Escrito por Eduardo Torres. 20 de Febrero. Tomado de El Diario de Hoy.
No cesará la galopante ola de criminalidad, dijo ayer el pastor general del Tabernáculo Bíblico Bautista, Hermano Toby, hasta que deje el partido oficial (FMLN) de hacer pactos para favorecer a los delincuentes con miras a fortalecer su proyecto político para la instauración del Socialismo del Siglo XXI; hasta que haya una real coordinación entre las instituciones del Estado y se haga respetar la ley, y hasta que los salvadoreños volvamos "nuestro rostro a Dios", porque así como vamos, "ya topamos", advirtió con su tradicional coraje el líder bautista. Y es que en política, como afirman los expertos, percepción es realidad. Y en el área de la seguridad personal la gente se siente atemorizada y angustiada como producto de la oleada criminal existente, sin visos de solución a la vista.
Tan grave es el tema de la seguridad física en nuestro país, que en medio de la peor crisis económica mundial en ochenta años y donde en el mundo desarrollado -–Estados Unidos, Italia y España para citar sólo tres ejemplos-- el tema económico es el principal problema, acá en El Salvador y, para ser justos, en esta región del mundo azotada por el tráfico de drogas hacia los Estados Unidos, ha pasado el tema económico a un segundo plano, pues la ciudadanía, ante la oleada criminal que nos abate, siente que cualquier cosa puede sucederle de un momento a otro. Desgarra, día tras día, observar los cuadros de dolor humano por las víctimas, en constante aumento. La crisis en seguridad pública, insisto, ofrece la oportunidad de buscarle una aproximación conjunta.
Así se interpretó la convocatoria de la Presidencia de la República para reunirse en un plazo de diez días con gremiales empresariales, medios de comunicación, partidos políticos, organizaciones sociales, sindicatos, iglesias, Órgano Judicial, Fiscalía General y demás instituciones del Ministerio Público, para finalizar, como sucedió hace un par de días, con el Cuerpo Diplomático. Asistí el viernes cinco de los corrientes a la reunión convocada a las cinco de la tarde y me retiré a las nueve y cuarenta de la noche, al término de la reunión. Sintonicé con las palabras iniciales del Presidente Funes, quien de entrada admitió que estamos en un ciclo de recrudecimiento de la violencia y calificó de conmovedora la --entonces fresca en el ambiente-- masacre en el cantón Milingo.
Fue claro y preciso al afirmar que el Estado estaba siendo provocado por el crimen organizado, que es un monstruo que ha crecido frente a nosotros, mientras nos enfrascábamos en estériles debates; que se proponían recuperar control territorial y que pedía un frente común para hacerle frente a la embestida criminal. Luego pasaron, uno a uno, los miembros del gabinete de seguridad. Sin mayor juicio de valor sobre su presentación, me hizo falta ver un sentido de inmediatez, de reconocimiento del "ciclo de recrudecimiento de la violencia" mencionado por el Presidente. Un detalle: 81.2% de las extorsiones salen de los centros penales, dijo el director general de la PNC, comisionado Ascencio.
Ayer al final de la tarde fue dado a conocer el plan de seguridad y convivencia social, por el ministro de Justicia y Seguridad, Manuel Melgar. Por el bien de la inmensa mayoría de salvadoreños, ojalá funcione; ojalá que hayan alcanzado objetivos claros e inmediatos en estos diez días de reuniones con los sectores mencionados. Porque de lo contrario, tal como señaló el Hermano Toby, si "carece de efectividad" el plan operativo presentado, esto irá de mal en peor con la subsecuente angustia, dolor y sufrimiento humano.
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