Publicado por pocote..23 de Febrero. Tomado de Simpatizantes del FMLN.
En los tiempos actuales, la lucha política, el trabajo cristiano y la lucha social, confluyen en una nueva sensibilidad no represiva, enemiga de toda dominación dictatorial e injusticia social.
El pastor de la iglesia Tabernáculo Bíblico Bautista, Edgar Lòpez Bertrand, conocido como Toby, ha acusado al partido FMLN de intentar “serruchar” el piso al presidente Funes, al mismo tiempo de señalar al gobierno de tener serias limitaciones para controlar la delincuencia común y el crimen organizado. En muy contadas ocasiones hemos escuchado a este reconocido pastor referirse a temas políticos y mucho menos usar calificativos tan “fuertes” y, sobre todo, hacer juicios de valor tan comprometedores, como esos de vincular al FMLN en un plan de “desestabilización” contra el régimen de izquierda.
El realismo debe supeditarse no sólo a un fin idealista, sino al entorno y a las condiciones de vida de los pueblos y sus habitantes, cuando el análisis parte de tales parámetros contribuye a la solución de graves problemas y por ende al bienestar de las mayorías poblacionales. La creciente delincuencia, el crimen organizado, el contrabando, el narcotráfico, la evasión y la elusión fiscal, son hechos heredados por este gobierno y vienen de muchos años atrás. Un problema de crisis profunda en la sociedad, no puede únicamente ser resuelto por la represión policial, ni por leyes más duras (como el aumento de años de prisión para los jóvenes), ni mucho menos por la acción directa del ejército, al cual la Constitución ya le establece atribuciones concretas como la defensa de la soberanía nacional y la integridad territorial.
El mandatario al convocar a líderes y pastores religiosos de distintas iglesias, no hace más que entender correctamente la situación y buscar atacar y resolver semejante problema con el aporte de las diversas instituciones y agrupaciones sociales. No se pueden hacer tan simples consideraciones y análisis, ni mucho menos asegurar que “no se hace nada”, como señala Toby, cuando en el pasado no se han creado las condiciones suficientes para evitar la desintegración familiar, crear fuentes de trabajo e impulsar verdaderas campañas de alfabetización y una reforma educativa amplia para satisfacer las necesidades demandadas en todos los niveles. Los regímenes areneros nunca convocaron a las iglesias para concertar planes coordinados y desde sus particulares atribuciones contribuir a irle dando solución a tan grave conflicto social.
Las iglesias no sólo deben hablar de “aceptar a Cristo”, o “renunciar a todos los pecados para conquistar el reino de Dios”, sino que dar el ejemplo aportando mucho de su riqueza material y espiritual para la promoción humana y la construcción del “Reino de Dios” en la tierra y no en la eternidad. Debe ser un lenguaje concreto, sencillo, contundente, para la conversión de los seres humanos, de simple actor o participante de los actos religiosos, a creador y artífice de sus auténticas realizaciones. No se trata de predicar el evangelio para hacer “rebeldes”, sino en personas educadas, limpias de mente, corazón y cuerpo, de verdaderos ciudadanos, listos para aportar a su familia, la sociedad y el país.
Si la policía “limpia” una determinada zona, pongamos para el caso “La Campanera”, en Soyapango, la empresa privada y el gobierno deben estar preparados para instalar pequeñas fábricas, talleres, escuelas, institutos tecnológicos y centros de formación para capacitar a jóvenes y adultos. En el mismo sentido, las iglesias pueden llegar no sólo con sus “mensajes espirituales” y sus prédicas apocalípticas, sino con mensajes enaltecedores para sembrar la semilla moral y cívica en la mente y el corazón de “jóvenes descarriados”; pero también en todos los miembros de esa “pequeña” sociedad. Palabra y acción, trabajo y educación.
Las iglesias y los pastores no pueden actuar de manera independiente, sino con planes coordinados y asumiendo cada quien desde su propia identidad las iniciativas correctas y efectivas. Si el pastor Toby ha realizado muchos programas asistenciales y de beneficio social tanto para sus feligreses como indigentes, debe mostrar esos programas a las autoridades gubernamentales y ponerse a la disposición para llevarlos a nivel nacional. La crítica constructiva siempre es buena, pero cuando va acompañada del ejemplo y de intenciones justas. En materia de promoción humana, importa esencialmente que la imaginación y los ejemplos escapen a toda sujeción y por el contrario sean puestos al servicio de las grandes y beneficiosas causas.
A todos los pastores y religiosos que únicamente se dedican a lanzar amenazas, a “condenar al infierno” a todos los pecadores, o simplemente a recrear un escenario de desgracias, más catastrófico que el propio Apocalipsis, es bueno decirles que las enseñanzas del Cristianismo y de su más grande precursor, buscaban no sólo la conversión, sino la promoción humana, la justicia social, la paz individual y colectiva, la creación de un Reino solidario, feliz y justo acorde con esas mismas prédicas. La multiplicación de peces y panes nos lleva más allá del simple simbolismo para convertirse en una auténtica academia de la formación y la educación integral de la sociedad. El pastor Toby, una vez iniciado en la crítica política, debe entender que una disciplina como la que predica, es totalmente incompatible con sus medios, sino conjuga todos los valores que subyacen el en ser humano.
Así como el socialismo es una cuestión moral, una evaluación de todos los valores, también el Cristianismo, apela y reivindica estos postulados. Se parte entonces de hechos concretos, la criminalidad y la delincuencia, lo son, para hacer análisis y reflexiones sensatas y apegadas a la realidad que vive la sociedad y el país, como un territorio donde sobreviven seres humanos. En tal sentido, todos los elementos, todos los ingredientes, del ambiente deben universalizarse, puesto que el fenómeno es tan complejo que requiere de la participación activa y coherente de todos los ciudadanos y no simplemente del “aporte” de uno o dos religiosos.
De seguro que los habitantes del continente africano y los “condenados de la tierra” en Haití, serían más felices sí el Vaticano destinara parte de esa riqueza concentrada en tantas obras de arte en su Museo de Roma, para la construcción de viviendas, alimentos y medicinas. El más grande “revolucionario” de la historia, como muchos llaman a Cristo, pidió distribuir la riqueza y entregar “sus vestiduras” para ayudar al hermano necesitado. La parábola del Hombre Rico nos deja muchas enseñanzas. El Ché Guevara lo hizo por otros medios y por eso es grande y ejemplo para miles de jóvenes del mundo. ¿Díganme cuántos seres humanos en este planeta estarían dispuestos a laborar sin retribución económica alguna en un leprosario como lo hizo este revolucionario argentino? Ambos, si ustedes lo quieren, fueron una síntesis social de las aspiraciones colectivas. Si el hermano Toby, está distribuyendo los ingresos por concepto de diezmos, regalías, pagos por derecho a estacionamiento y otros, para la promoción humana y la satisfacción de necesidades para centenares de familias vulnerables, pues está apegado a lo escrito en la Biblia; pero si únicamente destina “unos miserables centavos” para dar la apariencia de “redentor” no es honesto consigo mismo, ni con sus familia, ni sus seguidores. Y más temprano que tarde deberá rendir cuentas a ese mismo Juez que tanto reivindica en sus constantes sermones o prédicas.
Por supuesto que no!! Esa pregunta ni se pregunta...
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