Editorial.28 de Julio. Tomado de Raices.
La derecha política y empresarial ha hecho más bulla de lo esperado con el supuesto allanamiento frustrado a la casa del ex presidente Armando Calderón Sol, en busca de armas, y la persecución que dicen temer otras figuras políticas, aunque no mencionan nombres. La ciudadanía tendría más razones para protestar ante el verdadero acoso de la mala práctica política y la delincuencia.
Claro que en el gobierno del presidente Mauricio Funes, en especial la cartera de seguridad y la policía, se observan comportamientos públicos que dejan mucho que desear frente al manejo de la situación. El colmo es que Funes tuvo que reunirse con la cúpula de la derecha y, otra vez, Alfredo Cristiani y compañía volvieron a culpar al partido de gobierno, pero libraron al mandatario.
Esa inmediata disposición de Funes dista mucho frente a la cantidad de demandas que personas o entidades de la sociedad civil exponen al gobierno. Casi nunca los ciudadanos son atendidos por el presidente. Se esperaba, en esta oportunidad, que las cosas iban a ser diferentes por el eslogan del “gobierno del cambio”, pero hay muchas cosas que reparar.
La ciudadanía, por ejemplo, se pregunta por qué Funes anda en busca del reconocimiento del gobierno del hondureño Pepe Lobo, mientras el partido condiciona su aceptación a ciertos pasos concretos. Cómo es que Funes permitió el ingreso del golpista Roberto Micheletti que llegó a un show montado por el partido Alianza Republicana Nacionalista (Arena). Los areneros siempre validaron el golpe de Estado.
La derecha política y empresarial no aceptó que ligaran esos movimientos a las amenazas de nuevos golpes en la región centroamericana. Dijeron que era calumnias de parte de la izquierda local e internacional. Luego, en su ofensiva, acusaron a las autoridades de acosarlos. El gobierno sigue ausente en la discusión de esos problemas.
Y el malestar se extendió ante nuevas denuncias locales e internacionales sobre la estructura activa que parece mantener el cubano Posada Carriles en la región centroamericana. Aunque no está muy claro cómo Chávez Abarca fue a parar a Venezuela y luego enviado a Cuba, sí hay acusaciones que ese personaje siempre actuó con la venia de sectores de la derecha salvadoreña.
Ojala que se enrumben las cosas para bien de la comunidad.
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