Editorial. 20 de Febrero. Tomado de Diario Co Latino.
Sin lugar a dudas, los 96 cambios de mando al interior de la Policía Nacional Civil, los cuales deberían ser rutinarios en la corporación policial, en busca de la optimización de los resultados, seguramente responden, en este momento, a los planes que la policía tiene en ejecución, y los que impulsarán, tras hacerse pública la Política y los planes de Seguridad que ha sometido a consulta el Presidente Mauricio Funes.
Recién entrado el nuevo gobierno, como era lógico, las autoridades de Seguridad hicieron cambios en los mandos de la PNC, que pusieron el grito en el cielo empresarios y analistas.
En algún momento se llegó a decir que la supuesta “inefectividad” en el combate a la criminalidad era precisamente por la sustitución de esos mandos policiales, y que lo mismo se trataba de una “persecución política” de las nuevas autoridades. Nada tan alejado de la realidad.
Es lógico, además de necesario, que las nuevas autoridades hicieran, inmediatamente, cambios en la cúpula, pues, las nuevas autoridades debían confiar los planes operativos estratégicos a nuevos mandos, alejados de los procedimientos anteriores.
El pasado miércoles, la dirección policial informó de cambios de mando, en número que suma casi el centenar.
Los cambios son necesarios, no sólo porque hay que imprimirle un nuevo espíritu a los y las policías, sino que también nuevas maneras, y hasta mística, de delinear misiones.
Asimismo, porque el nuevo plan gubernamental de seguridad necesita de más compromisos y, sobre todo, resultados.
A la PNC le corresponde la labor coercitiva, y ante una situación elevada de violencia criminal, debe tener una nueva organización que supone nuevos mandos.
Es probable que, los cambios de puesto, reanimen a los y las jefes policiales a impregnarle más carácter a su labor.
Hasta hoy, los planes que ha impulsado la policía han estado dando resultados, que por supuesto han sido opacados por los crímenes, algunos con lujos de barbarie, y porque los medios, la mayoría, prefieren destacar la otra realidad, no los éxitos policiales.
Esperemos que, al profundizarse la concreción de los planes policiales, además de estos cambios de mando en la corporación, sean un componente fundamental para disminuir el índice de homicidios, a mediano y largo plazo.
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