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2010/02/22

LPG-“Nostraeconomía”: la predicción en deterioro

En nuestro país, mientras la calificadora Fitch estima que nuestra economía crecerá solo 0.2% en 2010, el gobierno dice que 1% y el BCIE más de un 2%. ¿En qué quedamos?

Escrito por Roberto Rubio-Fabián. 22 de Febrero. Tomado de La Prensa Grafica. 

Eran mediados de octubre de 1987. Me encontraba estudiando en la Universidad de Lovaina, en Bélgica. Casi a diario, los salones de conferencias de la universidad estaban, como nunca, abarrotados de estudiantes. Ni la visita del Papa unos años atrás había causado tanto alboroto. Algo que no era extraño en este mundo materialista, pues no se trataba de asuntos del cielo sino del más terrenal de los asuntos: el dinero. Eran los retumbos de aquel “Lunes Negro” del 19 de octubre de 1987, cuando, sin que nadie lo predijera e imaginara, se desplomaron sorpresivamente las principales Bolsas de Valores.

Antes de ese fatídico octubre, la economía mundial, y sobre todo la economía sombra de las bolsas de valores, iba de maravilla. Nadie lo previó. Nadie imaginó que una economía boyante despertara moribunda. Nadie supuso tan violento divorcio entre economía real y financiera. Poco valieron los grandes modelos econométricos y los coeficientes de correlación que predecían tendencias de fortuna y crecimiento. No había Nostradamus que valiera.

No fue entonces casualidad el inusual interés de miles de estudiantes de capas medias y altas de la Universidad de Lovaina por las conferencias sobre el “crash boursier”: miles de ellos y sus familias habían pasado a formar parte del ejército popular de accionistas del capitalismo en expansivo crecimiento.

Ahora bien, con el crash boursier de entonces vino el crash de los gurús del pronóstico económico, de los econometristas, de los sagrados y poderosos profetas de la economía. Recuerdo la paulatina caída del CORE, una unidad universitaria de la facultad de economía elevada a los altares de la academia, un supuesto aposento de sabiduría, que como en muchas universidades francófonas y anglófonas, reunía a selectos economistas/econometristas, estadísticos y matemáticos. Sus proyecciones eran cuasi proféticas. Palabra de Dios.

Desde entonces la predicción económica, la “nostraeconomía”, ha venido en franco deterioro, y sus desaciertos son cada vez mayores. Durante la actual crisis económica mundial hemos visto su errática marcha. Basta darse un paseo por las noticias económicas para darse cuenta de ello: un día el Tesoro de Estados Unidos anuncia que la economía ha tocado fondo, y al otro día los periódicos recogen opiniones de prestigiados economistas, como Roger y Faber, con titulares como “La economía de EUA volverá a defraudar”. Una semana el FMI declara que la recesión global está finalizando, y a la otra semana periódicos norteamericanos hacen eco de las declaraciones del respetado economista Roubini afirmando: “Hoy los economistas convienen en que la recesión ya ha pasado, la economía de Estados Unidos y la economía mundial volverán rápidamente al crecimiento y no existe peligro de una recaída. Lamentablemente, ese nuevo consenso podría ser tan erróneo ahora como equivocados han estado en los tres últimos años quienes sostenían la hipótesis en forma de V” (N. Roubini, 2009). Así, organismos internacionales y economistas de todos los colores se debaten entre la forma que tiene y tomará el ciclo económico de la crisis: unos que dicen que forma de U, otros que de V, otros que de L, o de W. Vaya a saber.

En nuestro país, mientras la calificadora Fitch estima que nuestra economía crecerá solo 0.2% en 2010, el gobierno dice que 1% y el BCIE más de un 2%. ¿En qué quedamos? ¿Quién tiene razón? Pues quizá todos y ninguno. Todo depende de los supuestos que se utilicen: del estimado de inflación, del posible precio del petróleo, de la tasa real de interés proyectada, de la tasa de crecimiento estimada de la economía norteamericana, etc. Pero, por ejemplo, ¿quién puede ahora asegurar cuál será el precio del petróleo, cuando este ya no depende solo de la oferta y demanda, sino de factores tan diversos como la situación en Irán e Iraq, la salud de la realeza saudita, los huracanes en el golfo de México, el avance de la guerrilla en Nigeria, etc.

Quede claro que no se está desvalorizando el esfuerzo de proyección ni mucho menos. Esta es fundamental para la planificación y la acción inteligente hacia adelante. Lo que estamos reclamando a la predicción económica es prudencia y menos arrogancia, así como señalando la creciente necesidad que tiene ahora la política pública y los gobiernos de trabajar y moverse, con humildad intelectual, en los diversos y complejos escenarios de lo posible. Lo que ya no podemos vender con éxito es la certeza ni verdades absolutas, pues hoy por hoy, si hay una palabra que caracteriza el moméntum es: incertidumbre.

www.laprensagrafica.com

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