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2010/10/11

Co Latino-Carta a doña Evangelina del Pilar | 11 de Octubre de 2010 | DiarioCoLatino.com - Más de un Siglo de Credibilidad

 Dagoberto Gutiérrez.11 de Octubre. Tomado de Diario Co Latino.

Muy bonito su artículo del lunes 4 de octubre,  se trata de un texto con un gran amorío con
su contexto, con mucha gracia, firmeza ideológica y texto seguro.
Todo esto es muy apreciado, Doña Evangelina, porque el lector tiene acceso rápido a las alcobas íntimas del pensamiento de quien escribe, y usted, señora de Sol, expone muy bien sus posiciones de derechas, al grado tal que uno quisiera que en las izquierdas también hubiera plumas como la suya.
Fíjese Doña Evangelina, que me veo tentado a confesarle, muy en privado, que yo no soy marxista, porque esta calidad o situación , supone un nivel intelectual demasiado alto para mis posibilidades, ya que este es un pensamiento sofisticado que va desarrollándose permanentemente a partir de los avances de la ciencia, de las luchas de la gente, de los pueblos y de la correspondiente elaboración teórica, en todo caso, siendo americano y más americano que latino, mi pensamiento se nutre de la teología de La liberación, del marxismo y de nuestras culturas ancestrales, por eso es que el pensamiento está permanentemente desarrollándose en la medida que avanzan los procesos sociales y políticos, y esto quiere decir que no se depende de ninguna meca ideológica o teórica, y es la misma realidad la fuente insustituible del pensar.
Por supuesto, que en todo esto media como usted sabe, el aspecto ideológico, porque nosotros no miramos la realidad con los ojos sino con el cerebro, y toda mirada está siempre preñada de ideología, esta es inevitable e insustituible y muy exclusiva de los seres humanos, como usted sabe, nadie puede ver el mundo, entenderlo interpretarlo o intentar subvertirlo sin ideología, por eso podemos coincidir en aspectos políticos sin exigir coincidencias ideológicas, estas son las alianzas tan necesarias en la vida social y política.
Usted Doña Evangelina de Sol, que tiene tanta razón como tanta pluma fina, hace bien en acompañar un pensamiento riguroso con un error probable, porque, usted y yo sabemos que no existe la certeza sin el error, ni el error sin la certeza y el que algo sabe, lo primero que sabe es que sabe bien poquito y que siempre, siempre de todos los siempres será más lo que ignora que lo que sabe.
Siendo así las cosas, resulta que todos estamos situados en el torbellino polvoriento del debate, en ocasiones este se hace discusión, pero no siempre y es muy bueno, mi estimada señora puntualizar los desacuerdos para dejar intactos los probables o posibles acuerdos, porque además, nadie es dueño de las verdades, ni de las palabras y todos somos buscadores de caminos.
En esa búsqueda uno se encuentra con la política y con lo político, y lenta y pedregosamente va descubriendo las realidades del poder , y entonces resulta que lo que parece evidente no siempre es así y lo que parece simple  apenas llega a ser sencillo, y así es, en efecto, lo relacionado con votar o elegir, porque yo puedo votar sin elegir, o elegir sin votar, fíjese que el que vota apenas ejerce el derecho de sufragio, que es también, calculadamente un deber y quienes lo hacen, votan sobre candidatos electos por las cúpulas partidarias, y votan por candidatos y no por personas, ocurre que cada candidatura es una construcción ideológica que funciona como una coraza que protege a la verdadera persona que se esconde adentro de la candidatura, de modo que el que vota siempre lo hace a ciegas, porque no sabe quien es ni qué clase de persona es ese candidato, desde luego, no tiene ninguna posibilidad ni de influir, ni de controlar, ni de evaluar el desempeño del candidato por el que votó, aunque este resulta ser quien lo representa y el que vota resulta ser el representado, ¿mire que situación más rara Doña Evangelina?, aunque forme parte de la esencia de la democracia representativa y todo parece indicar que cuando se vota , también se decide que otro decida por uno y que uno renuncia a decidir, por supuesto que el voto no tiene nada que ver con ninguna política del futuro gobierno o futuro funcionario y es, como repito el simple acto de ejercer el sufragio, sin elegir ningún camino.
Esta situación es la fuente de la crisis del sistema partidario y es, además, la razón que explica que los pueblos entiendan que de lo que se trata es de hacer política, y no solo de participar en ella, porque en todo caso conviene que cada quien participe en la política que le conviene, es decir en su política.
Usted tiene razón cuando afirma que el encuentro de un espermatozoide y un óvulo produce vida, y se trata de dos cosas con vida; el tema aquí es si el solo encuentro de estas dos cosas produce una persona. 
Esta es una discusión que efectivamente tiene que ver con el tema del aborto, como usted sabrá yo soy de los que piensan, que antes que el Estado determine quien es persona para convertirlo en sujeto de obligaciones, es una mujer embarazada quien decide que una cosa deje de ser tal y pase a ser persona, en ese instante esa mujer deja de ser una mujer embarazada y se convierte en madre, y lo que tiene en sus entrañas se convierte en su hijo.
Estamos situados ante una permanente situación de riesgo, porque es la madre de uno, quien libremente  decide, como debe ser, que uno nazca y sea persona. Resulta que en esta decisión y a estos rincones decisorios no debe ni puede llegar ningún poder político.
Por supuesto que este es un tema abierto a la discusión y fuera bueno, Doña Evangelina, que esa discusión se abriera efectivamente para ventilar sus corredores y saldar cuentas con las dudas, malos entendidos o buenos entendidos. Al fin y al cabo lo que uno piensa tiene que ver con sus condiciones materiales y por eso la persona feliz es la que logra vivir como piensa y no tan solo pensar como vive.
Es muy cierto, Doña Evangelina, la lucha legítima por el bien, y también es cierto que la filosofía como producto social también es parte de la lucha por el bien, aunque como usted sabe esta lucha se enfrenta al mal, porque así como no hay justicia sin injusticia, principios sin fin, no hay bien sin mal y lo que para unos es bien para otros no lo será necesariamente, pero cada quien tendrá un cierto soporte filosófico en su posición y en ese tráfago también aparecen las equivocaciones.
Como hemos dicho estamos en una lucha permanente entre la ignorancia y el saber y sin duda, el mismo Hegel, que era un adorador del estado, a lo mejor se pondría de acuerdo con Marx, a la luz de la historia y consideraría también que hay que mandar al Estado al museo de la historia, aunque yo agregaría que hay que liberarlo primero de las garras especuladoras del mercado.
Es agradable referirse a letras agradables.

Carta a doña Evangelina del Pilar | 11 de Octubre de 2010 | DiarioCoLatino.com - Más de un Siglo de Credibilidad

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