El Salvador es un bonito país, cuyos recursos humanos y naturales han recibido una inapropiada atención e inversión. Por lo que, la sociedad salvadoreña tiene el reto de cambiar de rumbo. La idea-fuerza que podría guiar dicho proceso es: más oportunidades y menos disparidades. ¡Comencemos!
Escrito por Rafael Ernesto Góchez. 27 de Febrero. Tomado de La Prensa Grafica.
Los salvadoreños, hombres y mujeres, deben participar y manifestar su compromiso con su país, identificando, rescatando y preservando su patrimonio natural y cultural. De esta forma, los salvadoreños potenciarían su sentido de identidad y pertenencia. Esta acción es crucial para involucrar a los sectores público, social y privado en un proyecto de país y para que el desarrollo de El Salvador sea sostenible.
En este sentido, sería óptimo que la frase “Mejoremos nuestros lugares de origen” fuese acogida por los promotores culturales, para transmitir un mensaje a favor de las actitudes y compromisos que El Salvador necesita construir. Es por ello que se afirma que ideólogos y dirigentes políticos de derecha, centro e izquierda deberían darle prioridad a la solución de los problemas que cotidianamente le afectan a la población.
Un paso positivo que podrían dar las derechas es abandonar el “enfoque nostálgico” (pensar siempre que el pasado fue mejor). La realidad nacional exige dar un salto de calidad. Sería oportuno, entonces, rectificar y elaborar propuestas tendientes a incentivar las economías locales, rescatar las cuencas hidrográficas y fortalecer la institucionalidad democrática. Un giro estratégico implicaría promover el crecimiento económico con equidad social e intergeneracional, en todo el país. En general, la “derecha” avanzaría si lograra integrar la dimensión económica con la social y ambiental.
Un paso firme que podrían dar las distintas expresiones que se ubican en el centro político es “poner los pies en la tierra”. El centro se ha caracterizado por la calidad de sus análisis y planteamientos, pero ha carecido de “masa crítica”. Consiguientemente, los centristas podrían ayudar a que se genere un proceso incluyente de desarrollo, haciendo propuestas viables para superar los obstáculos que impiden el desarrollo humano a escala local. En general, el “centro” adelantaría si lograra pasar de la teoría a la práctica.
Un paso efectivo que podrían dar las izquierdas es sentar las bases del cambio en 2009-14. Para ello, es útil entender que El Salvador de ahora es diferente al del siglo XX. El Salvador se ha transformado vertiginosamente. La familia se ha desintegrado e internacionalizado. La juventud ha dejado de relacionar su proyecto de vida con el futuro de su país. Por ello, sería acertado impulsar la localización y rechazar la hipótesis de que la robustez partidaria y el poder político son –por sí solos– suficientes para combatir la pobreza, la corrupción y el desempleo. En general, la “izquierda” progresaría si lograra precisar y difundir su curso de acción en el corto y mediano plazo.
En síntesis, las derechas, centros e izquierdas deberían concertar y respaldar la descentralización, la gestión territorial y la ampliación de oportunidades de inversión y empleo a escala local. Es decir, la apertura interna (localización) es un punto de encuentro y ayudaría a consolidar la democracia, a mejorar la seguridad humana y a propiciar la inclusión social. Por ende y para avanzar en esa dirección, urge tonificar aquellas políticas, leyes, instituciones y programas que contribuyan a mejorar el lugar de origen de los salvadoreños.
Para mayor información sobre este y otros temas, puede visitar el blog www.opinandoenelsalvador.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios que incluyan ofensas o amenazas no se publicaran.