C. Marchelly Funes.15 de Octubre. Tomado de Diario Co Latino.
Una de las causas para la ineficiencia y vulneración de las normas de tránsito, es que muchos agentes policiales se hacen los del “ojo pacho” ante los infractores o les piden “mordida” a cambio de no cumplir la ley.
El sábado pasado tuvimos una experiencia de esas en las que se arma el caos vehicular si un automotor se queda a media calle en horas pico.
Era cerda del mediodía y circulábamos a un costado del Parque Cuscatlán cuando el carro en el que íbamos se apago, quedamos a media calle.
Los vehículos que nos seguían nos pitaban, otros nos insultaban, y otros se tiraban en sentido contrario para no esperar; todo eso sin que nosotros pudiéramos hacer nada porque no sabíamos de donde provenía la falla.
A los pocos minutos de que se nos apagara el carro, apareció una patrulla de la Policía Nacional Civil, (PNC). Un agente se bajó y con un semblante de pocos amigos se dirigió a nosotros y dijo con voz grave “¿Que le pasó? ‘Oríllese’ para revisar el vehículo”.
Mi hermano le saludó y le explicó que el carro no respondía, que para moverlo había que empujarlo; mientras decía eso una camioneta se tiró en sentido contrario y pasó a escasos centímetros de nosotros. Ni el agente ni la patrulla hicieron algo o dijeron algo ante la infracción del conductor.
Luego de eso pasaron dos vehículos más de la misma forma. Otro de los agentes detuvo el tráfico para poder empujar el automotor quedado a la orilla, y una vez ahí, el agente se dispuso a revisar junto con mi hermano cuál era la falla. No pasaron ni cinco minutos cuando el auto había respondido al ajuste que le hicieron al cable del acelerador. Agradecimos al agente pero nos sorprendimos ante la poca autoridad que representan los agentes para los automovilistas.
Luego, cuando llegamos a la altura de una escuela de manejo que se encuentra entre el Bulevar Tutunichapa y la 25 Av. Nte., volvimos a ver como los motoristas de varias unidades de transporte se dejaban ir sobre dos líneas amarillas para evitar incorporarse al Bulevar Tutunichapa, lo más sorprendente fue que a escasos metros se encontraba un pick up de la PNC.
Hasta dónde yo sé, o sabía, la PNC sirve para proteger y resguardar a la ciudadanía, sin embargo, cuando vemos en las calles como los conductores abusan de los señalamientos de tránsito y ponen en riesgo la vida de otros, me pregunto: ¿Qué tipo de autoridad representa la PNC ante los ciudadanos? Si bien es cierto la policía de tránsito es la encargada de imponer esquelas y multas, pero la PNC por lo menos debería de amonestar a los que infringen y no dejar pasar estas acciones.
En otra ocasión, siempre el mismo fin de semana nos detuvo un retén de tránsito que se había ubicado en la Autopista sur. Ya habían parado un pick up antes, y como soy un poco inquieta y sé que los agentes algunas veces se tardan aproveche para bajarme y estirar las piernas.
Mientras caminaba en dirección del otro vehículo detenido pude observar cómo el conductor sacaba de una bolsa cangura un revolver y lo escondía tras el asiento de su acompañante.
Me dio miedo y me regresé al carro, le pregunté a mi acompañante si le habían preguntado si portaba arma, él me respondió que no, acompañado de un ¿por qué? Le conté lo que había visto y me dijo: “¡Ay! Que podes esperar de nuestras autoridades”.
Algo me pareció raro y fue que a nosotros nos dijeron que podíamos irnos y el pick up se quedó ahí estacionado. Ojalá y haya sido para ponerle una infracción o para decomisarle el arma que sutilmente escondió bajo el asiento del copiloto.
Los salvadoreños y salvadoreñas a diario nos quejamos de la falta de control policial en las calles y en el tráfico de vehículos. Solo he puesto un par de ejemplos, pero basta con multiplicar estos por la cantidad de calles y la cantidad de policías para tener una idea de cuán seguros (¿seguros?) podemos llegar a estar en las calles con policías así. Hasta cuando las autoridades policiales actuaran como debe de ser, con todo el peso de la ley, con los infractores. Hasta cuando veremos prevalecer el orden y la autoridad.
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