EDH-Editorial-No dijeron nada de eso durante la campaña

Nada de lo planteado el domingo se dijo a los salvadoreños durante la campaña presidencial; la promesa fue respetar la Constitución, defender la democracia, proteger las libertades

12 de Octubre. Tomado de El Diario de Hoy.

 

Abolir el Ejército y la Democracia Representativa son pasos esenciales para alcanzar el "socialismo", lo que se deduce de lo declarado por dirigentes efemelenistas en su celebración en el Redondel Masferrer. Con bastante claridad se expuso el programa de la extrema izquierda para hacerse con el poder total, siguiendo el esquema que se viene implantando en decenas de países desde que se fundó la URSS.

Los comunistas han descubierto la utilidad de celebrar elecciones, pero cuidándose de depurar a su favor las listas de votantes, manejar los recuentos, manipular los resultados y proclamar a los vencedores. Al final las elecciones se suprimen como en Corea del Norte y Cuba, aunque en ocasiones se realizan consultas directas (otra de las propuestas mencionadas) en las que los consultados votan en público levantando su mano, lo que asegura el apoyo total a la cúpula.

En los discursos los oradores insultaron a la derecha, a los dirigentes de ARENA y a las gremiales del sector productivo en términos que, de haberlos utilizado un periodista, habría dado lugar a enjuiciarlos y encarcelarlos. Se enarboló el espectro de complots para derrocar al actual régimen, lo que puede preludiar cacerías de brujas y más difamaciones.

En ningún momento se aportaron pruebas de las acusaciones formuladas, siguiendo la inveterada práctica de la izquierda de que acusar equivale a probar y, al probar, se puede condenar.

Formalmente no nos unimos al proyecto del Alba de Chávez, pero sí se ha forjado una alianza con el castrismo, esquema que es mucho peor. Nadie debe en adelante engañarse sobre cuál puede ser el futuro que espera a los salvadoreños.

Perderás libertades, familia y tu vida

Más que político el movimiento es sectario, aferrado a dogmas y graníticamente anclado en las ideas expuestas por Carlos Marx hace más de siglo y medio. El tiempo, los fracasos invariables del esquema, los pavorosos genocidios, de los que el socialismo y las formas más extremas de despotismo son sinónimos, no siempre logra mover la fe de los ungidos, como se mantiene la ciega creencia de los talibanes en doctrinas formuladas hace mil cuatrocientos años.

La fe y los objetivos perseveran a pesar de que no hay pueblo que haya caído en el socialismo, que no se hunda en una terrible pobreza, no sea aniquilado en su creatividad y no pierda sus libertades. Lo que son tales regímenes lo comprueba la inmovilidad de los cuadros dirigentes del efemelenismo; sólo la parca los mueve de allí.

Nada de lo planteado el domingo se dijo a los salvadoreños durante la campaña presidencial; la promesa fue respetar la Constitución, defender la democracia, proteger las libertades, combatir la ineficiencia, atacar la criminalidad, generar empleo, consolidar la seguridad jurídica, atraer inversiones… se prometió además formar gobierno con la gente más capaz y experimentada, una meritocracia de personas con mente abierta y guiados por el interés público.

Si la experiencia de lo que es y ha sido el socialismo, sin excepción en más de un siglo, ya sabemos qué esperar. Lo primero es que la gente va a perder mucho de lo que con esfuerzo ha conseguido, desde su empleo y sus bienes, hasta el control sobre sus hijos. Mas grave aún, el control sobre sus vidas. Y así seguirá hasta que terminen dependiendo de los mendrugos y los harapos que les dispensen…

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