observar el lugar en que nos encontrábamos, con lo que sucedía en la atribulada ciudad, pensé: ¡Chile va hacia el desarrollo! Porque para mí que existieran los recursos a favor de vidas humanas de ciudadanos promedio, como debe ser, al final de una Cumbre de Las Américas, me dijo mucho.

He seguido el proceso chileno desde Aylwin, pasando por Frei, Lagos y Bachelet. He leído sobre los Chicago Boys, la reforma económica y cómo ésta llevó a la apertura política. Creo que los cuatro presidentes de la Concertación fueron positivos para su nación, pero si de quedarse con uno se tratara, me quedaría con Ricardo Lagos. Y creo que Sebastián Piñera reimpulsará a Chile por la libertad y por un mayor progreso. El secreto, desde hace rato en el país "hasta donde llegan los aviones", ha sido convertir las diferencias en matices, respetar lo que funciona y tratar de mejorarlo.

Gracias, Chile, el mundo les aplaude la extraordinaria lección de fe, de coraje, de apuesta a favor del ser humano que nos han dado. No en vano manifestaban los mineros que no eran treinta y tres sino treinta y cuatro, pues Dios estaba ahí con ellos. Ojalá no se olviden nunca de ello, con la oportunidad que han tenido de regresar a la vida. ¡Qué bendición!

elsalvador.com :.: De regreso a la vida