Escrito por Walter Farfán. 26 de Febrero. Tomado de Diario Co Latino.
La recién pasada crisis de los precios de los combustibles dejó al descubierto nuestra vulnerabilidad ante hechos económicos sobre los cuales no tenemos ninguna incidencia.
Siendo nosotros un país absolutamente dependiente de las importaciones de petróleo, debemos de replantearnos una nueva política energética. De todos es sabido que el combustible que usamos proviene del petróleo, que es un recurso finito no renovable.
También sabemos que los países económicamente poderosos sostienen una carrera por el control de los recursos petrolíferos de los países en desarrollo, es a la luz de esta realidad que deben verse las guerras que Estados Unidos sostienen en el Medio Oriente y la creciente proliferación de bases militares en Suramérica.
Las nacientes economías de China y de la India con crecimiento anual constante de dos dígitos, pone a prueba la capacidad existente en el mundo de proveer combustibles fósiles para sostener el desarrollo de éstas y otras naciones emergentes.
El modelo capitalista depredador que muchas naciones han escogido para su desarrollo amenaza, la viabilidad de nuestro planeta para sostener la vida de las futuras generaciones.
Por estas y muchas otras razones se hace imperativo buscar alternativas energéticas: El debate debe plantearse; o seguimos dependiendo de recursos que de antemano sabemos que se acabarán o buscamos alternativas que nos aseguren una soberanía energética y en haciéndolo nos estaremos asegurando la soberanía económica y política. No estamos hablando de algo imposible sino de algo que es viable y real.
Por ejemplo en nuestro país gozamos de muchos días de sol al año sin embargo la energía solar es terreno prácticamente inexplorado, se podría decir otro tanto de la energía eólica (la generada por el viento); la generada por el mar etc. Hacen falta políticas públicas que estén orientadas hacia la consecución del objetivo supremo que debería ser: La soberanía energética.
También es importante considerar que desde tiempos inmemoriales la mayor riqueza que poseemos en nuestro país ha sido la tierra.
Suelos fértiles abonados de manera natural por las cenizas volcánicas, un clima propicio para la agricultura, régimen de lluvias, etc., unido esto a la identificación del hombre con la tierra ha dado lugar a una agricultura que durante siglos ha sido la base de sustentación de nuestra nación.
Esto a pesar de un régimen de tenencia de la tierra que ha propiciado la concentración de ésta en pocas manos, dejando a la mayoría de personas excluida de los reales beneficios de una agricultura de exportación próspera.
No es de extrañar que muchos en nuestro país veamos a la tierra y la agricultura como un camino viable para conseguir la soberanía energética.
Existen avanzados estudios con relación al Tempate (Jatropha curcas), una planta oriunda de estas tierras de cuyos frutos en forma de semillas altamente oleaginosas se puede extraer biocombustible a bajo costo, también es posible elaborar de la pulpa sobrante abono orgánico y con un proceso de eliminación de toxinas se obtiene forraje y pienso de alto contenido proteico para animales, asimismo es de utilidad en la industria cosmética y farmacológica. Esta planta tiene además la ventaja de que puede crecer en suelos pobres; de esta manera se evita utilizar las tierras destinadas a producir alimentos.
Esto último es una preocupación muy fundada; por eso se hace indispensable que se diseñen políticas públicas que regulen la producción de biocombustibles, es necesario tener un marco legal bien estructurado que permita la producción de biocombustibles sin que esto afecte la producción de alimentos. Ya basta de ir a la deriva como país, no podemos seguir dando “tumbos”, es necesario tener una política energética de largo plazo, tampoco se puede dejar esto a las “fuerzas del mercado” como si dicha fuerza tuviera inteligencia para diseñar una política que debe tener el bien común como fin último.
Para finalizar quisiera resaltar que de una cosa podemos estar seguros: El petróleo se va a acabar; y para cuando ese día llegue será mejor que estemos preparados y tengamos una alternativa, esa alternativa bien puede ser el Tempate que nos permita la producción de biocombustible con todas las ventajas medioambientales que esto conlleva, si llegásemos a alcanzar esa meta, es decir nuestra autosuficiencia energética; entonces se cumpliría lo que alguien una vez dijo: Que esta planta humilde y maravillosa llamada Tempate a secas es un “ regalo de los dioses”.
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