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2010/05/10

LPG-La tragedia griega moderna

 La crisis griega deja una gran lección a El Salvador: cuidado con el populismo, la indisciplina fiscal y la loca carrera del endeudamiento, sin tener una eficaz contraloría del gasto público ni una ley de transparencia...

Escrito por Claudio M. de Rosa.10 de Mayo. Tomado de La Prensa Gráfica. 

 

La mayor parte de los países de la antes conocida como Europa Occidental se han caracterizado por tener Estados altamente paternalistas y sistemas de seguridad social francamente envidiables. Pero esto también ha sido causa de crecimiento y progreso más lento en el Viejo Continente, que en EUA y otros países de Asia en los últimos 30 años. Además, cuando se tiene gobiernos como el de Grecia, con alta indisciplina e irresponsabilidad fiscal, que incluso maquilló los resultados del sector público, para mantener un nivel de vida más allá de su capacidad, el final seguro es lo que vive hoy: una aguda crisis económica que amenaza con la quiebra al país y con contagiar al resto del mundo.

Los políticos respondieron al deseo de los griegos de tener buenas condiciones de vida y así, por ejemplo, la edad de jubilación es 65 años para los hombres y 60 para las mujeres, similar a Alemania (67 años), pero los helénicos reducen este tiempo en diversos trabajos considerados físicamente extenuantes o peligrosos. Por ejemplo: mineros y trabajadores portuarios, peluqueras –porque están paradas por trabajar con sustancias químicas probablemente nocivas– y siguen así músicos, panaderos y presentadores de radio entre otros. Esto y otros gastos desproporcionados han causado la crisis fiscal griega que ha sometido a la Unión Europea a una difícil prueba para no contagiar a toda la región, que según Moody's, dependerá de “la visión que tenga el mercado sobre el éxito del paquete de ayuda para Grecia recientemente acordado por el Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea”.

La crisis fiscal de Grecia y los altos déficit fiscales de España y Portugal están pasando una alta factura financiera a estos países –además de la social y política–, que también ha causado una reducción de sus calificaciones. Grecia ha tenido que pagar el bono que emite a 10 años hasta 1,000 puntos base –10 puntos porcentuales más– el que se ha reducido ante el posible rescate a 620 puntos la semana pasada. España debe pagar por sus bonos a 10 años 132 puntos base, cuando hace un mes era de 70 puntos base. Portugal pagó la semana pasada intereses cuatro veces más altos que el pasado marzo. Y aquí las autoridades del gobierno salvadoreño, ante la baja de la calificación de país por las calificadoras de riesgo, dijeron que eso no afectaba a los bonos de El Salvador.

Cuando un país cae en riesgo de quiebra por el exceso de endeudamiento, para cubrir un gasto irresponsable que va más allá de sus posibilidades, las autoridades de gobierno terminan pagando un alto costo político y el pueblo un elevado costo social, con un deterioro del nivel y calidad de vida. Así debió aprobar el Parlamento griego una ley de austeridad para salvar a Grecia: lograr un préstamo de rescate de $140 mil millones, para evitar declararse incapaz de pagar. Tan crítica es la situación que el primer ministro, George Papandreou, expulsó de su Partido Socialista a tres diputados por no apoyar el plan de austeridad, aduciendo: “Hoy las cosas son sencillas. O votamos e implementamos el acuerdo, o condenamos a Grecia a la quiebra”.

Según el ministro de Finanzas, Georgios Papaconstantinou, el plan para evitar la quiebra de la economía tiene un “costo político muy alto, pero no tenemos dudas, aceptamos esto con total conciencia. Así, el Parlamento votó por recortar el presupuesto por unos $40 mil millones y reducir el déficit de 12.7% del PIB actual al 2.8% en 2012, incluyendo una baja de 10% del presupuesto ministerial, congelación de las contrataciones de funcionarios públicos, la abolición de distintos impuestos directos y un incremento de la fiscalidad indirecta. Además, se anunció el aumento de los impuestos a los combustibles, de la edad de jubilación y una disminución de 10% del salario para la mayoría de los empleados públicos y de 40% de los académicos.

Esto sucede en el país más pobre de Europa, con 25% de desempleo juvenil, una economía estancada y sus tradicionales industrias de turismo, naviera y de construcción en dificultades, lo que hará más dura la recuperación del empleo y de los ingresos fiscales que siguen cayendo. Y pasarán así muchos años más. Este es el precio del fracaso socialista y de las políticas populistas. La crisis griega deja una gran lección a El Salvador: cuidado con el populismo, la indisciplina fiscal y la loca carrera del endeudamiento, sin tener una eficaz contraloría del gasto público ni una ley de transparencia y de amplio acceso a la información.

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