Por Mauricio Silva.27 de Julio. Tomado de El Faro.
Los resultados macroeconómicos y de las finanzas públicas de los años anteriores de los países centroamericanos revelan que la crisis financiera internacional afecto a todos los países de manera similar aunque con variaciones importantes. Los principales indicadores económicos de las cinco naciones sufrieron reveses negativos así como sus finanzas públicas. El Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI, www.icefi.org) acaba de publicar en su primer número los resultados de una investigación de coyuntura que estudia estos factores , publicación en la cual se basa este articulo.
En el 2009, en todos los países, excepto Guatemala, el PIB cayó; en todos los ingresos públicos totales se redujeron y el déficit publico aumentó. Las estadísticas de comercio exterior, inversión extranjera y remesas familiares reflejan la desaceleración económica vivida en el 2009, la cual en varios países, incluyendo El Salvador, comenzó en el 2008. En todos los países esos tres indicadores son negativos para el año pasado, excepto por las remesas familiares de Costa Rica que mostraron un aumento con respecto al 2008.
El estudio explica esa contracción productiva en buena medida por los influyentes vínculos económicos con los Estados Unidos. Las exportaciones, la inversión extranjera, el turismo, y las remesas familiares de la región dependen fuertemente del principal socio que es los Estados Unidos. Del total de las exportaciones de nuestros países, un 50 al 70 % van hacia EEUU; el 80% de los que envían remesas a Guatemala, El Salvador y Honduras viven en E.U.A.
El otro factor que influyo en esta crisis centroamericana son las débiles finanzas públicas. En todos los países las políticas fiscales no fueron lo suficientemente adecuadas para producir efectos contra cíclicos y no pudieron apoyar los planes económicos anti crisis elaborados. En todos los países los buenos deseos expresados en los planes de estado, plan quinquenal en el caso de El Salvador, se toparon con una realidad diametralmente opuesta, ningún país pudo responder a la crisis con una política fiscal anti cíclica que aumentara el gasto e incrementara la inversión pública. El Salvador, Honduras y Nicaragua aprobaron reformas fiscales de diferentes magnitudes que no tuvieron todo el efecto necesario pero ayudaron a menguar el impacto negativo de la crisis.
La estructura de los impuestos en todos los países está basada principalmente en impuestos al consumo (IVA), que se contrajo con respecto al año anterior en un 6% en promedio. En países como Guatemala, El Salvador y Costa Rica, esta disminución de los recursos provoco un desfinanciamiento del presupuesto público que oscilo entre el 7 y el 13 por ciento.
En lo social los pobres son los que sufrirán más los embates de la contracción económica, y hay un grupo de población vulnerable a caer en la pobreza en tiempos de crisis. El 59 % de la población del Istmo viven en indigencia y pobreza, y hay un 15% que entra o sale según los momentos económicos. Lo que deja solo un 26% de la población que disfruta de algún nivel de bienestar.
El estudio de ICEFI señala que las expectativas de crecimiento económico de la región hacen pensar que ya ha pasado lo peor. Los índices mensuales de actividad económica han comenzado a mostrar signos positivos, con excepción de El Salvador. Las proyecciones de crecimiento económico para todos los países y por todas las principales fuentes (Cepal, oficial y FMI) son positivas. Las remesas familiares comienzan a subir y el comercio exterior comienza a dar señales de recuperación.
Todavía existen indicadores preocupantes en todos los países. La inflación ha comenzado a elevarse como producto en parte de la mayor actividad económica, y como esta sigue deprimida en El Salvador, es allí donde las proyecciones de inflación son menores. El sector privado continúa deprimido, especialmente en El Salvador y Nicaragua. El sector financiero continúa imponiendo limitaciones al crecimiento de su cartera crediticia. Los sistemas bancarios resistieron bien la crisis pero con una preferencia por activos líquidos y un aumento significativo para provisiones por prestamos deteriorados. Todo esto hace que la mayoría de los bancos de la región cuenten con excedentes de liquidez, lo que no ayuda a la reactivación económica. Se espera un aumento muy reducido en las remesas pues las expectativas de empleo en los EEUU continúan siendo poco optimistas y peor para los latinos.
La crisis financiera mundial afectó a toda Centroamérica negativamente. Ello no debe ser consuelo. Por el contrario debemos aprender de ello. El trabajo del ICEFI nos da signos de esperanza de una rápida recuperación de los países en desarrollo y nos presenta algunas lecciones importantes. Primero, en tiempos de crisis es necesario redoblar los esfuerzos en el área social, los pobres son muy vulnerables y los que más sufren la crisis. Segundo, es clave seguir adelante con planes y acciones fiscales que permitan implementar los planes nacionales y producir efectos económicos anti cíclicos. Tercero, la empresa privada, incluyendo la banca, puede y debe jugar un papel clave en esa recuperación. Y cuarto, aunque con efectos de largo plazo, es necesario empezar a diversificar nuestra economía para disminuir la dependencia económica de los E.U.A.
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