Escrito por Salvador Guevara Casco.24 de Febrero. Tomado de la Prensa Grafica.
Es sintomático que estos hechos de violencia protagonizados por estudiantes en Soyapango ocurran precisamente después de que fue aprobada la ley que amplía los años de cárcel a los menores de edad involucrados en hechos delictivos. Pareciera que estos menores de edad desean comprobar si la cosa va en serio o si es una nueva estrategia para amedrentarlos y disuadirlos del accionar delictivo.
Desafortunadamente nos encontramos inmersos dentro de una sociedad enferma en la cual el tejido social ha experimentado tal grado de deterioro que es urgente que todos nos involucremos en una campaña que tenga como propósito erradicar la violencia de nuestro país. Esta tarea no corresponde solo al Gobierno, porque se necesitaría un policía para proteger a cada salvadoreño, lo cual resulta utópico. La PNC incluso con toda la fuerza armada apoyándola, no lograría erradicar la violencia que abate al país. Se necesita de la participación de todos los salvadoreños. Si en el pasado tuvimos la capacidad de ponernos de acuerdo para desmontar el conflicto bélico que había alcanzado enormes proporciones, ¿por qué no intentarlo de nuevo para erradicar la violencia social hoy en día?
La familia juega un rol determinante en la educación que los padres imparten a los hijos. Lamentablemente la proliferación de hogares desintegrados ha servido para que muchos niños y jóvenes se hayan involucrado en pandillas y bandas delincuenciales. Pero no debemos ser pesimistas porque aún es tiempo de rectificar dentro del rol que desempeñamos como padres de familia, maestros, religiosos, políticos, medios de comunicación, etc., tratando de hacer un giro de 180 grados en actitudes que no son las más adecuadas en nuestra sociedad.
El MINED debe retomar la enseñanza de la asignatura de Moral y Cívica que se impartía en el pasado para rescatar aquellos valores morales y cívicos que se han ido perdiendo a través del tiempo, acompañándola de técnicas que promuevan la inteligencia emocional de los niños y jóvenes, ya que según Daniel Goleman, esta permite tomar conciencia de nuestras emociones, comprender los sentimientos de los demás, tolerar las presiones y frustraciones que experimentamos en el trabajo, acentuar nuestra capacidad de trabajar en equipo y adoptar una actitud empática hacia los demás. Los maestros deben de transformarse en entes de cambio que sepan educar con el buen ejemplo, tratando de poner en práctica las normas de convivencia y la solución pacífica de conflictos en los centros escolares.
Los medios de comunicación masivos con ese enorme poder de penetración y cobertura tienen que aportar su cuota de colaboración con reiterados mensajes a la juventud para que abandonen las actitudes violentas, pero simultáneamente minimizando la transmisión de programas televisivos que generan violencia.
Por su parte las diferentes iglesias deben de poner fin a sus rivalidades y aunar esfuerzos para trabajar por el establecimiento de una paz verdadera basada en el amor a Dios y al prójimo. Los políticos también necesitan cambiar ciertos paradigmas que han prevalecido en ellos a través del tiempo. Para muchos la política ha sido su modus vivendi y es bueno recordarles que los que desempeñan puestos públicos son precisamente servidores del pueblo, por lo cual no deben hacer lo contrario.
http://www.laprensagrafica.com/opinion/editorial/95861--para-minimizar-violencia.html
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