Escrito por Alex Guevara. 22 de Febrero. Tomado de Diario Co Latino.
Se nos fue con él, la última sonrisa que debía apreciar en nuestro rostro como última demostración del cariño que le tenemos, no solo por ser el personaje de la televisión, de la gracia y el arte de hacer reír hasta el corazón mas desconsolado, sino por la dicha de tener la sensibilidad de acercarse a los más desposeídos como los huele pega, los bolitos en la calle y los niños de los barrios pobres.
En 1982, por una razón importante me encontraba en una institución militar que se llamaba la maestranza y les estaban celebrando la fiesta de fin de año a los hijos de los empleados de dicha institución, Chirajito se hacía acompañar de otros artistas “también payasos” pero sin duda el que dirigía aquel acto era él, había pedido que formaran a todos los niños para que se les entregaran los juguetes que se había destinado a dicha fiesta.
Un muchacho de apellido Juárez, que al parecer era el asistente de un coronel, estaba obviando la fila para ubicar a los hijos de este y que les entregaran los juguetes antes que a los demás niños y don Arístides se percató de ello y desde la parte alta de un camión de esos militares le gritó al muchacho diciendo: No, no, no, todos deben hacer cola… y el muchacho dice, es que son los hijos de mi coronel… ¿Cómo? Yo aquí no tengo ningún coronel, y para mí, todos somos iguales…
Yo tenía 14 años, y me hizo vivir y sentir para siempre; esa frase marcó mi admiración por el de una manera tan especial que al saber de su muerte física pensé que conservar esa frase en mí, le hará seguir viviendo ya que me encargaré que otros también la vivan…
GUACATA… MARACHITO. Que Dios te ayude a armar una carpa en el cielo para que hagas reír a quienes se fueron tristes de esta tierra y que reciba tu familia el amor y las oraciones de quienes te tendremos en nuestros corazones por mucho mucho tiempo.
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