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2010/02/23

Co Latino-El monopolio y la impunidad en la información

Escrito por Salvador Ventura. 23 de Febrero. Tomado de Diario Co Latino.

La Corte Suprema de Justicia ha declinado escuchar “formalmente” la opinión de los periodistas en el juicio en que se debate la libertad de informar sin riesgo de ser procesados o encarcelados por “sus críticas”. El magistrado Florentín Meléndez razona que “no son parte en el proceso (…) los procedimientos constitu-cionales son procesos formales establecidos por la ley. Ahí se establecen quienes son las partes procesales, quienes pueden participar y quienes no. Aun cuando el tema les atañe a los medios, no son parte de los procedimientos.”
Al respecto, el director de El Diario de Hoy, sale a la palestra no en defensa de los comunicadores ni de “la libertad de expresión”, sino preocupado por su seguridad personal, pues constantemente injuria, distorsiona los hechos y ataca verbalmente a distintas personas, sobre todo políticos y empresarios que piensan distinto y se pronuncian a favor de una sociedad más justa, igualitaria y participativa.
Es un ser contradictorio ya que al “alertar” sobre “las amenazas que se ciernen sobre la prensa y los periodistas, sostiene que “En El Salvador continuamente se calumnia, injuria y difama, pero no por los medios independientes establecidos sino de manera anónima en hojas sueltas, panfletos, discursos políticos y especialmente a través de la Internet…”.
El señor Altamirano jamás ha permito la réplica o una aclaración de personas e instituciones nacionales e internacionales denigradas y atacadas en su medio de publicidad. Se preocupa de una reforma penal o judicial para “sancionar o procesar a los periodistas o medios que calumnien u ofendan la dignidad” de terceros, pero nunca habla del deber de reparar los atentados contra la verdad por medio del restablecimiento de este sagrado valor.
La Ley de Imprenta reconoce el “derecho de respuesta”, derecho que muy pocas veces ha sido reconocido en este país. Es más: el fundador de el diario de hoy, Napoleón Viera Altamirano, fue de los que encabezó una campaña para que el gobierno presidido por el coronel José María Lemus, suprimiera esta reforma en la Ley de Imprenta.
Esta disposición actualmente en discusión en la Corte Suprema de Justicia, más que una atribución de los jueces debería ser un deber de los propios medios de difusión y de los periodistas. Legislaciones modernas en otros países lo contemplan, pero excitan a los comunicadores a ejercer con dignidad y con alto profesionalismo el periodismo. ¿Cuántas veces por ejemplo El Diario de Hoy ha calumniado y atacado despiadadamente al gobierno de Venezuela? Al presidente Hugo Chávez, elegido democráticamente en dos ocasiones consecutivas en su país, lo llama “zambo”, “dictador” y “perturbado mental”; lo mismo al mandatario de Bolivia, a quien llama “emplumado” y Evo “suéter”. Sin embargo, NUNCA ha publicado una aclaración de las embajadas de esos países hermanos acreditadas en El Salvador.
El señor Altamirano goza de impunidad y de esa patente de corzo para desprestigiar, calumniar y difamar; pero no conoce de dignidad ni de normas elementales de respeto a la persona humana, ni mucho menos de responsabilidad para concederle el derecho de respuesta a las representaciones diplomáticas.
Los Códigos de Honor  de varios países coinciden en que el periodista o un editorialista no debe esperar que se le obligue a rectificar. La ética profesional reconoce como deber, el corregir espontáneamente todo error del que se tiene conciencia. El periodista responsable tiene la obligación de hacerlo en la edición siguiente del medio de difusión.
Es decir, no solamente se debe corregir únicamente la información, sino también el comentario. Por ello es que la Corte Suprema de Justicia intenta agregar a la idea de la responsabilidad y la ética, un sentido de la obligación legal para proteger el derecho a la intimidad y la dignidad de las personas y las instituciones. Puede ser, como ciertamente está ocurriendo, que los propietarios de los medios de publicidad y los periodistas se “sientan” perjudicados, pero nosotros entendemos que la norma y el proceso va encaminado a volver más profesional a los medios y a garantizar una prensa libre e independiente que al final reconozca que la rectificación espontánea engrandece al periodista.
La Corte Suprema de Justicia no está para dictar o aprobar leyes, únicamente para hacerlas cumplir, de acuerdo con la Constitución y las leyes secundarias. En Estados Unidos donde existen distintos códigos de honor, leyes sobre derecho y transparencia de la información, se dan repetidos casos de enfrentamientos entre los tribunales y los periodistas: todo al final se arregla con base en las leyes, en las disposiciones legales y en el profesionalismo y en la ética de unos y otros.
Desde luego, esto ocurre en una sociedad totalmente evolucionada donde se respetan las leyes. Recordamos cuando se dio el amplio debate sobre el derecho de los niños negros y jóvenes a ingresar a cualquier escuela pública y universidad. La Corte Suprema de justicia legisló y favoreció esta medida que trajo paz y reconciliación a la sociedad.
Los periodistas no tomaron “parte” y únicamente se limitaron a informar. Fue una decisión limitada pero muy trascendental. Todos los casos relacionados con la integración racial no se iniciaron en la Corte Suprema sino en los pequeños tribunales estatales y federales, para finalmente llegar en apelación al máximo tribunal de justicia.
No está ocurriendo lo mismo en nuestro país; pero la Corte Suprema de Justicia está procediendo con sabiduría y asumiendo una responsabilidad que le compete, pese a los resabios y ataques del director de El Diario de Hoy, quien en el fondo está preocupado de las multas por pagar debido a las múltiples infracciones cometidas por sus permanentes injurias en los editoriales, así como en las noticias difundidas. Ojalá que los magistrados también incluyan en este proceso iniciado, los ultrajes contra jefes de Estado de otros países, pues todos sabemos desde la escuela que es una infracción ofender verbalmente o por escrito a estas personas, así como a sus símbolos patrios.

http://www.diariocolatino.com/es/20100223/opiniones/77135/

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