Manuel Hinds.20 de Octubre. Tomado de El Diario de Hoy.
En los días recientes el gobierno del FMLN y el partido mismo han estado pregonando a los cuatro vientos la grotesca idea de que hay un golpe de Estado fraguándose en El Salvador. Como es la norma en las comunicaciones de ambas entidades, los acusadores no han presentado ninguna prueba o siquiera indicio de que lo que ellos dicen está sucediendo. Ante las demandas de los periodistas por pruebas de las acusaciones, los personeros del FMLN que segundos antes habían lanzado las acusaciones con una gran seguridad pasan inmediatamente a hacer conjeturas, diciendo, por ejemplo, que es posible que personas inconformes con el gobierno piensen en golpes de Estado. Estos personeros callan totalmente cuando sectores empresariales y de la oposición exigen que digan quiénes son los que están preparando el supuesto golpe y piden que haya investigaciones de las Naciones Unidas para esclarecer el tema. Pero, habiendo quedado claro que sus acusaciones son a lo más especulativas, las vuelven a hacer con la misma seguridad al momento siguiente.
¿ Por qué es que los del gobierno del FMLN se han clavado en una idea tan absurda? Cualquiera podría creer que estas acusaciones son prueba de que el FMLN ha perdido la medida de la realidad, y no darles mayor importancia. Esto sería un error porque el truco del falso golpe de Estado es tan viejo como la historia y cada vez que se ha usado ha presagiado problemas muy serios para los pueblos afectados. En general, gobiernos dictatoriales han usado el truco con dos propósitos complementarios: uno, culpar a algún grupo de los problemas que el gobierno no puede resolver o que él mismo está causando, y, dos, justificar medidas contra el pueblo y en especial contra los grupos acusados.
Uno de los casos más sonados de la antigüedad fue el del incendio de Roma, que el César Nerón atribuyó a los cristianos (así llenando el primer propósito) y luego usó como pretexto para perseguirlos y tratar de eliminarlos.
En tiempos más modernos, Hitler usó el incendio del edificio del parlamento en 1933 para denunciar lo que él dijo que era un golpe de Estado, y para desatar una inmisericorde persecución de todos los que podrían defender la democracia en Alemania.
Aunque Hitler fue un maestro en este arte, Stalin fue el que lo llevó a su perfección. Comenzando en 1929 y a través de todos los Treintas, Stalin justificó los enormes fracasos en sus políticas económicas comunistas en lo que él llamaba el sabotaje de traidores que querían destruir el régimen comunista desde las empresas industriales y agrícolas, y mató cerca de veinte millones de personas en juicios y persecuciones de ciudadanos comunes. Luego mató, en lo que se llamó el Gran Terror, a varios millones más, pero esta vez comunistas de pura cepa que habían participado en los primeros años del comunismo y que por esta razón no se sentían obligados a obedecerlo ciegamente.
En El Salvador, la motivación principal parece ser la de esconder los fracasos del gobierno detrás de una amenaza falsa, tratando así de mantener la fidelidad de los seguidores del FMLN en medio de una decepcionante realidad. La repetición sistemática de las acusaciones, sin embargo, daría lugar a sospechas de que lo que se busca es justificar una represión a los que no están de acuerdo con el gobierno. En la historia, una cosa ha llevado a la otra.
Esta sospecha se refuerza porque las denuncias son tan grotescas que no sólo actores nacionales sino también internacionales de izquierda han dejado constancia de su falta de credibilidad. Hasta la misma Conferencia Permanente de Partidos políticos de América Latina y el Caribe-COPPAL, que se encontraba reunida en San Salvador a principios de la semana pasada- se sintió obligada a decir que no hay indicios de ningún intento golpista en el país. Yendo más allá, el presidente de la institución, el veterano político argentino Antonio Cafiero, instó al gobierno y al FMLN a buscar la cordialidad con los partidos de oposición. El FMLN no puede descalificar esta opinión como alguna conspiración de enemigos ideológicos -el FMLN mismo es miembro del COPPAL, que es una de las instituciones de izquierda asociadas al Foro de Sao Paulo.
Es decir, las denuncias son tan grotescas que ni los propios correligionarios internacionales del FMLN se la creen. Nada de esto es bueno para el país. No abona a la confianza que el presidente Funes dice que quiere instilar en la ciudadanía ni al cumplimiento de su obligación constitucional de buscar la paz social.
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