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2010/05/04

LPG-El primero de mayo marcó más las distancias

El “mensaje popular” del pasado primero de mayo estuvo bien calculado, y más que una advertencia para el Gobierno fue un ejercicio de capitalización política del descontento de grupos conocidos.

Escrito por Editorial.04 de Mayo. Tomado de La Prensa Gráfica.

 

Este año, las marchas y concentraciones del Día del Trabajo se convirtieron, de manera patente y esperada, en ocasión para remarcar las distancias entre la Administración Funes y las fuerzas que abanderaron el movimiento que resultó triunfante en las presidenciales del 15 de marzo del pasado año. El pulso de fondo es, desde luego, entre el FMLN y el Presidente de la República; pero esta situación parte de causas más objetivas, como son el concepto de “cambio” y el opinable juego de posibilidades de establecer en el país un “socialismo” que cada vez se vuelve más irreal.

Al Gobierno le toca el manejo del día a día, con las limitaciones agregadas por los efectos de la crisis, y eso hace que tenga que enfrentarse a hechos reales; en contraste, el FMLN, como partido de gobierno, pero realmente no en el gobierno, aunque algunos de sus cuadros importantes ocupen posiciones de relieve en la Administración, está hoy en el mejor de los mundos, pues puede refugiarse en sus viejos conceptos sin tener que responder institucionalmente por políticas concretas.

El “mensaje popular” del pasado primero de mayo estuvo bien calculado, y más que una advertencia para el Gobierno fue un ejercicio de capitalización política del descontento de grupos conocidos. Todo esto no es para cambiar el rumbo gubernamental, que previsiblemente no variará, sino para ir ordenando fuerzas de cara a las elecciones legislativas y locales de 2012, y, más decisivo aún, a las presidenciales de 2014. Recuérdese que los tiempos políticos son siempre muy cortos, y en la democracia lo son más todavía, como lo venimos viendo en el ambiente.

El sistema político a prueba

Todo este panorama de confusiones, aparte de complicar el desenvolvimiento de la política puntual, como se ve prácticamente a diario en la Asamblea Legislativa, genera para el sistema político en su conjunto una serie de desafíos de sostenibilidad y de consistencia, que, de no ser tratados con la habilidad y la responsabilidad que las circunstancias demandan, podrían conducir a una ingobernabilidad que no por parecer difusa deja de ser peligrosa para la salud del proceso democrático nacional.

De aquí a 2012, y dadas las actitudes y estilos imperantes, tanto en el Gobierno como en las organizaciones partidarias en juego, no es esperable una corrección que propicie condiciones efectivas para los entendimientos sustantivos que estamos necesitando. El Gobierno parece apostarle a seguir su línea durante el período que le corresponde; y las entidades políticas partidarias están ya enfocadas a 2012, para ver cómo queda la correlación de fuerzas de resultas de los comicios de principios de ese año. Cada quien pues, mira su respectivo calendario, como prioridad de interés.

Entretanto, los problemas apremian y agobian, sobre todo a la ciudadanía que siempre queda en el medio. Y es la ciudadanía la que deberá tomar las decisiones políticas básicas. No son descartables, pues, las sorpresas en las elecciones que tendrán lugar dentro de ya menos de dos años. En otras palabras: ni el Gobierno ni los partidos pueden dormir tranquilos, porque la realidad no lo permite en ningún sentido.

El primero de mayo marcó más las distancias

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