Editorial. 23 Febrero. Tomado de Contra Punto.
De los planes a los hechos, de la idea a la acción, para darle sustento al cambio
SAN SALVADOR
– El pasado viernes el gobierno de Mauricio Funes dio a conocer el Plan de Seguridad que se ha logrado consensuar entre los más importantes sectores social, políticos, académicos, institucionales y empresariales, para llevar adelante un combate efectivo contra la ola delincuencial y de violencia que abate a El Salvador.En más de dos semanas de reuniones -en las que el gobierno expuso su planteamiento a consideración de sus invitados, quienes expresaron opiniones, críticas e iniciativas- se gestó lo que pudiera calificarse como un acuerdo nacional en materia de seguridad pública, en la que tirios y troyanos han dado cuando menos su aval.
El reto es que se cumpla lo establecido, que no es fácil, porque hay montañas inmensas y muros imbatibles en el terreno de la corrupción y la impunidad, en sectores gubernamentales y judiciales, así como displicencia en la sociedad.
La batalla contra la impunidad es esencial, como lo es la batalla contra la corrupción y la desidia.
Por ello, es importante apreciar el mensaje que las autoridades han lanzado con el ejemplo del Distrito Italia. Al mismo tiempo que se accionó contra los elementos criminales, vino la prevención social y la participación ciudadana.
La prevención social no son palabras y conceptos, son hechos concretos: atención en salud, en educación, entrega de títulos de propiedad, trabajos permanentes, oportunidades y dignificación del olvidado.
Es decir, hay que ir del plan piloto a la generalización, al menos en los lugares más victimizados.
No deben ser planes asistenciales que se terminan con la plata que da una ONG. No, es la acción permanente del Estado para romper con la carga histórica de estas poblaciones abandonadas y excluidas históricamente.
Esa es una gran apuesta y una oportunidad concreta, un punto de encuentro nacional, que debiera ser ejemplo para muchos otros desencuentros inútilmente construidos, como el desgarrón que ha tenido recientemente el sector cultural, tan esencial para terminar con la tradicional y arcaica mentalidad conservadora que nos impusieron los anteriores regímenes de la derecha.
Así pues, la alegre noticia de la paz en el Distrito Italia, debe ir ganando terreno en todo El Salvador. Tenemos una envidiable ventaja: la pequeñez territorial, pero un corazón grande que demostrar.
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