La gente está sufriendo un proceso que erosiona el fruto de años de trabajo y progreso, al mismo tiempo que aumentan la zozobra, la impunidad, el crimen y la pobreza
26 de Julio. Tomado de El Diario de Hoy.
La comida, el empleo, la seguridad de la gente de un país dependen en gran medida de los aciertos o los errores de sus gobernantes. Que los talleres en Santa Ana tengan trabajo, encuentren empleo los jóvenes que se gradúan de las escuelas técnicas, vendan los comercios en Usulután y reciban pacientes los dentistas de Soyapango, puede determinarse en parte por lo que decida un meritócrata al frente de un ministerio.
A esto hay que agregar lo que define nuestra época, la Edad de la Información: que la realidad se conoce por hechos cuantificables, con números y razonamientos ajustados a la lógica. Uno puede creer que la economía está muy bien y abunda el empleo, pero para que sea más que una opinión hay que presentar datos comprobables por observadores independientes. De lo contrario, se cae en el autoengaño.
Los números y los hechos presentan un cuadro diferente de lo que dice el gobierno, de que todo marcha muy bien. La gente está sufriendo un proceso que erosiona el fruto de años de trabajo y progreso, al mismo tiempo que aumentan la zozobra, la impunidad, el crimen y la pobreza. La realidad se encuentra al abrir los ojos, yendo a barrios y comunidades del interior, a zonas residenciales en nuestras ciudades, hablando con los vendedores en los mercados.
Los que "actúan, piensan y mueven" se afligen por la poca capacidad de ejecución de las dependencias del gobierno, lo que quedó demostrado tan dolorosamente durante el desastre del Ida o el tan publicitado reparto de útiles, uniformes y zapatos a los escolares. Varios meses después de esa terrible tormenta, apenas la tercera parte de la ayuda ofrecida ha podido repartirse, al punto que hay un puente bailey esperando que lo instalen. Y la dotación escolar, que en teoría iba a generar decenas de miles de empleos, se ha colocado en los hombros de la Maestranza de la Fuerza Armada, precisamente porque la institución, con la antigüedad de un siglo, cuenta con la disciplina, el conocimiento y la experiencia para evitar que el programa colapse.
Todavía se puede enderezar el rumbo
Es de esperar que antes de ofrecer beneficios o proponer legislaciones se analicen con personas con los conocimientos y la sensatez requeridos, se evalúen los recursos a mano para desarrollarlos y se descubran los costos escondidos, las consecuencias a mediano plazo. Una de esas propuestas/ocurrencia vacías de reflexión es lo de conservar el número de teléfono de por vida, un beneficio sin gran importancia pero que representa costos de millones.
Esos palos de ciego, "dispararse con cualquier ocurrencia" es parte de la inestabilidad que afecta al país: detectar una desorientación de fondo, falta de rumbo lógico, constantes errores, el que no se avance positivamente, que mientras otros países han conseguido detener el deterioro económico, aquí las aguas siguen bajando, como lo demuestran cifras imparciales y comprobables. No se descubre que se comprenda lo que es desarrollo y orden social ni la necesidad de contar con una administración competente de los recursos públicos.
Los gobiernos de un país democrático cuentan con un marco de principios, obligaciones éticas y valores cívicos que obligan pero también liberan: hay que actuar ceñidos a la ley y a la sensatez, lo que les exime de responsabilidades y presiones. Todavía se puede corregir el rumbo.
elsalvador.com :.: Malas políticas de gobierno afectan la vida de la gente
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios que incluyan ofensas o amenazas no se publicaran.