El Salvador no tiene un comercio por vía marítima con el volumen de carga que haga rentable a un barco salirse de sus rutas, hacer escala en La Unión y seguir hacia otro puerto
Editorial.07 de Octubre.Tomado de El Diario de Hoy.
Desde agosto no atraca ningún barco en La Unión, pese a que el puerto es uno de los mejores en Centro-América.
Por no entender que los puertos sólo funcionan cuando grandes empresas marítimas los integran a su cadena de terminales, la mega obra está paralizada y con ello las expectativas que los orientales se habían hecho. Pero los pobladores de la zona están claros en lo fundamental: hay que concesionar el puerto, y mientras más pronto se haga, mejor.
En el Oriente, que saben por vivirlo de cerca, se dan cuenta de que no hay en este suelo grupos capaces de administrar con eficiencia el puerto, lo que es una de las dos caras del asunto: la otra es quién va a consolidar la carga que se lleva a distintos puertos en el Pacífico.
Los puertos no funcionan en forma aislada, como si fueran el final de una travesía en la que no hay muchos otros puertos donde se cargan y descargan parcialmente los buques cargueros. Es obvio que hay barcos que parten de un destino, digamos San Francisco, para llegar a Yokohama sin paradas intermedias, pero eso sucede cuando el puerto de salida embarca una enorme carga hacia los puertos finales, como ocurre con el transporte de crudo.
Pero El Salvador no tiene un comercio por vía marítima con el volumen de carga que haga rentable a un barco salirse de sus rutas, hacer escala en La Unión y seguir hacia otro puerto. En el tiempo en que por oposición de la izquierda no se concesionó el puerto, otros, como San José, en Guatemala, han ido mejorando sus servicios para que sea menos costoso descargar allí la carga para Guatemala y El Salvador.
El resultado es que la ayuda que dio el gobierno japonés para construir el puerto, que estuvo a punto de malograrse por las marrullerías de nuestros políticos, puede perderse. A esto se agrega que para concesionar la construcción hubo nuevos retrasos porque se intentó manipular la adjudicación de la obra de infraestructura, la que finalmente fue bien realizada.
Otra grieta más en nuestro desarrollo
Una vez que se superaron las dificultades y los alargamientos de los plazos, se llegó al punto en que estuvimos a un paso de concesionar el puerto con una de las compañías de rango mundial en el ramo. Pero de nuevo lo que con tanto esfuerzo se había conseguido se vino abajo, alegando que no había por qué entregar "un bien nacional" a extranjeros, que los salvadoreños teníamos la capacidad para hacer mejor las cosas, etcétera.
Obviamente hubo quienes pensaron que al pasar la administración del puerto a los locales se presentarían grandes oportunidades para adjudicar plazas, manejar presupuestos, etcétera, más o menos como ha sucedido con la Geotérmica. Y todo, desde luego, por puro y noble patriotismo.
Al fin de cuentas, hay quienes aún insisten en que fue un error entregar las comunicaciones a empresas extranjeras, aunque al decirlo no logran explicar cómo es que de menos de seiscientas mil líneas telefónicas hemos pasado a contar con más de seis millones.
El puerto tiene el potencial para crear muchos empleos directos e indirectos, además de las empresas de servicios y relacionadas que pueden surgir. El puerto se pensó como el catalizador que sacaría al Oriente de la República del estancamiento.
Otra grieta más en el proceso de desarrollo.D
elsalvador.com :.: Desde agosto no atracan barcos en La Unión
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