EDH-Definiendo el término "pandilla"

 Carlos Ponce.28 de Julio. Tomado de El Diario de Hoy.

La creciente y evidente crisis delictiva que experimenta El Salvador, como he mencionado en publicaciones anteriores, ha propiciado que numerosos expertos debatan públicamente la preocupante situación nacional en espacios noticiosos y de opinión. Al hablar de la temática, dichos analistas utilizan con mucha frecuencia ciertos términos para transmitir sus ideas. Es importante, por lo tanto, considerar el contenido de la literatura criminológica que explora el uso de esas expresiones.

En un escrito publicado hace unos meses, discutí los antecedentes académicos de "crimen organizado". En el presente artículo describo brevemente el significado del término "pandilla". Aunque estas agrupaciones delictivas, según algunos académicos, no han sido inmunes a la globalización y, como resultado, se han esparcido en diferentes naciones y contextos culturales, no existe una definición universalmente aceptada.

Según la literatura que examina el uso de este término, la amplitud de la definición empleada varía en función de los intereses y objetivos del interlocutor. Las agencias policiales, por ejemplo, amplían o restringen el significado dependiendo de los objetivos que persiguen. Si la idea, por ejemplo, es magnificar el problema para justificar el otorgamiento de fondos y recursos adicionales, las corporaciones policíacas tienden a usar una definición más amplia que se los permita. Los académicos tienden a adecuar la definición a los intereses de sus investigaciones científicas y los medios de comunicación, por otro lado, tienden a dilatarla para incrementar las ventas de sus ejemplares o ratings.

Los que apoyan esta perspectiva sostienen que es necesario contar con una definición unificada que sea adoptada por los diferentes sectores de la sociedad, ya que de esa forma la prensa le dará tratamiento acertado al tema, las autoridades de seguridad diseñarán estrategias antidelincuenciales efectivas y los académicos elaborarán estudios más apegados a la realidad, que constituyan un mejor insumo para los responsables de trazar los abordajes integrales para atacar el problema.

Otros expertos en el tópico sostienen que es necesario contar con varias definiciones, ya que cada una contiene elementos particulares de la disciplina o punto de vista de quienes las proponen. Además, argumentan que el fenómeno es tan complejo que es necesario contar con diferentes perspectivas para lograr entenderlo y que, adicionalmente, no es estático sino que flexible y cambiante, lo que obliga a que la definición sea actualizada constantemente.

Las notables variaciones que existen entre las definiciones propuestas a lo largo del tiempo, han motivado a que algunos estudios se concentren en descomponer cada una para examinar cada de los elementos que la componen. Hay una investigación en particular que explora las definiciones propuestas por diferentes académicos, a la luz de los principios lingüísticos apropiados para la formulación de definiciones. Al final los autores de dicho documento, después de descartar virtualmente todas las hasta ese momento propuestas, sugieren una definición construida bajo dichos parámetros: "Pandilla es un sistema social espontáneo, semisecreto, intersticial, integrado pero mutante, cuyos miembros comparten intereses en común y que opera con poca consideración para con la legalidad, pero que regula la interacción entre sus miembros y posee una estructura de mando que cuenta con procesos de mantenimiento organizacional y servicios para sus miembros y mecanismos de adaptación para lidiar con otros sistemas sociales significativos de su entorno".

Independientemente de la definición que se adopte en nuestro país, es necesario que los funcionarios dejen de referirse a estas agrupaciones como "maras", ya que el nombre científico-académico del fenómeno es "pandilla". Al emplear el término "maras" se está potenciando de forma inadvertida a un grupo en particular: la Mara Salvatrucha. Consecuentemente, todos los actos cometidos por estas agrupaciones subconscientemente es atribuido a esta estructura delictiva y, de esa forma, se alimenta su reputación, activo principal en el que basa su actuar.

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