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2010/07/31

Contra Punto-El forcejeo de la verdad - Noticias de El Salvador - ContraPunto

 Armando Salazar.31 de Julio. Tomado de Contra Punto.

SAN SALVADOR-El trabajo de los periodistas es preguntar, cuestionar, es interrelacionar los hechos, analizar. El trabajo de un periodista no es aceptar por válida una versión unilateral, mucho menos procedente del poder. Porque el poder siempre dice lo que le interesa decir. No es ético ni profesional, aunque sí opcional, aceptar la versión del poder y de lo oficial, que siempre quieren difundir una verdad sin mayor discusión.
Aún con los avances académicos, tecnológicos y de sudoración, aún podemos ver periodistas, reporteros, redactores o editores antojadizamente desmemoriados de su propio país. Muchos, deliberadamente desprovistos de ética e identidad social.
Por asuntos laborales o de convicción, muchos periodistas, prensa y medios han sido hilvanados con el hilo del poder. Y lo siguen haciendo, hoy, con mucha más desplantes de modernidad, tecnología, pero también con cuestionada eficacia en sus propósitos de filtrarse en la conciencia ciudadana.
Muchos se han prestado (volvemos), por asuntos laborales o por convicción, a campañas mediáticas sucias en y de las grandes empresas mediáticas y prueba de ello son los tratamientos “periodísticos” en las épocas electorales. Sin embargo, deberían de hacer alguna flaca reflexión que, a pesar de ello, ocurrieron hechos como los resultados electorales del 2009.
Hoy, se prestan y se enlistan a otras campañas. Ya vemos eso en el llamado “acoso político” a un inconfeso ex presidente de la república y las ronchas empresariales y areneras. Mientras los casos de Posada Carriles y sus reclutas locales, el asesinato de Monseñor Romero, de los jesuitas o la corrupción arenera cometida en Obras Públicas y Salud, por ejemplo, pasan bajo de agua en las “noticias”, comentarios y editoriales de las grandes empresas mediáticas.
Las grandes empresas mediáticas siempre han estado vinculadas con amurallados y oscuros pasadizos del poder que la verdad pública aún no logra iluminar. Y cuando hay que indicarlo, acercar la luz a estas zonas, seguirá siendo una utopía o se requerirá de una demolición estructural.
El poder de las clases dominantes en este país siempre ha manipulado la verdad, los hechos acontecidos, sus causas y sus efectos. Sea en la economía, los hechos sociales, la guerra o la política. Han trabajado por la tergiversación de los hechos y la inmovilización de la conciencia de la sociedad. Incluso, utilizando la Biblia.
Según la experiencia, los llamados a la conciencia al capital para liberar la verdad, nunca han dado resultados positivos en este país. Sigue en nuestra lista de espera.
Hace días se discute un artículo del Código Penal, el 191, relacionado con la “libertad” de información, prensa y de expresión.
Las grandes empresas mediáticas han establecido una campaña por mantener el artículo referido tal como está. Es propicio mencionar que dicho artículo, como muchas cosas, fue elaborado a imagen y semejanza de sus intereses. Es decir: garantizar la impunidad en la persuasión… claro (o digicel o…), monopolizada por ellos para legitimar sus intereses ante la sociedad.
No es igual libertad de expresión de la sociedad salvadoreña o libertad de conciencia y producción del periodista, a la “libertad” o a la arbitrariedad que los “medios de comunicación”, umbilicalmente vinculados al poder, han tenido hasta este día.
El o la Internet, los blogs, periódicos digitales, redes y radios comunitarias y otros espacios, utilizando la tecnología pública y accesible, batallan hoy (y ya hay muertos) por hacer rupturas del somnífero casco del entretenimiento persuasivo difundido por el capital.
Sin embargo, las grandes empresas mediáticas profesan diariamente para hacer creer que los intereses del gran capital y sus tradicionales representantes políticos de derecha, son los mismos que los de la sociedad entera, alzando sobre ello, forzadas identidades nacionales o intereses patrióticos.
Los grandes medios han estado al servicio del partido Arena y viceversa. Tan grave es esta vinculación que ante la crisis sufrida después de las elecciones del 2009, precisamente un representante del grupo Eserski (TCS, Tele Corporación Salvadoreña Canales 2, 4 y 6) ha asumido la jefatura de la Anep y ha suplantado la vocería política de su propio partido: se han visto en la imperiosa necesidad de concentrar más las riendas del poder político emanado del capital.
Los propietarios de las grandes empresas mediáticas salvadoreñas quieren mantener su impunidad en decir lo que ellos quieran y mantenerse sin ninguna responsabilidad penal por difamar, calumniar, masificar medias verdades y mentiras. La prensa en este país es un negocio millonario para muy pocos. La concentración de los medios de comunicación en pocas manos y su vinculación con el partido Arena, y derivados, es absolutamente evidente.
Los periodistas de estos medios (y otros de relevancia y audiencia) tienen que autocensurarse para sobrevivir en y de sus trabajos. La línea editorial les impide hacer investigaciones serias sobre aspectos muy sensibles y secretos sobre las cúpulas del poder económico, político, incluso de algunos órganos del Estado, que tienen alta relevancia para la historia, la vida y el rumbo del país.
Quisiéramos ver a una APES, a universidades y a centros de investigación realmente trabajar por la fiscalización, no solo de los órganos del poder electo, sino también de los generadores de opinión pública, principalmente de las grandes empresas mediáticas.
Quisiéramos que la verdad realmente nos ayude a ser libres de estos monopolios empresariales que la mediatizan. Pulgada por pulgada, segundo por segundo.
La verdad, la veracidad, sigue siendo una desproporcionada lucha de contrarios, donde prevalece una síntesis que, hoy por hoy, forcejea entre la impunidad y la democracia real para la mayoría de salvadoreños y salvadoreñas.
Abrazos colegas. Trabajemos por comunicarnos con verdad.

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