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2010/02/22

Editorial-Que se vayan de aquí y el país queda sin teléfonos

La nota del día

La violencia aumentaría al quedar la gente sin posibilidad de pedir auxilio; habría asimismo gran incremento en la actividad de la fábrica de desempleo y desplome de las inversiones

Editorial. 22 de Febrero. Tomado de El Diario de Hoy.

Los diputados rojos de la Asamblea se niegan a revertir la eliminación del "cargo básico" de las comunicaciones telefónicas, alegando, entre otros absurdos, que las compañías "ya ganaron lo suficiente". Con la privatización de las comunicaciones, en régimen de libre competencia, el país pasó de tener menos de cuatrocientas mil líneas activas y unas cuantas decenas de miles de celulares, a unas ocho millones de líneas activas entre fijas e inalámbricas, una por habitante. Hay quienes poseen más de un celular y muchos menores de edad también tienen sus unidades.

Si se elimina ese "cargo fijo" existe la posibilidad de que las empresas entren en un proceso de supresión de empleados y freno a la inversión en nueva tecnología, como efecto de la desconfianza generada por la inconsulta ruptura de términos contractuales. Esto sería un pésimo mensaje a inversionistas de otros rubros que verían en El Salvador un país donde no se respeta el orden jurídico. El proceso podría culminar en el cierre del servicio.

Como los diputados rojos nunca han trabajado, nunca manejaron una tienda de barrio y nunca pagaron planillas de sus bolsillos, no son capaces de magnificar la catástrofe económica que sobrevendría en el país, al cortarse el servicio. Además de la paralización en la mayoría de negocios, la violencia aumentaría al quedar la gente sin posibilidad de pedir auxilio; habría, asimismo, gran incremento en la actividad de la fábrica de desempleo y desplome de las inversiones.

En adición hay que pensar sobre lo de "ya ganaron suficiente". La primera interrogante es si ganaron lo suficiente para amortizar la inversión, mantener actualizados los servicios, formar reservas de contingencia y además cubrir los compromisos bancarios y financiamientos si las operaciones se cortan de golpe.

A lo anterior se debe agregar el costo de indemnizar a los cesantes, el costo de desmontar las instalaciones, el costo de cortar contratos antes de tiempo, el costo de suspender compras de equipos y tecnología, el costo de los inversionistas que, por razones políticas (vale decir sacarse de la manga políticas económicas), pierden dividendos.

No es sólo de soplar y hacer botellas

Hay que pensar, además, que las empresas y su personal compran bienes y servicios a un gran número de otras empresas y personas, desde servicios de mantenimiento hasta el pago de créditos de vivienda y los gastos de manutención de las familias de trabajadores y ejecutivos.

¿Han calculado estos señores diputados el tiempo que requeriría un consorcio cubano, venezolano, ruso, iraní o de Corea del Norte para montar la infraestructura de los servicios y recoger los pedazos del sistema de comunicaciones que ahora sirve al país, para armar el mosaico? Entretanto, ¿qué haremos los salvadoreños para comunicarnos fuera de usar señales de humo o de enviar emisarios en mulas con recados?

Teléfonos, desde el punto de vista de la gloriosa revolución socialista, no los necesita la gente. Apenas hay teléfonos en Cuba y eran muy raros en los países del despanchurrado bloque socialista de naciones. Según la izquierda, "la telefonía es consumismo y fomenta no sólo más consumismo, sino que también es un medio para propagar ideas y propuestas burguesas".

Literalmente El Salvador quedaría aislado del mundo y expuesto a las demandas internacionales que podrían emprender las compañías afectadas.

La telefonía no son tanto instalaciones físicas, cuanto conocimientos especializados, experiencia, trabajo en equipo, tecnología punta y muy complejos enlaces y estructuras digitales dentro y fuera del país. No es cosa de sólo soplar y hacer botellas.

www.elsalvador.com/

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